RECLAMOS DE LA UIA POR LOS PROBLEMAS ENERGÉTICOS

Los empresarios se reunieron con el ministro de Planificación para buscar mecanismos que reduzcan los efectos de los cortes en la producción industrial.

Anoche, en secreto y sin difusión, un calificado núcleo de industriales expuso al máximo nivel oficial su preocupación por una cuestión central: el impacto que tendrá sobre la producción una prolongación de los inconvenientes energéticos. Lo hizo la plana mayor de la Unión Industrial ante el ministro de Planificación, después del publicitado encuentro de la UIA con Felisa Miceli.

Julio De Vido habló con franqueza, pero en todo momento trató de calmar a los industriales. Afirmó que el panorama no es tan crítico como se publicita y culpó a sectores ultrafinancieros de fogonear el problema para tratar de desgastar al Gobierno antes de las elecciones.

Así lo dijo el ministro De Vido: "Hay algunos expertos que vaticinan todos los inviernos y veranos crisis que al final nunca se cumplen". Después justificó los enojos presidenciales contra TGN y TGS, porque para el Gobierno el viernes último hubo gas y no lo bombearon con un doble propósito: priorizar la exportación a Chile y presionar por alzas tarifarias.

Pero Julio De Vido reconoció las dificultades y reiteró una cruda orden que recibió del propio Presidente: la prioridad del abastecimiento la tienen los domicilios y si la energía no alcanza, continuarán los cortes parciales en la industria. En otras palabras: si no hubiera problemas, el Ministerio de Planificación no establecería prioridades de consumo.

Los "popes" fabriles estuvieron liderados por Juan Lascurain, el flamante jefe de la UIA. El empresario fue claro al comienzo y fijó la intención del hermético encuentro. Así afirmó: "Nosotros apoyamos esta política económica de crecimiento. Queremos acordar mecanismos que minimicen los costos de la falta de energía y un plan de corto plazo y pautas que cambien las reglas y aumente la inversión energética".

El planteo de los industriales reflejó el tono duro de la reunión del martes de la cúpula de la UIA. La conducción evaluó un informe que preparó el Departamento de Infraestructura que pide "programar" los cortes y evitar el derroche del consumo.

Marcelo Martínez Mosquera —el titular de esa área de la organización de industriales y hombre de Techint— fue muy crítico y advirtió que, de continuar los cortes, las empresas podrían tener que suspender personal. El empresario sugirió en sus conclusiones "ordenar la coyuntura" y para eso dijo que "el Gobierno debía admitir la crisis".

La advertencia abrió el cauce a descripciones puntuales. Adrián Kaufmann Brea, tesorero de la UIA y hombre de Arcor, describió en términos severos la situación energética en Córdoba.

Luis Ureta Sáenz Peña, vicepresidente de la UIA, dijo que la falta de energía provocaba serios trastornos en las terminales automotrices. El titular de Peugeot, para describir el grado de precariedad, relató lo que ocurre en su planta fabril: "Nosotros cortamos la calefacción en la empresa para darle prioridad a la producción. Pero la gente tiene frío y eso genera problemas colaterales como resfríos y enfermedades".

Fue esa descripción lo que llevó a organizar la reunión de anoche en el Ministerio de Planificación. Y también una convocatoria para el martes próximo a todos los industriales.

Los empresarios buscan respuesta en De Vido, porque están cansados de que, frente a los problemas concretos, los funcionarios se evadan de la responsabilidad a través de las disputas internas de poder, como ocurrió esta semana entre Daniel Cameron y Guillermo Moreno.

En sintonía con la Unión Industrial está la influyente Asociación Empresaria Argentina. La agrupación liderada por Luis Pagani tiene objeciones al plan económico —energía y política de precios—, pero preserva una cuestión: quieren que se sostenga el crecimiento.

Ayer el INDEC ratificó un alza de la actividad en abril, del 8,4%. Un dato que se contrapone a los pronósticos pesimistas de desaceleración que hicieron economistas ortodoxos como Daniel Artana, Juan Llach y Miguel Kiguel.

En la AEA y la UIA consideran que, para mantener el crecimiento, es necesario tomar medidas que sostengan la producción.

En otras palabras: decisiones que alienten la inversión para evitar presiones inflacionarias y a la vez cuellos de botella por el crecimiento de la economía.

Néstor Kirchner habló en las últimas semanas del inicio de "una nueva etapa económica" y de la "apertura a las inversiones". En igual dirección se manifestó la senadora Cristina Kirchner y fue muy contundente en la reunión privada que tuvo con directivos de multinacionales en la OIT.

Esas promesas de la Casa Rosada abrieron expectativas en algunos referentes del Grupo de los 7.

Ahora los centros financieros internacionales esperarán confiados las próximas elecciones.

Pero los hombres de negocios sostienen que para abrir esa nueva etapa económica y convocar a las inversiones se necesita:
• Un plan financiero que abarate y aumente la cantidad de crédito para invertir.
• Una flexibilización gradual de precios y un sendero lento de recomposición de tarifas.
• Normalizar la deuda del Club de París, para que haya financiación internacional. La impericia en la negociación, por parte de la Secretaría de Finanzas, trabó la decisión política de Kirchner de acordar con el Club de París. También, las minúsculas disputas en el entorno de Felisa Miceli.