DANIEL BOSQUE*
El puntilloso informe de Vale sobre los monitoreos y medidas de seguridad dispuestos para un dique de colas construido 1976 e inactivo desde hace tres años torna más patética la tragedia que envuelve al gigante holding del Brasil y, en su onda expansiva, a la minería mundial.
Las imágenes del lodazal que arrasó con centenares de vidas son portada en todo el planeta y la primera caída bursátil de las últimas horas del viernes es sólo un minimo anticipo de los tiempos oscuros que deberá afrontar la minera insignia de Sudamérica, que de la mano del veterano y recientemente reelegido CEO Fabio Schvartsman venía sosteniendo con logros el duro pulso precios del hierro vs. stocks chinos.
Este colapso de relaves, en uno de los yacimientos ferrosos más productivos del último medio siglo de Vale, fue mucho más pequeño en volumen que el sonado aluvión en Mariana, la mina de Samarco también en Minas Gerais, cuyas graves consecuencias recién hace muy poco habían sido zanjadas, en la faz de reparaciones civiles y fiscales entre la minera y las autoridades federales brasileras.
Pero el saldo mucho más cruento, medido en centenares de víctimas, impacta y pone a Vale el centro de la conmoción en su país y en el mundo. Estaba todo controlado, pero la proclamada seguridad de sus ingenieros se estrelló contra la cruda realidad. Algo puede fallar en minería, por ejemplo entre tanta inercia de empresas que maximizan resultados forzando productividades e infraestructuras.
Este after day es terrible para el espectro minero mundial. El mar de lodo de Brumadinho es un tsunami que amenaza lanzar al vacío el prestigio de la minería moderna como sinónimo de calidad y seguridad. Por estas horas ganan espacio las conocidas voces contra el extractivismo, sobre todo en América Latina, un territorio atravesado por conflictos sociales políticos y vecinales que resisten la expansión de la actividad minera.
Un cruel cuadro de situación en una región que en el mismo tiempo y espacio, entre los trópicos de Cáncer y de Capricornio, sufre cómo centenares de miles de garimpeiros hacen sufrir el ambiente con su minería artesanal y mercurio qué draga y seleniza por siglos decenas de millones de kilómetros cuadrados. En algunos países en una supuesta ilegalidad que tiene el guiño cómplice de las autoridades nacionales y regionales. En otros, como en Venezuela, como criminal política de Estado.
Pero este desastre de Brasil no ocurrió en ese inmenso universo ilegal sino en una de las minas modelo de una de las mineras más grandes del planeta, repleta de certificaciones de calidad de gestión ambiental. La noticia, como suele ocurrir, volverá expertos en minería y ambiente a periodistas, políticos y ciudadanos de a pie, porque los dueños del saber y los decisiones al interior de la minería fracasaron donde no podían hacerlo.
En los chats de las mineras, por estas horas, vuelan las consultas de los inversores a ver cómo estamos y si es posible que algo así nos pase a nosotros. Muchos de los que preguntan son los mismos que decidieron severos ajustes de inversión sustentable en esta ultima década de penurias en precios y bolsas, mientras crujían los balances de las mining companies. Hubo voces expertas, en este tiempo, que sugerían prestar atención al factor relaves y su potencial peligrosidad sobre todo en geografías tropicales.
Previsiblemente, gobiernos y opinión pública, en muchos casos atizados por los grupos anti minería querrán saber ahora cómo se están manejando la cosas en las minas de cada comarca y cuáles son las garantías que ofrecen las empresas explotadoras de los yacimientos.
La tormenta milenaria suele ser un factor de cálculo de ingenieros y geólogos cuando se proyecta o se reformula un complejo minero. Una de ellas dijo presente en Mina Gerais y se abrirán decenas de expedientes para buscar causas y responsables.
Brumadinho es la peor de las noticias que podía recibir el negocio minero global. Una actividad que necesita, como el agua, de la licencia social.
* Director de Mining Press y EnerNews
La Represa I de la Mina Corriente del Frijol tenía como finalidad la disposición de desechos provenientes de la producción y quedaba situada en Brumadinho (MG). La misma estaba inactiva (no recibía rechazos), no tenía la presencia de lago y no existía ningún otro tipo de actividad operativa en marcha. En el momento, se encontraba en desarrollo el proyecto de descomisionamiento de la misma.
La represa fue construida en 1976, por Ferteco Mineração (adquirida por Vale el 27 de abril de 2001), por el método de ascenso ascendente. La altura de la represa era de 86 metros, la longitud de la cresta de 720 metros. Los rechazos dispuestos ocupaban un área de 249,5 mil m2 y el volumen dispuesto era de 11,7 millones de m3.
La Represa I poseía Declaraciones de Condición de Estabilidad emitidas por la empresa TUV SUD de Brasil, empresa internacional especializada en Geotecnia. Las Declaraciones de Condición de Estabilidad se emitieron el 13/06/18 y el 26/09/18, referentes a los procesos de Revisión Periódica de Seguridad de Represas e Inspección Regular de Seguridad de Represas, respectivamente, conforme determina la ordenanza DNPM 70.389 / 2017 . La represa poseía Factor de Seguridad de acuerdo con las buenas prácticas mundiales y por encima de la referencia de la Norma Brasileña. Ambas declaraciones de estabilidad mencionadas demuestran la seguridad física e hidráulica de la represa.
La represa pasaba por inspecciones de campo quincenales, todas reportadas a la ANM (Agencia Nacional de Minería) a través del SIGBM (Sistema Integrado de Gestión de Seguridad de Represas de Minería). Siendo que la última inspección registrada en el sistema de la ANM fue ejecutada el 21/12/18. Adicionalmente, la misma pasó por inspecciones en 08/01/19 y 22/01/19, con registro en el sistema de monitoreo de la Vale. El registro de la inspección en la ANM, conforme a la legislación, debe ser ejecutado hasta el final de la quincena siguiente. Todas estas inspecciones no detectaron ningún cambio en el estado de conservación de la estructura.
La represa tenía 94 piezómetros y 41 INA (indicador de nivel de agua) para su monitoreo. La información de los instrumentos se recolecta periódicamente y todos sus datos analizados por los geotécnicos responsables de la represa. De los 94 piezómetros, 46 eran automatizados.
La represa poseía PAEBM (Plan de Acciones Emergentes de Presa de Minería), conforme determina la ordenanza DNPM 70.389 / 2017. El mismo fue protocolado en las Defensas Civiles Federal, Estadual y Municipal, entre los meses de junio y septiembre de 2018. El PAEBM fue construido sobre la base de un estudio de ruptura hipotética, que definió la mancha de inundación. Además, la represa poseía sistema de video monitoreo, sistema de alerta a través de sirenas (todas probadas) y registro de la población aguas abajo. También se realizó el simulado externo de emergencia el 16/06/2018, bajo coordinación de las Defensas Civiles, con el total apoyo de la Vale, y el entrenamiento interno con los funcionarios el 23/10/18.
Ante todos los puntos descritos arriba, todavía estamos buscando respuestas para lo ocurrido.
Sala de Imprensa. Vale