Habrá que comprarle a Chávez más combustible que no es de Venezuela
Clarín, Buenos Aires
Por: Alcadio Oña
De qué combustible venezolano habla Hugo Chávez, cuando dice que nos va a mandar todo el que necesitemos? ¿De cuál, que no aparece en las estadísticas comerciales del INDEC?
Según el organismo oficial, en los primeros nueve meses de 2007, último dato desagregado disponible, las compras argentinas totales a Venezuela ascendieron a 19 millones de dólares, menos de 25 millones en 2006. Es bien obvio que 19 o 25 millones resultan exiguos, si de allí viene tanto combustible como el que se dice y, además, a precio internacional; o sea, a un costo considerable.
Primera explicación de especialista: el combustible que llega no es venezolano; el fuel oil y el gasoil provienen de Rusia, del Mar Negro, de Brasil y de diversos rincones del mundo. Segunda, y aquí sí entra en juego Chávez, que esas operaciones son manejadas por PdVSA, la petrolera estatal de su país.
La llave del negocio es que PdVSA tiene los contratos con el Gobierno argentino. Y como cualquier operador de mercado, compra donde le conviene y luego se lo vende a Enarsa, la estatal de aquí: triangulación se le llama a este sistema que, por su complejidad, dificulta determinar los precios, el origen del producto y otras modalidades.
Es posible que esas sean las reglas del mercado. Una alternativa acaso posible sería que la Argentina licite lo que necesite y se lo adquiera a quien ofrezca la cotización más ajustada: eso sí, nunca dejará de ser un negocio fruto de la necesidad nuestra y de la falta de políticas preventivas.
Pero el combustible propiamente venezolano no aparece por ningún lado, en la estadística del INDEC. Para el fuel, figura origen "indeterminado". Y en el gasoil están, entre otros, Rusia, Letonia, Georgia y Brasil, mas no Venezuela.
Según cálculos privados, las operaciones entre PdVSA y Enarsa involucraron alrededor de 1.000 millones de dólares, el año pasado. Y muchos más, venga de donde viniese el combustible, desde que la Argentina necesita cubrir con fuel y gasoil importado los agujeros de su sistema energético.
Acotación inevitable, así no sea más que eso. Funcionarios de PdVSA y de Enarsa, más Antonini Wilson y un negociador bilateral argentino investigado por la Justicia local, viajaban en el avión privado que aterrizó en Aeroparque con la famosa valija de los 800.000 dólares.
En cualquier caso, seguirá lloviendo "combustible venezolano" en 2008, dadas las dificultades que tiene Bolivia para proveerle a la Argentina todo el gas que precisa. Probabilidad grande, habrá que usar más fuel y gasoil, caros y poco eficientes, para hacer funcionar las centrales térmicas, en reemplazo del gas faltante.
Bien que muy ajustada, una vía para amortiguar el apurón que ya se ve venir para el invierno es que Brasil admita ceder una porción del gas que importa desde Bolivia. Como parte del contrato que firmó con Evo Morales, el Gobierno aceptó que Bolivia cubra primero sus propias necesidades, luego abastezca a Brasil y finalmente mande lo que quede para acá.
Todo, a pesar de que la Argentina paga por el gas boliviano más que los brasileños. Ayuda para fortalecer a Evo, fue la funda mentación oficial del acuerdo; a la vez, un modo de negociar diferente al de Lula da Silva.
Según medios de La Paz, a fines del año pasado Bolivia producía unos 36 millones de metros cúbicos de gas diarios, con una demanda propia que andaba por los 6 millones y en ascenso. Como el contrato con Brasil marca 30 millones, a la Argentina le quedaba nada: lo que llegó fue porque los brasileños no necesitaron comprar todo. Y ese escenario no ha cambiado.
Con los apremios en el hori zonte cercano, Cristina Kirchner se sentará a conversar con Evo y Lula, el sábado que viene. En palabras del presidente boliviano, buscarán "cómo ayudarnos entre nosotros" y "cierto equilibrio en la distribución del gas". En lenguaje más directo: cómo ayudar a la Argentina; en realidad, que Lula acepte ceder parte del gas que le corresponde a su país.
Mal mayor sería que en el primer invierno de su gestión Cristina se viera forzada a cortarles la energía a las industrias, cosa que, de todos modos, nadie garantiza de que no vaya a ocurrir. Varias veces anunciadas, las inversiones vienen con demora y con un agregado: la mayoría son centrales térmicas, que funcionarán a gas o, en su defecto, a fuel o gasoil.
Urgencias de estos tiempos son, pues, el gas de Bolivia y la buena voluntad de Lula. Y emergente, el "combustible venezolano" que Enarsa le compra a PdVSA.