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(OPINIÓN) OSCAR DORES: "CÓMO LOGRAR AHORRO ENERGÉTICO"
17/02/2008

Cómo lograr ahorro energético

Ámbito Financiero, Buenos Aires
Por: Oscar Dores
Existen en el imaginario nacional muchas creencias más ligadas a la abundancia que a la escasez: que la Argentina es el granero del mundo, que no hay como la carne de acá, que el Río de la Plata es el más ancho del planeta, que somos un país petrolero, que Dios es argentino, etcétera.

Sin embargo, la realidad es un poco más dura que el refranero local, sobre todo a nivel energético: desde la crisis socioeconómica de 2001, el país atraviesa un período de crecimiento industrial y general casi único, pero sustentado en un sistema eléctrico que, al no poder acompañar en su crecimiento a la evolución de la demanda, hoy está casi desbordado.

En este punto es donde cabe analizar las razones para intentar avanzar con las mejores y más eficientes soluciones. La pesificación y posterior congelamiento de tarifas a nivel residencial retrasaron las inversiones en el sector, más aún en el caso de Buenos Aires y Gran Buenos Aires, donde las tarifas son las mismas que hace siete años y las más baratas de todo el país.

Esto desarticuló el funcionamiento del mercado eléctrico y devino en un virtual estancamiento del crecimiento de la oferta frente un fenomenal aumento de la demanda: en los últimos 15 años, la oferta creció casi 10.000 MW entre 1992 y 2002, y sólo 1.500 MW desde 2002 a esta parte. Pero, por otro lado, la tarifa -sin variaciones para los usuarios residenciales de Capital y GBA, quienes utilizan 40% del recurso eléctrico del país- ha disparado indirectamente el uso de la electricidad: en este último lustro (2002-2007), la Argentina aumentó su consumo más que en la década que va de 1992 a 2002.

Para usar los mismos parámetros, aumentó 4.909 MW en los últimos cinco años frente a los 4.401 MW que se incrementaron en los diez años previos, los que van desde 1993 a 2002. Y no sólo por el crecimiento industrial ya que, en 2007, la evolución de la demanda de los usuarios residenciales duplicó el incremento de la demanda total y fue once veces mayor que la que se verificó en el sector industrial: mientras los residenciales crecieron 11%, la demanda total de la Argentina en 2007 cerró en 5,5% respecto de 2006.

En tanto, la industria, que debió afrontar las limitaciones impuestas durante el invierno, incrementó su demanda sólo en 1%.

Esto demuestra que los consumos residenciales, que concentran 37% del total de la demanda eléctrica, están determinando, y aún más, impulsando, el incremento total, constituyendo una alerta adicional a un servicio que afronta dificultades para su crecimiento.
Por este motivo, y en busca del sostenimiento de un servicio público esencial que ha mantenido siete años su tarifa en beneficio directo de los intereses de los usuarios -por encima incluso de los propios del sistema- , es que todos los usuarios deberíamos contribuir haciendo un uso responsable de la energía. Moderar el uso eléctrico evitando el derroche es la mejor manera de expresar solidaridad para un servicio tan social y universal como lo es el eléctrico.

Esto solo, seguramente, no bastará. Pero es el eslabón con consecuencias más inmediatas para afrontar un posible escenario de escasez energética para el próximo invierno, motivo por el cual debemos contribuir con los planes de uso eficiente instrumentados. Cuando en 2004 se implementó el Plan de Uso Racional de la Energía Eléctrica, la demanda estaba aumentando entre 8% y 12% mensual. Su aplicación determinó una baja, pasando a registros de evoluciones mensuales de entre 2% y 6%.

No obstante, la llegada del calor a fines de 2004, la falta de insistencia en campañas públicas para concientizar a la población sobre el uso racional y, sobre todo, la oferta de mayor confort a través de electrodomésticos de precios accesibles, hicieron que los usuarios se acostumbraran a no ahorrar y a pagar los recargos establecidos en los programas.

A fines de 2007, y tras un año de limitaciones eléctricas, el gobierno decidió liderar las campañas de uso eficiente de la energía. Comenzó dando el ejemplo con el uso eléctrico en los edificios públicos, invitando al sector privado a hacer lo mismo. Luego vinieron el cambio del huso horario y el plan de canje de lámparas de bajo consumo que tienden al uso responsable que debe ser alentado, aun cuando sus resultados parezcan insignificantes.

Pero, además, y más allá de estas necesidades específicas, el mundo entero va en busca de una mayor eficiencia energética. Nadie cuestiona los cambios de horario, en temporada estival o invernal, ni la regulación de la temperatura de los equipos de aire acondicionado, ni el uso de lámparas de bajo consumo. A tal punto que en algunos países están por prohibir la utilización de lámparas incandescentes dado su mayor consumo e impacto ambiental.

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