EL G8, EL CLIMA Y LA POBREZA

El G8, el clima y la pobreza

La brecha entre el desarrollo y el subdesarrollo ?tema que hace medio siglo se instaló con fuerza en la agenda internacional? cedió su lugar a nuevas consideraciones, como la lucha contra la pobreza y la protección del ambiente, a lo que se añade otra grave cuestión: la amenaza del nuevo terrorismo, que puede disponer de armas de destrucción masiva y hacer peligrar la paz del mundo.

A todo esto, las Naciones Unidas brillan por su ausencia. No pudieron detener la invasión a Irak, que fue perpetrada de manera unilateral por Estados Unidos, Gran Bretaña y otros países, algunos de los cuales ya se retiraron, como España, y otros pusieron un plazo perentorio para hacerlo, como Italia.

Tampoco respecto de los cambios climáticos y la pobreza la ONU ha tenido demasiada injerencia. Es por ello que otras instancias, como las reuniones del Grupo de los Ocho (G8), tienen más importancia que las del Consejo de Seguridad de la ONU. Precisamente, desde hoy delibera en Gleneagle, Escocia, la asamblea del G8 ?que integran Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia? y la ocasión ha dado motivo a grandes manifestaciones y festivales musicales en varias capitales europeas.

La ayuda a África y la defensa del ambiente han sido las grandes banderas de estos eventos, que revelan el grado de sensibilidad que reina en los países desarrollados respecto de estos temas, lo que llevó a los propios gobiernos europeos ?en especial, al británico? a formular audaces proyectos para elevar el nivel de vida en las regiones más pobres del mundo y cuidar el ambiente.

Pero también el G8, al igual que la ONU, está afectado por una crisis de representatividad y el desacuerdo entre sus miembros sobre temas cruciales como la guerra de Irak o los cambios climáticos. El presidente George W. Bush advirtió que Estados Unidos no se comprometerá a aceptar límites en las emisiones de dióxido de carbono como las establecidas en el Protocolo de Kioto, que es uno de los temas preferenciales de la reunión de Edimburgo.

El gobierno norteamericano sostiene que la aplicación del tratado de Kioto provocaría una gran recesión mundial y el consecuente aumento del desempleo y la pobreza, por lo cual propone otra alternativa: el impulso en gran escala de nuevas tecnologías que permitan a los países grandes limitar su dependencia de los combustibles fósiles, en particular del petróleo.

?Ello ?dijo Bush? hará que el aire sea más limpio y reforzará nuestra seguridad nacional y económica, al hacernos menos dependientes de las fuentes de crudo extranjeras?. Es una bella frase, por cierto, pero entra más en el terreno de las utopías que de las realidades. Hace tiempo que se viene hablando de tecnologías y fuentes de energía no contaminantes, pero, mientras tanto, la mayoría de las fábricas, automotores y aviones siguen arrojando al aire dióxido de carbono, agravando la mayor amenaza que hoy afronta la humanidad: el calentamiento global. El mundo sigue dependiendo del petróleo y la disputa por el crudo sigue siendo motivo de conflictos diplomáticos y militares.

Surge inevitable la pregunta de si el desarrollo económico es la única respuesta a la pobreza. Y se trata, por cierto, de un interrogante difícil de contestar. Hay países que, a través del desarrollo, han logrado significativos éxitos en la lucha contra la pobreza, entre ellos gigantes como China y la India, pero también otros de una escala intermedia, como Singapur, Indonesia o el propio Vietnam. En cambio, no ocurre lo mismo con Brasil, otro gigante, dos tercios de cuya población viven por debajo o apenas por encima de la línea de la pobreza. Pero el desarrollo, pese a que pueda ser en algunos casos desigual o asimétrico, es la única herramienta válida en la lucha contra la pobreza.

El mundo está en deuda con África y otras regiones muy pobres del planeta, y está muy bien y es muy necesario que los países más ricos ayuden a los más pobres. Pero que quede claro que la promoción del desarrollo y la educación son la mejor ayuda que se puede brindar a los países postergados. Éste y la defensa del ambiente son los temas principales de la reunión el G8.