LA ENERGÍA Y LOS VECINOS
Ámbito Financiero
El gas en
Brasil es 30 veces más caro que en la
Argentina. En
Uruguay y
Chile pagan 5 veces más por la electricidad.
La decisión del gobierno de
Kirchner de mantener congeladas las tarifas tiene costos y beneficios. A los usuarios residenciales no les preocupa derrochar energía porque las facturas de luz y gas no afectan mayormente los presupuestos de las clases media y alta. Sin embargo, este beneficio parece estar resquebrajándose. Algunas zonas de la Capital sufrieron cortes de energía eléctrica mientras que el servicio de taxis y remises se vio limitado por la falta gasoil.
Más graves fueron los problemas que aquejaron a empresarios y trabajadores de numerosas industrias a las que les restringieron el suministro del gas.
En el sector empresario se criticaron duramente estas limitaciones al sector productivo, mientras que se mantuvo abastecida a la
Ciudad de Buenos Aires, en lo que se interpretó como una jugada política (en vísperas del ballottage).
«En el fondo tuvimos suerte, porque esta ola de frío coincidió con un fin de semana largo, si no el problema hubiera sido peor», comentaban en voz baja en la Casa Rosada. En este ámbito también se dice que al jefe de Gabinete,
Alberto Fernández, nunca le preocupó demasiado el tema energético, salvo esta semana, ya que si los porteños llegan a pasar frío, el candidato
Daniel Filmus sería más castigado en las urnas.
Todos los economistas, incluso afines al gobierno, sostienen que en algún momento habrá que sincerar el tema tarifario, pues el congelamiento pone en riesgo el suministro energético y condiciona las inversiones, y a medida que pasa el tiempo, la magnitud del aumento que se hará necesario es cada vez mayor.
El costo del gas residencial en
Brasil es 30 veces más caro que en la Argentina, según el análisis del consultor
Gerardo Rabinovich. El precio de gas natural a usuarios residenciales aquí es 4 centavos de dólar (14 centavos de peso) por m3 (suministrado por
MetroGas) mientras que en
Chile es u$s 1,10 y en Brasil de u$s 1,28, según el especialista.
Estos datos guardan coherencia con un estudio realizado por MetroGas, hacia fines de 2005, en el que se demostraba que las tarifas domiciliarias en la Argentina eran equivalentes a la décima parte de lo que pagan los usuarios de la región (y la novena parte de un conjunto de países del mundo). Inclusive resultaban ser menos de la mitad de los precios pagados en Bolivia, un país en el que abunda el gas. La conclusión es obvia: corre riesgo el suministro gasífero en el país.
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Electricidad Otro tanto sucede con las tarifas eléctricas, tanto industriales como domiciliarias, ya que en la Argentina son extremadamente bajas en comparación con la región. Un estudio de
Fundelec sostiene que por el uso de energía eléctrica, la industria de Brasil paga 200% más y la de Chile 150% más que los industriales argentinos, mientras que en la
República Dominicana el costo se eleva 500%.
Si se habla de consumo residencial, los usuarios uruguayos, brasileños y chilenos pagan 5 veces más por su factura de luz que los habitantes del Gran Buenos Aires. Cabe agregar que existen notables diferencias de precios en el país, ya que en Córdoba y Santa Fe, por ejemplo, el costo de la energía residencial duplica al valor que pagan los porteños. El mismo trabajo de Fundelec señala que los hogares argentinos consumen 154% más de energía eléctrica que en 1986, pero el gasto subió sólo 76%.
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Viaje que es barato La nafta argentina se encuentra entre las más baratas del mundo, en un nivel que no se separa mucho de los países petroleros, pese a que en la Argentina no sobran hidrocarburos.
El litro de nafta súper en la Argentina cuesta la mitad de lo que vale en Uruguay. El precio que pagan los argentinos es de 65 centavos de dólar, mucho menos que los 91 centavos que pagan los usuarios en Brasil y los 95 centavos que abonan los chilenos, y ni que hablar del dólar con treinta centavos que pagan los uruguayos, según surge de un trabajo de la OPEP.
Los turistas que llegan a la Argentina se asombran de los bajos precios del transporte público. Un boleto de tren de corta distancia en Brasil vale casi un dólar (u$s 0,96), siete veces más que en la Argentina. En tanto que el subte en San Pablo vale 5 veces más que en Buenos Aires, y en Santiago de Chile es 3 veces más caro.
Viajar en colectivo en San Pablo cuesta 5 veces más que en Buenos Aires e incluso en esta materia la Argentina supera al país petrolero por excelencia,
Venezuela, ya que el boleto en Caracas es 75% más caro. Los precios del transporte público tienen una gran incidencia en los salariosde los sectores con menores ingresos y esto explica la resistencia del gobierno a subir las tarifas. Un estudio realizado por la
CEPAL muestra que en el municipio de San Pablo el gasto en transporte representa 25% del salario mínimo, proporción que es de 20% en La Paz y de 23% en Santiago de Chile, mientras que en Buenos Aires equivale a 17%. Desde el gobierno se defiende esta política de tarifas baratas señalando que la Argentina tiene más recursos energéticos que los países vecinos y, por lo tanto, el ajuste no debe equipararse al mismo nivel tarifario que rige en estos países o a los precios internacionales.
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Mayor consumo Sin embargo, el abaratamiento de la energía, sumado a la recuperación económica, determinan un fuerte crecimiento del consumo que perfila tensiones en el suministro. El economista
Ricardo Arriazu sostiene que históricamente (datos de los años 90) la elasticidad demanda de energía/PBI era de 0,6, es decir que por cada punto de suba del producto, la demanda energética crecía 0,6%; pero a partir de 2002 esa relación es superior a 1, lo que significa que la demanda de energía está creciendo por encima de la tasa china de crecimiento que registra el PBI, lo que sólo puede ser explicado, según Arriazu, por los bajos precios de la energía. La comparación con países de la región muestra que la diferencia es tan marcada que en algún momento deberá comenzarse con el ajuste tarifario a nivel domiciliario. El presidente
Néstor Kirchner, en más de una oportunidad, dijo que no habrá aumentos tarifarios mientras sea presidente.
La duda es: ¿será Cristina la encargada de aumentar las tarifas en 2008?