EL MERCOSUR Y EL PETROSUR

El Mercosur y Petrosur

?Así como está, el Mercosur no sirve para nada?, dijo el presidente de la Unión Industrial Argentina en la reciente reunión cumbre celebrada en Brasilia, de la que participaron los presidentes de los países signatarios del tratado y representantes de algunos países árabes. Era una reunión importante, ya que se esperaba que en ella se limaran asperezas o se superaran desacuerdos entre Argentina y Brasil, o que al menos se aclararan situaciones. Ocurrió más lo segundo que lo primero, y una ola de escepticismo sobre el destino del Mercosur invadió los ambientes empresarios de nuestro país, desalentados por la marcha de lo que en un momento se consideró el comienzo de una nueva era.

En efecto, se vertió mucha tinta y se pronunciaron muchas palabras sobre un tratado de integración regional cuyo futuro llegó a ser comparado con la Unión Europea y que ahora parece haber entrado en un punto muerto, en un estancamiento que mucho se parece a un retroceso, a una marcha atrás, para algunos a un adiós definitivo a un proyecto que tuvo más de utópico que de real. No hay que ser apresurados, sin embargo, ya que las relaciones entre los dos grandes del Cono Sur latinoamericano siempre han sido fluctuantes y muchas veces ?a lo largo de la historia? los idilios de ayer fueron sucedidos por los divorcios de mañana, y viceversa. De modo que hay que ser prudentes en cuanto a los diagnósticos sobre una relación que, al menos hasta ahora, está lejos de una ruptura. Y ello por razones que van más allá de lo puramente económico.

En un mundo globalizado y cada vez más competitivo, a Brasil le interesa conformar un fuerte bloque regional, y a la Argentina también. Venezuela es otro convidado a la entente, más allá de las controversias que suscite el régimen del presidente Hugo Chávez. Y a veces la geopolítica es tan importante como la economía, e incluso sus efectos económicos suelen ser trascendentes.

Por ejemplo, en la reciente cumbre de Brasilia, los representantes de Argentina, Brasil y Venezuela firmaron un documento de creación de Petrosur, organismo que coordinará las inversiones de la empresas petroleras estatales de los tres países. Marco Aurelio García, uno de los principales asesores en asuntos externos del presidente Luiz Inácio ?Lula? da Silva, explicó que los trabajos iniciales de Petrosur incluirán un primer avance en la cuenca del Orinoco, en Venezuela, la construcción de una refinería en el nordeste de Brasil y la explotación conjunta de gas natural en mar abierto en la Argentina. En momentos en que la crisis energética es uno de los grandes problemas que afectan a la Argentina, que amenaza con agravarse este año, este tratado tripartito cobra una gran dimensión.

Si realmente este esfuerzo conjunto de tres grandes países sudamericanos puede coadyuvar a superar la crisis energética, tendrá con seguridad más importancia ?para todos? que las dificultades en el comercio bilateral argentino-brasileño.

Más aún: puede aventurarse la hipótesis de que este tratado de complementación energética puede ser, en el futuro, mucho más importante que el Mercosur, entre otras cosas porque está suscrito entre tres estados nacionales y no estará sujeto a los vaivenes de las relaciones comerciales entre empresas privadas, aunque éstas serán las principales beneficiarias de una mayor disponibilidad de gas natural, gasoil y naftas.

Pero hay otros datos que son incontrastables: mientras el comercio mundial creció 60 por ciento entre 1997 y 2004, el intercambio entre Brasil y Argentina cayó 12 por ciento y el comercio con nuestro país representa para Brasil apenas el 0,92 por ciento de su producto bruto. Por otra parte, la invasión de productos brasileños como textiles, calzado y electrodomésticos obliga al Gobierno argentino a adoptar medidas proteccionistas, lo que resulta contrario a la letra y el espíritu del Mercosur.

Pero éstas y otras cuestiones ?como el hecho de que la complementación en la industria automotriz pasó a ser una quimera? no constituyen un certificado de muerte del Mercosur ni deben afectar el futuro de las relaciones argentino-brasileñas.