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Opinión
ENERGÍA: LOS COSTOS DE IMPROVISAR
26/05/2006

ENERGÍA: LOS COSTOS DE IMPROVISAR

Mauricio Macri y Carlos Tramutola (Dirigentes del PRO)
El abastecimiento energético requiere millonarias inversiones. Y la condición necesaria para atraerlas es la existencia de un plan estratégico, con previsibilidad y estabilidad de las reglas de juego.

Argentina parece no estar preocupada por definir cuál será su fuente de energía para abastecer al país durante los próximos treinta años. Mientras tanto, en todos los países del mundo la cuestión energética es central. Al punto de haber originado más de una guerra. Es que ningún pueblo puede vivir sin industria, sin transporte, calefacción y luz. Todo esto necesita del abastecimiento previsible de energía al menor costo posible. Y, dado que se requieren obras complejas, la planificación y la estrategia cobran un rol primordial.

Actualmente estamos llegando a cuellos de botella en casi todos los aspectos que hacen al abastecimiento de energía, como ser: las reservas y producción de gas y petróleo; el transporte de gas; la generación, transporte y distribución de energía eléctrica. El sistema está a punto de colapsar.

La inexplicable política energética argentina es única en el mundo. Con el precio del barril del petróleo en 75 dólares, todo el planeta está explorando hasta en las piedras para encontrar "oro negro".

Sin embargo, en Argentina caen las reservas sistemáticamente. En los últimos 3 años, las reservas petroleras de Brasil aumentaron un 32% y ya es autosuficiente.

Lo mismo pasó con las reservas de Irán, Angola y Rusia. Pero en Argentina sucedió lo contrario: antes del 2010 volveremos a ser un país importador de petróleo. Con el gas pasa lo mismo. Las reservas cayeron de 30 a menos de 9 años en sólo una década.

El abastecimiento de energía requiere millonarias inversiones. Y, la condición necesaria para atraer esas inversiones es la previsibilidad y estabilidad de las reglas de juego.

¿Por qué una empresa va a invertir en exploración petrolera hoy si no sabe cuánto le va a retener el Estado dentro de diez años, ni si la van a dejar exportar o no? Con estas incógnitas es más seguro explorar en la costa de Brasil o de México.

El 14 de abril de 2004 se reunieron los empresarios más importantes de Argentina con el Subsecretario de Energía para pedir planes a largo plazo. Nada cambió dos años después.

Argentina podría decidir estratégicamente no contar con hidrocarburos en su propio territorio. Pero aún así el país necesita saber de dónde va a obtener la energía para funcionar.

Difícilmente la industria petroquímica o siderúrgica, que dependen fuertemente de la energía como insumo, puedan planear grandes inversiones a largo plazo sin el conocimiento sobre cuál va a ser su fuente de energía y la seguridad de su abastecimiento.

En 2005 algún empresario del sector estimó en 6.000 millones de dólares las inversiones que se dejaron de hacer por la incertidumbre energética. Por ahora se ven sólo parches, como la compra de fuel-oil a Venezuela por más de $ 2.000 millones al año.

Con la aclaración de que en este caso el parche es más caro que el neumático, porque con ese dinero en los últimos cuatro años se podría haber construido tres veces el gasoducto a Bolivia que abastecería de unos 20 millones de m3 de gas por día a Argentina.

Tampoco hubo inversiones en transporte de gas, lo que genera inconvenientes todos los inviernos desde 2004. La única ampliación, pequeña, se hizo el año pasado…después del invierno. Más preocupante es la situación de la energía eléctrica.

La capacidad de generación, actualmente de 23.000 MW, está al límite. En verano se están haciendo funcionar absolutamente todas las máquinas, incluyendo las más viejas que generan energía más cara. Y, dependiendo de las lluvias y el nivel del agua, esa energía alcanza o no para iluminar al país y proveer de aire acondicionado a las casas y comercios. El verano pasado hubo cortes en Capital, Rosario y La Plata.

Increíblemente hemos vuelto a 1989. En invierno hay cortes de gas y en verano hay cortes de luz. Un retroceso de casi 20 años que le cuesta muy caro al país. En los próximos años seguirá ocurriendo lo mismo. La razón es muy simple: no se está haciendo nada para que eso no ocurra.

Los grandes planes para resolver la crisis anunciados en 2003 y 2004 son los siguientes: elevar la cota de Yaciretá a 83m (no se hizo), terminar Atucha II (recién se está decidiendo quién lo hará), construir el gasoducto del Nordeste (ni se comenzó). En tres años, nada se ha hecho. Y por eso faltan luz y gas.

La solución existe, con estrategia y políticas de Estado. Se debe garantizar estabilidad tributaria a todos los combustibles y así otorgar mayor seguridad jurídica a las inversiones.

Se deben explorar fuentes alternativas de energía a la producción propia de hidrocarburos. Una de ellas es la importación de gas de Bolivia, que es mucho más razonable y tiene un precio cuatro veces inferior al tan mentado megagasoducto de Venezuela.

Otra es la construcción de centrales hidroeléctricas. Se deben volver a analizar proyectos como Corpus y otros que ya tienen estudios de factibilidad realizados. Y, al mismo tiempo, se debe impulsar seriamente el desarrollo del biodiésel, ya que es una fuente renovable, que conserva el medioambiente y se puede producir con soja argentina.

Argentina necesita urgentemente tener un plan estratégico sobre la cuestión energética. Desarrollarlo no es mucho más complejo que proyectar la demanda y definir de dónde provendrá la oferta. Ejecutarlo es también posible. Lo claro es que acostumbrarnos a vivir en emergencia cuesta muy caro.

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