Maximiliano Montenegro
“¿Tenés pileta y no la usás de noche? ¡¡Climatizala!!”

Publicidad que GAS Natural BAN, la empresa que distribuye el gas en 30 partidos del Norte y Oeste del Gran Buenos Aires, envió a sus clientes junto con la factura del último bimestre.
La Argentina es un país contradictorio. Cristina lanzó esta semana el segundo plan de ahorro energético en menos de tres meses. En esta ocasión con el objetivo de pasar el invierno, después de que Bolivia admitiera que no podrá enviar más gas y el titular de Petrobras dijera que Brasil no cedería ni una molécula del fluido boliviano a la Argentina. Como el gas no alcanza para todos (familias, industrias, usinas eléctricas y estaciones de GNC), el Gobierno gastó el año pasado 1.000 millones de pesos en subsidios a las empresas y usinas termoeléctricas que reemplazaron el gas por combustibles líquidos (fuel oil y gasoil), entre cuatro y seis veces más caros. Este año se estima que esa subvención se duplicará. Y aun así, como ocurrió el invierno pasado, lo más probable es que junto con el frío vuelvan las restricciones a industrias y estaciones de GNC.

Mientras tanto GAS BAN alienta a sus clientes de la zona Norte del Gran Buenos Aires a que se den un chapuzón nocturno en marzo, con agua calentita, por supuesto.

La oferta de la mayor distribuidora de gas del conurbano es tentadora. “La temporada de pileta empieza cuando vos querés ¡¡Y se extiende hasta la noche!!”, dice el folleto de Natural Servicios, la marca que utiliza la privatizada para diversificar sus negocios. “Instalando un climatizador de piletas a gas natural, mantenés la temperatura del agua entre 28 y 30 grados, extendiendo la temporada de septiembre a marzo las 24 horas del día”, explica.

Al negarse a enviar más gas a la Argentina, ¿Evo Morales no atenta contra un derecho humano fundamental? ¿El plan de climatización masiva de piletas que promueve GAS BAN no merece ser anunciado en un acto en la Casa Rosada?

El precio del gas natural es el mismo desde la devaluación para las casas de familia, aun para aquellos que viven en barrios privados y countries de la zona Norte. A los actuales valores del gas de red, los calefactores de piscina hacen furor en Nordelta y otros barrios acomodados en los que ningún padre resiste ver a un chico tiritando de frío mientras retoza en el natatorio. GAS BAN no quiere perderse ese mercado en expansión.

Ducha fría. A pocos kilómetros, en barrios pobres y asentamientos, en Pacheco, en Rincón de Milberg, en San Fernando, no hay caños que transporten el gas barato. Usan garrafas, cuyo precio se incrementó desde la devaluación un 170% en promedio: de 9 pesos el envase de 10 kg pasó a 25 pesos; pero en el invierno se dispara arriba de los 35 pesos. Repsol YPF tiene una posición dominante en el mercado del GLP (Gas Licuado de Petróleo) y las garrafas se exportan a precio dólar como una commodity más. El Gobierno interviene tímidamente con la llamada garrafa social que se ofrece a un promedio de 19 pesos, pero es más difícil de hallar que el asado barato de Moreno.

En los barrios carenciados la garrafas sólo se utiliza para cocinar. Y para calentar el agua de la ducha en contadas ocasiones.

1.000 watts. Cristina recomienda erguirse sobre un banquito, desenroscar la lamparita y cambiarla por bombitas de bajo consumo. La venta de reflectores de 1.000 watts para engalanar los jardines es otro de los mercados pujantes en los countries del conurbano. “Con estas tarifas, algunos iluminan los parques como canchas de fútbol”, comentan en una de las distribuidoras eléctricas. Según datos oficiales, apenas el 9 % de los usuarios eléctricos del área metropolitana (Capital y GBA) consumen casi el 30% de la energía. El “equipamiento típico de electrodomésticos” de esos clientes residenciales es el siguiente: dos aire frío-calor, dos TV 29’ pulgadas, dos computadoras, dos reproductores de video/DVD, heladera con freezer, freezer, 30 lamparitas de 40w, etc, etc, y cada vez más los reflectores de 1.000 watts.

En el otro extremo de la pirámide el 41% de los usuarios del área metropolitana sólo consume el 16% de la energía. El Gobierno podría autorizar aumentos tarifarios para una minoría pudiente, protegiendo de cualquier suba a la mayoría de la sociedad. Lo mismo vale para el gas. Si desconfía –y hace bien– de que las privatizadas embolsen el dinero sin reinvertirlo, entonces podría obligarlas a destinarlo a inversiones en expansión de la red de gas y generación eléctrica.

Sin embargo, prefiere continuar con el subsidio tarifario a la clase media alta, que potencia la demanda energética con consumos suntuarios. Cammesa (la administradora del sistema eléctrico) distribuyó el año pasado 5.128 millones de pesos en subsidios a las empresas del sector, para compensarlas por el congelamiento tarifario.

Nunca taxi. “Me compré una Captiva, 4x4, es un fierro. Turbodiésel, no gasta nada”, me contó el otro día un amigo de la época de la Facultad. Me fijé en un suplemento de autos y confirmé que a mi ex compañero la city lo recompensa: la Chevrolet Captiva lanzada al mercado argentino hace pocos meses cuesta 135.300 pesos. Efectivamente carga el mismo diésel (gasoil refinado) que Moreno vela porque no supere los dos pesos, mientras administra la escasez. El lanzamiento de la semana en el mercado automotor es el Citroën C5, que en Europa cuesta 26.000 euros y que llegará al país en septiembre (no costará menos de u$s 50.000). También es diésel. No es nada personal. Pero ¿cuál es la razón para subsidiar a mi (único) amigo de la city?

En el Ministerio de Economía dicen que el Gobierno es consciente de estas “distorsiones”. Y que en las próximas semanas habrá novedades para corregirlas. Gradualmente, aclaran.