DANIEL BOSQUE*
Yuval Noah Harari, el gurú israelí furor desde que escribió Sapiens, augura que pronto se podrá hackear con toda facilidad a los humanos. Ahorita, dice, nuestra smart info es el ariete que nos rompe el alma sin que nos demos cuenta, mientras Zuckerberg y Google saben más de nosotros que la madre que nos parió. Y como dice Steve Bannon, quien se vende por el mundo como el gran hacedor de Trump, Bolsonaro, Salvini, Rivera, Orbán, por las redes y con tus algoritmos se puede hacen desastres con tus inclinaciones. Chau medios y multitudes, estamos on line en el corazón de tu cacúmen.
Pero mucho más al Sur y bastante más folk, el atávico y saltimbanqui peronismo ha oteado que su contrincante amarillo está groggy y punto de perder el protector bucal. Revivido el PJ como faro ¿y devaluada La Cámpora?, la briosa y flamante coalición disimula su falta de cintura con una mano tras otra y sólo se le ha visto contra las cuerdas en Comodoro Py.
El centro del ring tiene dueña y el mejor CEO posible, el Alberto. El gran timonel incombustible a los archivos donde destrozaba a los Ká, jura no será otro Héctor J. y sobreactúa fidelidades para ahuyentar cualquier atisbo de Lenín Moreno, aunque es un gran albur de cara a 2020. Por ahora le va de perlas el guión de arropar pejotistas, y mandar mensajes y armar desayunos con los mercados para jurarles que no habrá default, básicamente, así que no corran hacia la salida que en la Argentina que viene habrá good business cuando se vayan éstos que destruyeron todo. Compren pororó que after 11-D, cuando en Balcarce 50 seamos dos, podrán ver, sin venganzas, Pesada Herencia II.
The great war. La madre de todas la batallas ya comenzó en PBA y GBA, donde la carpa chika podría depositar al tope de la boleta a Kicillof-Magario, no sin otras contraprestaciones con los barones municipales, algunos de los cuales aprendieron a pasarla bien, en recursos y discurso, como con María Eugenia Vidal y su billetera. Si este PRO angustiado por su caída la llevara a la Nación, con el famoso Plan V, nadie sabe entre los intendentes cómo se repartirán gabelas y dádivas, en un escenario monocolor, sin pressing. Lo que es seguro es que nada será igual donde viven unos 18.000.000 de argentinos y se genera el 70% del PBI del país, con su interior de signo agrario remiso al peronismo y el AMBA mayoritariamente fiel, distritos donde se ha sentido la carestía y la destrucción de empleo del último año.
Enfrente, el sopapeado mejor equipo de los últimos 50 años, que agotó su tarjeta SUBE en la devaluación del invierno 2018, antes de lanzarse a los brazos de Christine Lagarde, vive sus peores momentos macro y Macri. Los números de empleo y actividad le son fatales y sólo cosecha alegrías en la próspera CABA, en la que viven argentinos más pudientes, una clase media empobrecida pero a la que le ha dado Metrobus, trenes elevados, autopistas y y subtes nuevos, en la urbe angustiada pero espléndida que encandila a los turistas de moneda dura. Una infraestructura que ni sueña en esas dosis el Interior tan lejos hoy del círculo virtuoso de las obras públicas PPP, a las que los fondos de inversión, la causa Cuadernos y el FMI mandaron parar hasta más ver.
Tiembla y late. Los gorilas (para gringos: todo aquel que no sea peronista, es decir más menos la mitad del electorado, depende de ánimos y bolsillos) lucen nerviosos frente por este resurgir de CFK, la mala. Y por el silencio de Cambiemos, atormentado por el dolor de ya no ser. El peronismo le ha ganado la calle, siguiendo su consigna predilecta, y el desgastado Marcos Peña apuesta con furia a torcer rumbos en las redes, donde dicen que su ejército troll petardea a su espejo nac&pop. Son dos mundos, dos relatos, sinapsis paralelas que no se tocan, salvo para agraviarse con vulgaridades en los zócalos de las noticias. Nulo plafón para el gran acuerdo que propuso en el tedeum patrio la Santa Iglesia Católica
Cambiemos hiberna, se queja su menguado núcleo, frente a los solos destellos de Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal, rodeados de las fatigadas negociaciones de Rogelio Frigerio, Carolina Stanley y Emilio Monzó. Defendámonos con el tema corrupción, a ver si prende. Lava Jato argentino, en versión Odebrecht, que hizo desastres en la región en suicidios, presos insignes y algo de dinero recuperado, aquí nadie quiere que inicie su expediente, la causa Vialidad, los chanchullos de la lejana Santa Cruz, que inundó las pantallas de quienes aman y detestan a CFK.
Lo que está en juego son los ni fu ni fa, muchos de ellos centennials, que quieren derechos civiles pero también trabajo y un lugar no tan precario bajo el sol. Son un 20% que decidirá si hay o no segunda vuelta, la única posibilidad, si la hay, para el gobierno de que sigan los globos en el firmamento.
Una danza de lobbystas judiciales y espías, que este domingo bailó su minué patrio en Canal 13 con PPT y Lanata filtrando que Eduardo Valdés, el amigo del Papa y operador de la carpa, hablaba fresco por el movi, con Baratta y Schiavi de la urdimbre de la “Operación Puff” para destronar a Bonadío y Stornelli de la causa Cuadernos. Un desenlace que esperan con ansiedad kirchneristas y unas cuantas constructoras y grandes empresas del país. Muerto el perro, se acabó la rabia.
Bemvindo meu capitan. A todo esto, y como si fuera poco, el jueves 6 de junio promete otro revulsivo, si se confirma la llegada del inestable Jair Bolsonaro, el polémico vecino en problemas para llevar adelante sus reformas de cuajo. Hoy la previsional, la más querida por su talibán Paulo Guedes, cifrada en US$ 300.000 millones, es la más álgida. Guedes y su jefe personifican políticas económicas y sociales que unos cuantos popes empresarios quisieran imponer aquí, pero 200 años de uno y otro país marcan diferencias. Y la visita brasilera, si el discurso es muy contundente, puede ser un salvavidas de plomo.
Uno que está entrando en el túnel del poder y otro que no sabe si a la salida le espera otro tramo o el escarnio de quienes no lo le perdonarán lo actuado. Jair y Mauricio tienen en sus mesas de arena, como aliado incomparable, el drama de Venezuela. Piedras en los zapatos que hoy calzan Alberto F, con su partitura de tibias notas autocríticas y los sectores más radicales en los que CFK se recostó marcadamente en su último mandato: Rusia, Irán, Cuba y Venezuela. Además de la sinuosa relación con Dilma-Lula, que ya no están.
Pero antes de que llegue Bolsonaro, el escenario de la política argentina seguirá en su tormentoso esplendor. La huelga del 29-M limará más al gobierno y conmemorará los 50 años del Cordobazo en el que Agustín Tosco y Sitrac-Sitram y los estudiantes armaron una pueblada contra la dictadura de Juan Carlos Onganía y una burocracia sindical bastante parecida a la que hoy convoca a parar.
Habrá además dos convenciones, la de la UCR de Cambiemos, que ratificará al Macri mermado en potencia y en actos. Más la del Frente Renovador, cuyo jefe Sergio Massa, con su eterno limpia parabrisas, debe preguntarle a su terapeuta cuando termina todo esto, sabiendo que cualquiera sea su óptica será tildado de traidor por los despechados.
¿Lo peor está por venir en las Provincias Unidas del Río de la Plata (bautismo del 25-M) o de América del Sud (bautismo del 9-J)? No necesariamente, si se siguen los pronósticos del FMI, el BM, el BID y la OCDE, todos con gruesos paréntesis sobre los rumbos de la política. La Argentina no es Grecia, abunda en recursos, pero sus tensiones sectoriales y el peso de su fisco hacen invivibles a inversiones previsibles y confiables. Lo puede atestiguar el macrismo, que gastó en ágapes y shows a los poderosos del planeta, con Obama y con Trump, casi a cambio de nada. Además, paráfrasis a Clemenceau, hay muchos en este país cada vez más desigual, que duermen de noche para de día llevarse sus capitales a buen resguardo. Y muchos que no pueden hacerlo, sin riesgo de rifarse lo que hicieron, que los envidian y aplauden.
Vamos a volver. El peronismo está volviendo con todo. Podría decir, como Aníbal Troilo, "la verdad es que nunca me fui del barrio". Otra vez, en 1989 y en 2001, para salvar la patria, como anda proclamando. Lo sufre como nadie el macrismo, el team descamisado de camisas celestes, ese uniforme inentendible afuera de la tribu. Que soñó con una restauración conservadora cohabitada con los paliativos a la asimetría, que hoy se traduce en una asistencia a un tercio de la población que vive en la cornisa entre la pobreza y la marginalidad. Y que nunca se propuso desmontar seriamente el derroche de la política, vaya si lo sabrá. Al fin, una billetera pobre mata a rubios y galanes.
Pero no llores por mí Argentina. Potencia de agro, energías de todo tipo, minerales, si paramos la pelota y no nos quemamos las reservas, tenemos con qué, dicen los candidatos a los sponsors que ahora deberán anotar su aportes en un Excel. Pero cuánto costará cada cosa, qué hacer con las tarifas y los precios de los servicios, quien se llevará la plusvalía, valdrá la pena producir o se confirmará la decadencia, como desactivar el pelotazo financiero.
El 2003 post Duhalde-Lavagna, tras la gran expoliación de ahorros y ajustes, es irrepetible y el Alberto, multifuncional y astuto operador, que conoce el paño desde sus asistencias a Domingo Cavallo, dice cómo salir del pozo. De este lado de la tapia, en tal vez su último cuarto de milla, el ministro productivo Dante Sica ha juntado a las cámaras empresarias para concluir todos juntos que en 2030 la Argentina hoy adormilada podría triplicar sus exportaciones. Siempre que las condiciones atmosféricas lo permitan, digamos.
¿Y los dineros mal habidos, preguntan los oyentes de las radios? La solución es sencilla. Por ejemplo, la próxima legislatura alumbrará un marco con penalidades y extinciones de dominio no retroactivas, todo tiene solución cuando hay buena voluntad.
En pocos días se conocerán los candidatos, más tardará el electorado en conocer sus promesas. Acaba de morir Niki Lauda, el gran piloto de la F 1 que sobrevivió a heridas lacerantes para volver a ser campeón. Muchos políticos y dirigentes argentinos deberían hacerle un monumento en sus ciudades y pueblos. Llenarían estadios los que, tan quemados o más, siguen y seguirán corriendo sin caerse del podio.
* Director de EnerNews y Mining Press.