EDITORIAL DIARIO "LOS ANDES" (MENDOZA): "COMAHUE-CUYO, BUENA Y ESPERADA NOTICIA, PERO..."
Comahue-Cuyo, buena y esperada noticia, pero...
Los Andes, Mendoza
El anuncio en la Casa Rosada de la iniciación del proceso de adquisición de materiales y posterior llamado para la construcción -probablemente en junio- de la línea de alta tensión en 550 kv, que hace casi una década se programó extender entre las centrales generadoras del Comahue, hasta el Gran Mendoza-San Juan, es sin duda un dato aliciente para los reiterados reclamos de la industria y de los sectores residenciales, preocupados por las postergaciones que han sufrido las obras e inversiones, tanto en electricidad como en gas.
La línea Comahue-Cuyo -como varias de su tipo hacia otras regiones del país- figuraba ya en las previsiones del Consejo Federal de Energía al finalizar la década de los ’90. Incluso en 2003 tenía reservados para su ejecución 230 millones de dólares generados por el propio sistema eléctrico en los fondos Salex. Estos recursos, sin embargo, fueron derivados a otros fines por decreto de necesidad y urgencia del Gobierno nacional, que hace unos meses gestionó un crédito de la Corporación Andina de Fomento para afrontar definitivamente la postergada obra.
La Comahue-Cuyo tendrá finalmente una extensión de 708 kilómetros, a un costo estimado en 1.200 millones de pesos. Anillará el Gran Mendoza y las centrales hidráulicas del Comahue, previa interconexión en la presa y central de Los Reyunos, hasta las transformadoras del Gran Mendoza, que serán ampliadas para la nueva operación.
La Legislatura provincial ya aprobó -hace 2 años- la participación financiera de la Provincia y preveía originalmente una contribución a la obra de 140 millones de pesos, que seguramente tendrán que ser reactualizados.
San Juan, ya hizo construir y habilitó el tramo de 160 kilómetros Mendoza-San Juan, con un aporte en fondo fiduciario organizado hace 4 años entre el gobierno provincial, las empresas mineras, conserveras y distribuidoras eléctricas de esa provincia (el tramo costó 160 millones de pesos, 40% de los cuales los comprometió San Juan).
El actual poder de generación y la red de transmisión de energía eléctrica nacional y regional, evidencian cuellos de botella y limitaciones cada vez más gravosas para la producción en expansión e incluso para algunos sectores residenciales, testimoniados en los cortes en la provisión industrial y las interrupciones que se están viviendo con los rigores del verano en el área residencial.
Por otra parte, el último invierno puso a nuestra región ante la ya vieja evidencia de que el gasoducto que trae el combustible desde Neuquén hasta Mendoza y San Juan, está colmado, y su ampliación -provisoriamente en el tramo Beazley-La Dormida- viene siendo demorada por lo menos desde hace 3 inviernos. Sin perjuicio de los cortes sufridos por los sectores industriales de la provincia -tanto por energía eléctrica como por gas- a los nuevos emprendimientos de inversión -industriales y hoteleros, fundamentalmente- ya no se les puede garantizar la energía futura.
De manera que los anuncios del Gobierno nacional en la Rosada, que promete poner en servicio la LAT 500 Comahue-Gran Mendoza para 2010 y los del ministro de Planificación, Julio De Vido, que anticipó un aumento de la capacidad generadora de 850 Mw en 60 días más, son ciertamente alentadores y propician la esperanza de arrimar soluciones energéticas vitales para la expansión regional.
Además del inicio del proceso de la Comahue-Cuyo en energía, los gobernadores Celso Jaque de Mendoza y José Luis Gioja de San Juan reiteraron su compromiso de iniciar las obras de ampliación del gasoducto en el tramo Beazley-La Dormida -para el que ambas provincias ya han comprometido los fondos que les corresponde aportar- claramente demorado, para sus ejecución antes del incremento de la demanda del próximo invierno.
Bienvenida pues la reactivación del proceso de estas dos obras imprescindibles para la región. Es un tema vital. El Gobierno nacional, el provincial, el soporte legislativo, la contribución empresaria de industriales y distribuidores, deben desde hace tiempo una gestión sin distracciones políticas. Porque está en juego ya no sólo la expansión, el equilibrio y la compensación de intereses: en el mundo moderno, gas y electricidad condicionan hasta el más modesto plan de vida y cualquier proyecto de expansión productiva. Como lo evidencian los últimos años en el país, si no hay inversión suficiente para que la energía esté disponible y si se raciona la disponibilidad eléctrica o el gas para unos y otros, entonces cualquier augurio de expansión económica, cualquier pretensión dialéctica de un futuro venturoso, termina en un estrépito de frustraciones.
Ojalá esta vez ambas obras sean una realidad concreta e inminente, y no como viene ocurriendo hasta ahora donde los anuncios se multiplican tantas veces como las postergaciones.