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LAS PETROLERAS TRABAJAN SIN ATENDER LA ECOLOGÍA
26/09/2005

LAS PETROLERAS TRABAJAN SIN ATENDER LA ECOLOGÍA

Clarín, Buenos Aires
James Carter, Ex Presidente de EEUU
LAS PETROLERAS TRABAJAN SIN ATENDER LA ECOLOGÍA

El gobierno de Bush avala una política energética que pasa por alto medidas de conservación y le otorga a la industria petrolera grandes reducciones de impuestos sin tomar en cuenta en dónde perforará pozos y bombeará petróleo.

El Congreso norteamericano está a punto de tomar una de esas grandes decisiones que marcan una época. A menos que prevalezcan cabezas más prudentes, podría hacerlo para mal. Está en juego la mayor área de protección de la vida silvestre de los Estados Unidos: el Refugio Nacional Ártico de Vida Silvestre.

El Congreso obtuvo su victoria pírrica este verano (boreal), con una nueva política energética que pasa por alto muy necesarias medidas de conservación y le otorga a la industria petrolera grandes reducciones de impuestos sin tomar en cuenta en qué lugares perforará pozos y bombeará petróleo. Sin duda, el Congreso ha hecho demasiado para incrementar las ganancias de la industria petrolera.

Pero ahora, por medio de una decisión independiente, la Casa Blanca y las grandes compañías petroleras están presionando al Congreso para que autorice que se horade el corazón ecológico de la principal área de protección de la vida silvestre de los Estados Unidos. No debemos confundirla con Prudhoe Bay, que se halla al oeste del refugio ártico y ya es un paisaje industrial más parecido a Houston que a Yellowstone.

Con el aumento del precio de la nafta, que trae penurias económicas y preocupación a muchos estadounidenses, no debemos dejarnos confundir por los lobbistas del petróleo que tratan de convencernos de que nuestra seguridad energética depende únicamente de sacrificar el refugio ártico. Promueven la falsa premisa de que este emprendimiento afectará sólo unos pocos miles de hectáreas cuando, en realidad, crearía caminos y oleoductos que se extenderían como una telaraña a través de cientos de miles de hectáreas de frágil planicie costera.

No podemos lograr la seguridad energética ni bajar el precio de la nafta mientras nuestro país posea el 3% de las reservas petroleras mundiales pero sea responsable del 25% del consumo total de petróleo. Una respuesta obvia es aumentar la eficiencia de consumo de combustible de los vehículos a motor, al menos hasta el nivel que fijamos hace más de un cuarto de siglo.

El Gobierno, en cambio, hace poco propuso un diminuto aumento en el rendimiento del litro de nafta por kilómetro para las 4 x 4, las minivans y las pickups. Esta medida, que recién se hará efectiva en los modelos 2011, ahorraría aproximadamente un mes del consumo actual de combustible durante los próximos veinte años ?mucho menos de lo que se ahorraría en sólo un estado conforme a una nueva ley de California?. La nueva resolución brinda a las automotrices la oportunidad de eludir las reducciones modificando el tamaño de diversos modelos mientras continúan fabricando vehículos de alto consumo. No es casual que Moody's hace muy poco haya rebajado la deuda de General Motors y Ford a una categoría bajísima, mientras los fabricantes de vehículos eficientes prosperan.

He visitado la planicie costera del Refugio Nacional Ártico de Vida Silvestre para estudiar su fauna. Lejos de ser el "desierto" helado que algunos sugieren, se trata de un rico refugio de vida semejante al Serengeti: un lugar donde nacen y viven caribúes, osos polares, morsas y millones de aves costeras y marinas que migran anualmente a los 48 estados contiguos de los Estados Unidos. Sentarse a mirar, como hicimos Rosalynn y yo, una manada de toros almizcleños que forman un círculo para defender a sus pequeños y luego encontrarse literalmente en medio de miles de caribúes que pasaban corriendo a nuestro alrededor es tocar la gloriosa arca de fecunda vida silvestre creada por Dios.

Los estadounidenses consumimos gran cantidad de energía, y millones de nosotros queremos hacerlo de una manera más eficiente que también nos permita proteger un patrimonio cada vez más reducido de regiones vírgenes. En el refugio ártico, no se pueden tener todos los beneficios al mismo tiempo. En los próximos meses, los estadounidenses podrían perder este lugar especial y fascinante por culpa de una maniobra legislativa solapada.

Cada otoño, el Congreso se esfuerza por combinar directivas presupuestarias que abarcan el presupuesto anual de 2,5 billones de dólares de nuestro país en una sola decisión de "conciliación". Empleando una engañosa maniobra para evitar un debate exhaustivo, los partidarios de perforar pozos petroleros han ocultado su objetivo de saqueo del Ártico dentro de esta medida ómnibus. Por lo tanto, los estadounidenses que se preocupan por la conservación deben pedir a los representantes que hemos elegido que voten en contra de cualquier proyecto de conciliación presupuestaria definitiva que permita el sacrificio de nuestra zona protegida ártica.

Este es el momento de defender la integridad ecológica de esta inigualable región salvaje de 70.000 kilómetros cuadrados. Muchos estadounidenses estuvieron en Washington el martes pasado para la convocatoria popular del Día de Acción del Refugio Ártico que se realizó en el Mall y tomaron contacto personal con los representantes del Congreso.

Si no tenemos la prudencia de proteger el refugio ártico, las generaciones futuras nos condenarán por haber sacrificado innecesariamente las tierras salvajes de su mundo para alimentar nuestro hábito energético descontrolado, miope y cortoplacista.

Copyright Clarín y The Washington Post, 2005. Traducción de Elisa Carnelli.


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