En el exterior, los bancos de inversión no respondieron positivamente a la cancelación de la deuda con el Club de París. Ante esto, se reafirmará la capacidad de pago del país. Por: Marcelo Bonelli

Cristina Kirchner enfrenta un nuevo desafió mayúsculo: en la Casa Rosada admiten que existe un ataque especulativo internacional contra la economía argentina. La Presidenta se convenció de esto esta semana, después de conocer la respuesta de Wall Street a la inesperada decisión de pagar al contado la deuda al Club de París.

La reacción interna de banqueros, economistas y empresarios fue buena. Luis Pagani y Paolo Rocca -de la Asociación Empresaria- avalaron la decisión y pidieron que sea el inicio de una nueva etapa para alentar inversiones.

Pero en el exterior la respuesta fue negativa: hubo ventas y nadie quiso comprar bonos argentinos esta semana. Ayer la caída fue fuerte.

Por eso el Gobierno trabaja en un conjunto de señales, para enfrentar a los ataques especulativos del mercado.

Se trata de acciones concretas y con la presencia política de la Presidenta en Manhattan. Se prevé lo siguiente:

Se va a anunciar el cierre del programa financiero para el año próximo. Carlos Fernández, Martín Redrado y Sergio Massa trabajan para tenerlo listo en dos semanas y cubrir así la totalidad de los abultados vencimientos para el 2009. Habrá aportes importantes de AFJP y bancos locales.

La Presidenta enfrentará a los inversores y expertos de Wall Street en el Council of the Americas. Reafirmará la decisión y la capacidad de pago de la Argentina y avanzaría en alguna definición positiva sobre el lacerante tema del INDEC. El temario lo trabaja Susan Segal, la influyente jefa del Consejo de las Américas, quien brindó consejos decisivos para que se resolviera pagarle al Club de París.

Se mostrarán informalmente medidas que, en conjunto, implican realmente un ajuste económico. Hay decisiones en ejecución que, sin conformar un plan, enfrían la economía y atenúan el alza de los precios: aumento de la tasa de interés, baja del dólar, recorte de la obra pública, alza de tarifas y estabilidad de le pauta salarial.

Jorge Taiana le gestiona a Cristina entrevistas con José Rodríguez Zapatero, Angela Merkel y George Bush. Se pretende enviar este mensaje político: la Presidenta retomó la iniciativa y recompuso su poder después de la derrota con el campo.

Igual en el movimiento empresario se preguntan si alcanzará esta movida para enfrentar el clima adverso en los mercados financieros internacionales.

Hubo -por lo menos- cinco informes contrarios a la Argentina, y los bancos de inversión JP Morgan, Santander, Lehman y Deutsche Bank salieron a cuestionar una medida que tiene una señal política inequívoca : al cancelar con el Club de París, Argentina explicitó que va a cumplir sus obligaciones y que realmente tiene recursos para no entrar en default.

También tiene implícito otra definición: que en una extrema necesidad, Argentina podría utilizar reservas para pagar los vencimientos de los bonos.

Pero no todos quieren darle esa interpretación a la medida, y tampoco respiro a la Casa Rosada. Así lo dice un informe secreto del JP Morgan elaborado por Vladimir Werning : "Igual persiste la preocupación del mercado sobre la capacidad de pago." Y agrega: "Para tener acceso al mercado, Argentina debe adoptar un ajuste explícito, tanto fiscal como monetario." También insisten sobre la manipulación del INDEC y sostienen que Argentina le paga al Club de París para no hacer los ajustes que realmente requiere la economía. El Fondo Monetario tendría decidido una medida que golpearía aún más la credibilidad de las estadísticas locales: en el próximo informe del FMI sobre la economía internacional, se excluirían los datos estadísticos de la Argentina.

En otras palabras: el Fondo Monetario evitaría pronunciarse en contra del INDEC, pero no tomaría en cuenta sus datos.

Domingo Cavallo apuntaló las tesis apocalípticas de Wall Street y del Fondo Monetario. En privado y frente a empresarios importantes, preanuncia cataclismos económicos y políticos. Una fórmula similar utilizó -cuando era una figura en ascenso y no el actual y desgastado ex ministro- para condenar en el exterior al gobierno de Raul Alfonsín. Bebió de esa pócima cuando llevó, en 2001, al país a la peor crisis de su historia.

Pero los inversores privados no buscan revancha política, como Cavallo. En Wall Street están molestos por una cuestión concreta: no quieren que Argentina le pague a los países del Club de París y ellos queden afuera de ese reparto de fondos.

Por eso la reacción en el Grupo de los 7 y los organismos financieros internacionales fue positiva y se diferenció de los bonistas. Estados Unidos se adjudica una influencia decisiva sobre la Presidenta para que Argentina resolviera pagar al contado el Club de París.

En la misión de Thomas Shannon y Susan Segal hubo una advertencia constante: ya era inadmisible que Argentina no haga un acuerdo con el G7.

Ambas misiones se fueron el jueves y durante el fin de semana, la Presidenta y Néstor Kirchner tomaron la decisión . Sólo conoció la iniciativa Carlos Zannini, quien elaboró el decreto de pago.

Ahora viene un proceso difícil. Instrumentar la cancelación de la deuda requiere de un profesionalismo que hasta ahora no tuvieron muchos funcionarios del Palacio de Hacienda. Durante las gestiones de Roberto Lavagna, Felisa Miceli y Martín Lousteau hubo errores serios a la hora de negociar con el Club de París.

Ahora el tema lo trata una comisión tripartita integrada por Martín Redrado, Carlos Fernández y Hernán Lorenzino.

Ya estuvieron reunidos el último martes. Tienen una misión cíclope: no sólo viabilizar el pago, sino hacer creíble a la Argentina.