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Opinión
UNA POLÍTICA ENERGÉTICA COMÚN
29/06/2005
Opinión

UNA POLÍTICA ENERGÉTICA COMÚN

Clarín, Buenos Aires
Eduardo Duhalde
Una política energética común

Contra lo que señalan algunos analistas, el Mercosur pasa hoy por su mejor momento. Muestra de ello es el consenso obtenido en la reciente reunión de Asunción para desarrollar un anillo energético regional.

La lectura de algunos periódicos de la región puede llevar a pensar que el Mercosur está en una encrucijada, más cerca de la desaparición que de su continuidad.

En esas consideraciones, los analistas confunden coyunturas políticas locales, dificultades bilaterales pasajeras y cambiantes con la perspectiva estratégica del avance de nuestro bloque regional.

Es por ello que tales consideraciones periodísticas están muy lejos de los resultados que muestra la reciente Cumbre Presidencial de Asunción, en la que institucional y operativamente hemos dado pasos importantísimos.

Por esta razón y por los hechos que mostraré a continuación, sostengo que Mercosur está en su mejor momento y que nunca se ha llegado tan lejos en materia de integración en nuestra vida como repúblicas independientes.

Desde el punto de vista político, en mucho tiempo no se observaba el interés mutuo y la acción solidaria que se verifica entre los países que lo integran. En apenas tres años, todos los países de la Comunidad Andina se han integrado al Mercosur en calidad de asociados y en Asunción terminamos de asociarnos a la CAN los miembros plenos de Mercosur. Así, junto con Chile, los diez países hispano-lusoparlantes conviven en un espacio común, por primera vez en su historia. El diálogo entre sus mandatarios y sus cancillerías es permanente y los avances en la agenda común son cuantificables.

Hace apenas un año no se hablaba en estos foros de las recurrentes crisis energéticas por las que atraviesan algunos países sudamericanos. Fue precisamente en el invierno pasado, en Iguazú, que presenté la propuesta de integración energética, para ampliar nuestra agenda de integra ción y como solución cierta y sustentable a aquellas crisis. En sólo doce meses, las continuas reuniones de los ministros del área y las decisiones presidenciales han determinado que hoy estemos trabajando mancomunadamente en este tema, con posibilidades muy promisorias.

En aquella cumbre de Iguazú señalé: "Nuestro subcontinente presenta, por un lado, una enorme oferta de recursos que permite asegurar la base de energía que requiere nuestro crecimiento. Por otro, problemas puntuales de disponibilidad de recursos o pérdida de oportunidades de agregar valor a las materias primas. La solución para este problema es la formación de un gran anillo energético regional. Pero ello requiere solucionar problemas físicos, jurídicos y aun políticos que deben ser objeto de diálogos en el más alto nivel para llegar a un objetivo tan importante. Es por ello que creo necesario avanzar en esta idea, a través de un proceso que identifique problemas y vaya sugiriendo propuestas para ser analizadas por las autoridades de la región".

A esa inquietud continuaron otras y el consenso pleno de los presidentes en la reciente cumbre de Asunción, tendiente a desplegar una política energética común.

El trazado del anillo energético, en el que los organismos financieros regionales han mostrado especial interés, comenzaría con la conexión hacia Chile de los grandes yacimientos de Camisea, en la selva sudoriental peruana, a través de un gasoducto de 1.200 kilómetros, desde el puerto de Pisco a la ciudad chilena de Tocopilla. Desde allí se utilizarían las tuberías existentes que transportarán el gas a la Argentina, Brasil y Uruguay.

Esta primera iniciativa se complementará inmediatamente con otras en las que participen Venezuela, Bolivia y Paraguay.

A este proyecto de integración física debemos sumarle un esquema institucional nuevo que ?bajo la forma de una Carta Energética de la Región? brinde seguridad jurídica a la inversión y permita resolver eventuales controversias. A todo ello hemos de dedicar un especial esfuerzo en los meses venideros, en el marco de la presidencia pro-tempore que acaba de asumir Uruguay.

Porque es capaz de atacar las dificultades de modo conjunto, el Mercosur avanza y muestra de tal manera el valor estratégico del proceso de integración.


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