EL PRESIDENTE ENCARA OTRA ETAPA DE LA ECONOMÍA
Clarín
En su encuentro con la nueva conducción de la
UIA,
Néstor Kirchner planteó la necesidad de motorizar inversiones.
Néstor Kirchner ratificó ayer, frente a la nueva cúpula fabril, que se mantendrá la actual política macroeconómica y uno de sus ejes fundamentales: el tipo de cambio competitivo. Así lo dijo: "Tenemos presiones, pero yo les aseguro que no las vamos a escuchar. Vamos a sostener el valor del dólar".
El Presidente avanzó en otras definiciones clave y por primera vez habló de la necesidad de "encarar una nueva etapa económica".
Esto ocurrió ayer, durante la intimidad del encuentro con la dirección de la Unión Industrial. Allí Kirchner afirmó que "con mucho esfuerzo estamos saliendo del infierno económico". Pero agregó, por primera vez, que "ahora tenemos que entrar en una etapa distinta. En una etapa de inversiones".
También el Presidente le sugirió a los "popes" fabriles que los industriales nacionales tienen que cumplir un "papel estratégico en esta nueva etapa económica". Lo remarcó en un par de oportunidades, cuando les advirtió a los empresarios locales que en la Argentina ahora hay "una pelea de fondo entre quienes queremos un país en crecimiento y en desarrollo y los que pretenden volver a la especulación financiera de la última década". Fue ahí cuando el Presidente hizo referencia a economistas y banqueros que critican la estrategia de mantener el actual tipo de cambio. "Son personas ¿dijo¿ que defienden intereses que respeto, pero que no comparto, porque llevaron a la Argentina al infierno". Kirchner insistió en esa idea, que comparte también la ministra
Felisa Miceli. Ambos creen que la ofensiva económica que recibe el Gobierno proviene de sectores ultrafinacieros que buscan un objetivo político: que la Casa Rosada comience a tener problemas en aquello que le va bien, como es la evolución y crecimiento de la economía.
En esa actitud lo ubican en el Palacio de Hacienda a
Miguel Angel Broda, al economista Juan Llach, los equipos de
Javier González Fraga ¿aliado a Roberto Lavagna¿, así como al staff que Carlos Rodríguez maneja en el
CEMA y al grupo que conduce
Daniel Artana en FIEL. Para el oficialismo, estos economistas son apuntalados por sectores ultrafinancieros locales y tienen el apoyo ideológico de funcionarios del poderoso Grupo de los 7 y del Fondo Monetario Internacional. Todos insisten en que Argentina tiene desequilibrios macroeconómicos serios y que eso se manifestará en un fuerte proceso de inflación que tendrá una alta erosión política al final para Kirchner.
Por eso, la reciente notificación que llegó de Washington tuvo impacto político interno: ahora el
FMI volverá a instalar en
Buenos Aires su oficina para el Cono Sur y estará a cargo del economista germano-uruguayo
Gastón Gelos. Temen que desde ese despacho otra vez el Fondo Monetario comience a fogonear las críticas.
Aunque no se explicite, el apoyo que Kirchner le dio ayer a la Unión Industrial tiene que ver con esa batalla de fondo. También en la Casa Rosada cayó muy bien que la Asociación Empresaria Argentina convoque a Buenos Aires a un contrincante internacional de las estrategias económicas ortodoxas. Se trata de
Joseph Stiglitz, el premio Nobel que desautoriza las teorías que emanan de los centros financieros internacionales. Lo presentará
Fulvio Pagani en un selecto seminario de
AEA. En este poderoso agrupamiento que lidera
Luis Pagani también hay hombres de negocios que reclaman reformas estructurales y correcciones en la estrategia de precios. Pero todos tienen un límite: ninguno quiere que se detenga el crecimiento económico.
Ayer la Unión Industrial avaló la política económica. Lo dijo en forma expresa su titular,
Juan Lascurain. Fue en contraposición a los reclamos de los economistas ortodoxos, y afirmó en el despacho presidencial: "La UIA quiere dar un amplio respaldo a la política macroeconómica". Y agregó: "Apoyamos fuertemente a la política cambiaria, monetaria y de relaciones económicas internacionales".
También hablaron frente a Kirchner los empresarios
Federico Nicholson, Héctor Massuh. Luis Ureta Sáenz Peña e Ignacio de Mendiguren. Además, expuso Luis Betnaza, vicepresidente de la UIA y hombre fuerte de
Techint. Betnaza tuvo palabras de acercamiento y elogió a la Casa Rosada. Este quinteto de industriales puntualizó los problemas que, a juicio de la UIA, hay que comenzar a encarar para sostener el crecimien to. Los dardos estuvieron dirigidos a los bancos y al problema del financiamiento de las inversiones. Fue ahí que Kirchner habló de iniciar otra etapa económica e invitó a un diálogo profundo. Así les dijo: "Vamos a una nueva etapa, donde es urgente tratar el tema del financiamiento. Yo no tengo prejuicios para crear un nuevo
BANADE". Y después los invitó a un diálogo permanente. Afirmó: "Vamos a reunirnos cada 45 días para tratar los problemas del crecimiento".
De esta forma, le dio un fuerte respaldo a la nueva conducción de la UIA. Algo poco usual en el Presidente y que tiene un trasfondo político. En la reunión estuvieron Miceli y Miguel Peirano, el secretario de Industria. Pero no pasó desapercibida la presencia de
Julio De Vido.
Kirchner decidió una estrategia frente al caso Skanska: darle ahora un respaldo al ministro de Planificación y defenderlo de las críticas, después de que sacó de su influencia el control del
Enargas y el manejo del
Fondo Fiduciario del Banco Nación.
El desplazado
Néstor Ulloa también tenía excelentes vínculos con un archienemigo de De Vido: el ex ministro
Roberto Lavagna. Ahora, Energas y el Fondo Fiduciario quedaron en manos directas de las dos personas de confianza que siguen el expediente judicial en la Casa Rosada: la senadora
Cristina Kirchner y el jefe de Gabinete. En la intimidad, ellos dudan de la posibilidad de que otro funcionario con rango de secretario pueda verse afectado por la investigación.
En cambio, en la Casa Rosada no hay duda en incentivar el proceso de argentinización de
YPF, aunque por efecto de Skanska anoche se tomó una determinación política: El Enargas no participaría del consorcio privado argentino para recomprar el 25% de la petrolera española.