(Por César Eduardo Álvarez R.)
Nuestro planeta, la Tierra, posee un radio de unos 6.400 kilómetros y 40.000 de circunferencia. ¿Parece enorme, verdad?, sin embargo, cuando nos ubicamos en el marco del infinito Universo, logramos comprender que a pesar de estas dimensiones, resultamos ser no solo incomparablemente pequeños, sino inclusive el propio sistema solar, que contiene, sus ocho planetas y una estrella central, como es el Sol, con sus satélites, asteroides, cometas, polvo y gas, apenas son solo parte elemental de la vía lactea, y esta a su vez es una entre millones de galaxias que conforman el espacio infinito.

Partiendo de esta premisa, resulta infantil por consiguiente, imaginar que somos los únicos seres vivientes que puedan existir, en un universo tan grande, pero así somos los hombres, cuando no queremos ver la realidad, usamos la táctica del avestruz.

Aun se desconoce cómo se formo el sistema solar y los elementos que le acompañan, pues prácticamente todos giran alrededor del astro rey, y en la misma dirección. Con relación al origen universal, una de las evidencias físicas más solidas que apoyan la investigación en esta área, fue el descubrimiento de la radiación cósmica de fondo, hecha por Arno Penzias y Robert Wilson en 1964, la teoría de estos científicos predice que el comienzo de la explosión, materia y energía, debieron tener una densidad extremadamente alta, y por consiguiente estar muy caliente con la fuerza de la expansión. Posteriormente su temperatura bajo permitiendo la formación de átomos y la fuga de radiación, como la luz en todas direcciones. Las primeras predicciones de la radiación cósmica de fondo, fueron hechas en los años cuarenta por George Gamow, quien estimo inicialmente una temperatura de 50k, para después revisarla a 5k, sin embargo esta importante predicción fue olvidada durante veinte años, hasta el descubrimiento de Penzias y Wilson.

El fenómeno de la radiación cósmica, fue ampliamente confirmado en 1992 por la sonda espacial de la NASA “Cobe”, la cual logro refinar la temperatura residual de la radiación a 2.725k y comprobó su naturaleza altamente isótropa, y la “WMAP” en el año 2003, la cual determino la edad del universo en 13.7 millardo de años.

Una inquietante interrogante y motivo de intensa reflexión para numerosos investigadores, ha sido desde tiempos inmemoriales, explicar el comienzo de la vida terrestre y su evolución, desde los seres unicelulares, pasando por los dinosaurios, y esos restos fósiles de los australopitecos, muestras encontradas en África (Sud África, Tanzania, Kenia y Etiopia), las cuales sitúan al hombre hace aproximadamente 4 millones de años. Esto resulta particularmente importante, si tomamos en cuenta que la vida humana en la Tierra, apenas representa un segundo en la inmensidad del tiempo geológico.

Para un hombre viajar a los planetas vecinos, representa no solo un reto, es que a las velocidades que hemos logrado alcanzar a nivel supersónico, no llegamos ni a la esquina, el tiempo de vida humana no nos permite lanzarnos al vacio, a un espacio que no sabemos de límites, para un astronauta viajar por ejemplo 40 o 50 años, ya lo hace inútil, no solo llegara anciano, sino que además biológicamente no regresara, los extraterrestres ya dominan esta tecnología, de allí su presencia en nuestra atmosfera, pero quedan demasiado interrogantes, de que magnitud es la radiación cósmica y como afecta al ser humano fuera de su hábitat, también los materiales de que disponemos para la construcción aeroespacial, en este sentido, que tipo de naves usan los visitantes galacticos, su combustible, de donde proceden, a que velocidades se desplazan, como es su anatomía y estructura física, y quedaron muchas más, que lamentablemente solo la imaginación puede responder, pues los organismos que lo saben, lo mantienen en absoluto secreto, son numerosas las evidencias encontradas, la más famosa fue en la base militar norteamericana Roswell. Pero el gobierno de ese país, logro tejer una novela de suspenso y misterio, alrededor de este episodio, con el único fin de ocultar la verdad.