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Argentina
JORGE LANATA (CRÍTICA): OJALÁ QUE LLUEVA FUEL OIL
13/03/2008

Ojalá que llueva fuel oil

Crítica, Buenos Aires
El fuel oil que enviará Chávez es cuatro veces más caro que el gas y no es venezolano: llega por triangulación desde Bahamas, Reino Unido, Brasil y otros países. La SIGEN descubrió diferencias entre las cantidades declaradas y las que pasaron por la Aduana. El sinuoso camino de los fideicomisos.

Yo soy peronista –dijo Chávez con una inmensa sonrisa– y Argentina va a tener todo el petróleo y todo el gas que necesite para todo este siglo. Por su parte, Venezuela va a consolidar su soberanía alimentaria.

–Desde el punto de vista de los fierros –dijo el ministro De Vido– en lo que se refiere a generación (de energía) estaremos muy bien.

–Vamos a tener un invierno tranquilo –arriesgó el meteorólogo y ministro de Planificación.

La palabra mágica es “fuel oil”, un residuo en la destilación fraccionada del petróleo. Es de color negro y el combustible más pesado de los que se puede destilar a presión atmosférica. Venezuela pactó los primeros envíos a Argentina al precio más caro de mercado (220 dólares la tonelada, mientras Brasil, por ejemplo, lo comercializaba a 180) y con un agregado: el fuel oil de Chávez no es venezolano: PDVSA triangula su venta desde Bahamas, Rusia, Noruega, las Antillas Holandesas, Brasil y el Reino Unido. La referencia a 220 dólares por tonelada de fuel oil es, en verdad, teórica: con el aumento internacional del combustible, nadie sabe exactamente cuánto paga Argentina por este residuo sucio y caro; y un informe de la SIGEN (ver más adelante) señala que existen diferencias entre las cantidades facturadas por PDVSA y los certificados hechos por la Aduana argentina al momento de recibir la carga.

El acuerdo, además, está contenido en un fideicomiso por el que circulan cientos de millones de dólares. Este nuevo “modus operandi” bancario ya provocó algunos sobresaltos entre 2005 y 2006, cuando desaparecieron 91,3 millones de dólares que –una vez denunciado el hecho– volvieron a aparecer. Cuando escuchó a la Presidenta decir que el desafío del nuevo siglo pasa por la energía y los alimentos, el supermercadista Alfredo Coto se frotó las manos: el “acuerdo por seguridad alimentaria” contempla exportaciones por 300 millones de dólares y Chávez ya sentenció que “el pan elaborado con trigo argentino es riquísimo”. Pero no sólo de pan vive Coto: los convenios contemplan la exportación de carne bovina, leche en polvo, aceites vegetales, harina de trigo, pollos, huevos, vegetales frescos, pastas y conservas.

HAY QUE PASAR EL INVIERNO
–Mirá, el plan es simple: primero hay que mirar el Servicio Meteorológico. Después, si hace mucho frío, Moreno llama personalmente por teléfono a las distribuidoras para ordenarles: "Cortale a este, o a este otro". Y así hasta que llega la primavera.

Quien confiesa la sofisticada estrategia energética del gobierno K es un funcionario del área. Moreno no trabaja solo. Su asistente telefónico es Roberto Baratta, mano derecha de De Vido y encargado de seguir día a día los números de la crisis. Ni Baratta ni Moreno dan explicaciones: cortan y ya.

–¿Voy a tener que levantar la fábrica? –preguntó el año pasado, desesperado, uno de los propietarios de la empresa Methanex, uno de los mayores productores mundiales de metanol, que depende del gas que le envía Tierra del Fuego.

–Si le sirve yo le voy mandando mi caja de herramientas –le dijo el tierno secretario de Precios, Índice Falso y Cortes.

Cuando tienen que explicar la crisis a sus amigos o familiares, los funcionarios aseguran que no se aumentaron los precios del gas ni la energía, que la economía crece y que la gente consume a tasas chinas.

El Gobierno cifra sus esperanzas en un futuro lejano con la creación de dos gasoductos que podrán transportar 25 millones de BTU (Unidad de energía inglesa. Abreviatura de British Thermal Unit) por día cada uno. Pero uno de ellos recién estará listo en 2010. Hasta entonces se deberá rezar o bailar la danza de la lluvia.

–Cuando estén listos los gasoductos no sé con que los vamos a llenar –dijo en una reunión el secretario de Energía, Daniel Cameron, en pleno acto de sincericidio.

Las petroleras aseguran que el precio no les cubre el costo de extracción (los franceses de Total, en reunión con el Gobierno, pidieron un mínimo de 4 dólares). Bolivia vende el millón de BTU entre 5 y 6 dólares y una casa de familia lo paga 0,30 centavos. El abismo es tal que hasta Moreno, conmovido, le presentó a Cristina un plan para pagar 1,30 dólares, pero nadie quiere correr con el costo político de un aumento de tarifas.

–¿Por qué no te fijas en el fideicomiso del fuel oil? –le dijo, intrigante, un funcionario K a un miembro de este equipo–. Fijate porque me parece que está caro.

FIDEICOMISUS OPERANDI
Los fideicomisos nacen con el derecho romano y se vinculan con los hijos pródigos. Temerosos de que fueran a dilapidar la fortuna de la herencia, los padres escribían un contrato en el que definían de qué manera se administraría el dinero legado y sus intereses. Así, los hijos podían tirar manteca al techo pero sin gastar el capital que quedaba a resguardo por las cláusulas del contrato.

–El problema acá no es el fideicomiso –admitió a Crítica de la Argentina un funcionario K–. No es problema porque, de última, todo lo que está adentro no se puede tocar. Los fideicomisos son una buena herramienta pero tienen mala prensa por los negocios que se hacen alrededor de ellos, no dentro.

La petrolera venezolana PDVSA, a partir del acuerdo, le vende fuel oil a la empresa mixta argentina CAMMESA (Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico), que importa por cuenta y orden del Estado nacional. Por orden de De Vido, CAMMESA, que nunca opera como compradora o vendedora, lo hace en este caso “por excepción”. De Vido preside el directorio de CAMMESA (formada en un 80% por el mercado mayorista eléctrico y el 20% por el Estado), lo que también constituye otra excepción ya que, desde su fundación en 1992, siempre estuvo presidida por el secretario de Energía de turno y no por el ministro de Planificación.

Nadie puede, como se dijo, informar sobre el precio exacto al que Argentina compra la tonelada de fuel oil. El Gobierno sostiene que la diferencia con otros precios del mercado no es relevante, ya que PDVSA permite que se pague en cuotas con un 2% de interés anual. Fuentes de CAMMESA señalan lo contrario: “Acá se paga todo cash”, dijeron.

El 8 de mayo de 2004 llegó a Buenos Aires el primer barco transportando fuel oil bolivariano: el buque General Zamora traía 50.000 toneladas de combustible “venezolano” de Bahamas. Según los registros aduaneros, en el marco del acuerdo, arribaron a Argentina los siguientes buques:

* Ektoras (Bahamas)
* Argironisos (Rusia)
* Ektoras II (Brasil)
* Evinos (Estados Unidos)
* Polyanka (Noruega)
* Victory III (Bahamas)
* Minerva Julie (Reino Unido)
* Patroklos (Antillas Holandesas)
* Pedreiras (Brasil)
* United (Bahamas)
* Niko (Antillas Holandesas)
* Potí (Brasil)

Especialistas del sector explicaron a este diario que el fuel oil que se obtiene en Venezuela es de muy baja calidad, con un nivel de azufre superior al 1%, inservible para las centrales argentinas. No todo el fuel que llega al país lo hace en barco: el Gobierno también le compra fuel oil a YPF, Esso o Agrocom en Argentina a través de licitaciones previas, trámite que evita en el caso de Venezuela.

En noviembre del año pasado, la SIGEN (Sindicatura General de la Nación) elevó un informe titulado “CAMMESA Evaluación del proceso de adquisición del fuel oil”, de 25 carillas (ver facsímil). Luego de analizar 34 facturas, el 46% de lo facturado por PDVSA a CAMMESA concluyeron que:

–Se adquiere fuel oil sin la existencia de Manual de Procedimientos alguno.

–Hay diferencias en las cantidades importadas entre lo declarado por PDVSA y lo observado por el inspector en buques arribados el 5 de agosto, 25 de junio, 18 de junio, 19 de mayo, 2 de marzo, 15 de mayo, 29 de mayo, 20 de junio, 3 de junio, 27 de abril, 6 de abril y 30 de mayo, todos de 2006.
Las diferencias fueron tantas que CAMMESA decidió compensar con el último barco recibido en noviembre de 2006.

–Hay informalidad en las actuaciones y falta de documentación.

El fideicomiso del fuel oil fue tema de tres pedidos de informes que se cajonearon en los vericuetos del Congreso. Uno de ellos fue una presentación conjunta de Adrián Pérez (ARI) y Esteban Bullrich (Recrear) el 8 de julio del año pasado. Los otros dos fueron elevados en 2004 y corrieron la misma (mala) suerte.

UN NEGOCIO MUY ESPECIAL
En 2002 se consumían en Argentina 39.372 toneladas de fuel oil. El año pasado fueron 1.897.078 toneladas; pasó del 0,2 al 12% del consumo.

La mayor parte de la energía proviene del gas natural (un 79,4%), le sigue el fuel oil (12,6%), el gas oil con 4,2% y el carbón con 3,9 por ciento.

–La producción petrolera está en caída, las reservas de gas son cada vez menores y la demanda es cada vez mayor. La compra de fuel oil es una solución de urgencia que resulta cara –opinó el ex secretario de Energía Jorge Lapeña–.

El fuel oil cuesta cuatro veces mas que el gas y daña el ambiente: la Defensoría del Pueblo de la Ciudad investiga el tema a partir de una serie de reclamos de vecinos que denunciaron una “lluvia ácida” provocada por las centrales eléctricas de Costanera y Puerto.

El negocio del fuel oil es tan pero tan especial que ni siquiera figura en las estadísticas oficiales: según el INDEC MORENO las importaciones totales de Venezuela fueron de 34 millones de dólares en 2005; 32 en 2005; 25 millones en 2006 y 10 en los primeros nueve meses de 2007. Sin embargo, desde 2003 CAMMESA necesitó 12.000 millones de pesos en subsidios para subsanar el rojo que marca el fondo de compensación con Venezuela. El convenio firmado a mediados de la semana incluye que PDVSA entregue 10.000 millones de barriles, cifra que podría incrementarse en el futuro hasta los 23.000 millones.

Pero no hay de qué preocuparse: por ahora hace calor y Chávez, como se sabe, es un peronista de la primera hora.

Investigacion: J L /Luciana Geuna/ Jesica Bossi

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