Opinión
LA FALTA DE UNA POLÍTICA ENERGÉTICA
La Nación, Buenos Aires
Jorge Lapeña (Ex Secretario de Energía)
La falta de una política energética
La dramática situación de las reservas de gas se suma al problema del petróleo
La caída de la producción petrolera que se viene operando desde 1998 -a la cual debe agregarse el pronóstico negativo que realizan para los próximos años las empresas privadas que operan en nuestro medio- nos muestra que la Argentina se encuentra atravesando el mayor período de caída de la producción de toda su historia petrolera, iniciada con el descubrimiento del petróleo por parte del Estado en Comodoro Rivadavia en 1907.
A esta situación negativa se suma el hecho de que en los últimos años no se han realizado descubrimientos de yacimientos con los que sustentar el consumo energético (el 88% de la energía primaria consumida está constituido por petróleo y gas natural).
Los últimos datos disponibles en materia de reservas indican que las de petróleo alcanzan a 370 millones de m³ (relación reservas-producción de 9,1 años), lo que implica una caída con respecto al año anterior de 13%; en cuanto a las de gas, ascienden a 540.000 millones de m³ y son un 12% inferiores a las del año pasado y (muy importante) un 20% mas bajas que las de 1983.
La situación en materia de gas natural es dramática: en este caso las reservas, que alcanzaban para 30 años de consumo a fines de los 80 y nos mostraban como un país gasífero, hoy sólo alcanzan para diez años y nos muestran como un país que no puede hacer frente a un desarrollo de su sistema energético basado -como hasta el presente- casi exclusivamente en el gas natural, y que además asumió -con acuerdo de los sucesivos gobiernos- compromisos de exportación en firme de largo plazo por sobre las posibilidades reales del país de abastecerlos. En síntesis, el crecimiento del consumo no se sostiene con nuestras reservas y, por lo tanto, otra nueva fuente de abastecimiento de gas natural u otro nuevo recurso energético -seguramente más caro- irrumpirá en nuestra ecuación energética.
La caída de las reservas de hidrocarburos es el principal problema estructural del sector energético argentino y constituye uno de los resultados más negativos de la privatización de YPF, que fue realizada sin la cobertura de una estrategia energética nacional y con un Estado que, en vez de asumir sus roles indelegables fijados en las leyes específicas -además de los roles estratégicos que ejercían las propias empresas nacionales-, se dedicó a cerrar oficinas, limitándose "a no entorpecer el mecanismo de mercado". En este contexto, la mentalidad extractiva de los nuevos dueños ganó terreno por sobre la mentalidad de extracción sustentable del viejo funcionariado de YPF. La producción de petróleo y gas aumentó en forma extraordinaria; pero las reservas en cambio cayeron ante la pasiva mirada tolerante de los funcionarios.
Está claro que YPF, desde 1923 hasta 1992, en que se privatizó, tuvo una mejor performance exploratoria que todo el conjunto de las empresas privadas juntas que la sucedieron de 1993 en adelante; a ella se deben prácticamente la totalidad de los descubrimientos de yacimientos. En las décadas del 1970 y 1980, YPF realizaba 110 pozos exploratorios por año en áreas inexploradas; gracias a ello los descubrimientos fueron de gran magnitud y permitieron que la Argentina tomara un liderazgo en materia de utilización del gas natural en la región. Hoy esa cifra se ubica en torno a los 40 pozos exploratorios por año, la mayoría de los cuales en áreas maduras con poco riesgo pero también con pocas probabilidades de ampliar en forma significativa el horizonte de reservas hoy conocido. Los resultados están a la vista: ningún descubrimiento importante en los últimos años.
Condiciones
Para tener una política exploratoria exitosa son necesarias varias condiciones de base que hoy no se dan en la Argentina: 1) es necesario tener una geología favorable; 2) una legislación de base confiable que dé seguridad jurídica al inversor (ley de hidrocarburos); 3) un contrato tipo de exploración moderno y competitivo frente a otros contratos con que puedan contar otros países; 4) la decisión política del país de promover una política exploratoria; 5) adecuada y sistematizada información técnica sobre la áreas a licitar, y 6) contar con mecanismos de promoción de la política por parte de los funcionarios gubernamentales.
De todos los factores enumerados, la Argentina hoy sólo cuenta con el primero: una geología favorable. No cumple ni cuenta con los otros requisitos que son condición sine qua non. En este contexto no es difícil pronosticar que el statu quo de la inacción y de la caída se mantendrá.
Finalmente cabría echar una mirada a lo que son ejemplos de políticas exploratorias exitosas para revertir la penosa situación en la cual se ha colocado nuestro país a causa de las malas políticas aplicadas desde comienzos de los años 90 hasta nuestros días. La Argentina de hoy debe adoptar una política activa en tal materia. Son antecedentes regionales los siguientes: 1) la política del Plan Houston del presidente Alfonsín (1985-1989); 2) la política exploratoria sobre las áreas marítimas que -ilegítima pero efectivamente- lleva a cabo el gobierno de las islas Malvinas, menoscabando de paso nuestros derechos soberanos; 3) la política exploratoria brasileña en el off shore con éxitos notables.
En todos los casos el protagonismo (y no la ausencia) de los gobiernos está presente.