DANIEL BOSQUE*
Para los que creen en conspiraciones y juegos de tronos, la puesta en escena de Cambiemos, desde Vaca Muerta y La Plata, además de contundente ha sido llamativa. Y no faltan los que aseguran que al fin y al cabo se trató de una trama en la que Lilita y Cornejo liberan un conflicto y Mauricio y Maru lo resuelven.
La cuestión es para quién habló el ingeniero presidente desde la amada Cuenca Neuquina. O mejor dicho, donde prenderá mejor su discurso pro pullover y medias de polar. En las empresas energéticas, a las que les agrada cero la palabra tarifazo que ha ganado la calle y las portadas, la movida del gobierno cayó como un bálsamo. Por fin alguien dijo las cosas como son y es la oportunidad histórica para dejar de derrochar, fue el leit motiv tras la remake de Mauricio de aquel mensaje antipantuflas de 2016.
El clima está instalado para que antes del termómetro gélido el gran pueblo argentino se mentalice con que no puede vivir a giorno y sofocado en el trabajo y en la casa. Las energy shares, en el Merval y en N.Y., que estuvieron volátiles a raíz de las tarifas, es probable que adhieran con una suba el anuncio presidencial y la primera reacción de Vidal de que hay que jibarizar la carga impositiva.
Ojalá fuera todo tan sencillo. Lo vamos a pensar y cualquier cosa te decimos ha sido más o menos la respuesta del océano de las provincias justicialistas. Aranguren ha dado el mensaje y Frigerio debería cerrar una vez más el círculo en otro capítulo más del toma y daca de la sempiterna coparticipación nacional.
Es la renta energética, estúpido. Es decir, quien paga el sinceramiento que tanta falta le hace a la inversión en gas, electricidad y combustibles. Porque a las puertas de 2019 el plomazo que les cae a los consumidores/electores es una zona de turbulencias que puede tornarse en caída en espiral para las simpatías del modelo. El gobierno se activó como en las mejores épocas este fin de semana minimizando cifras y exaltando otras para mostrar que el camino es el correcto y que este sacrificio tiene un sentido sublime. Lo peor que podría pasar, coinciden empresarios y funcionarios nacionales, es que a caballo de de las facturas costosas vuelva el populismo de Unidad Ciudadana.
Pero alguien tendrá que hacerse cargo de la liberación de naftas y gasoil y de la senda de los US$ 7,50 el millón de BTU que llevaría a Vaca Muerta y otras cuencas a su máximo esplendor. La Provincia de Buenos Aires ya hizo los deberes volteando alícuotas que salían de hogares, comercio e industria e iban a cualquier parte.
Como el legendario y jugoso Fondo Especial de Obras de Gas que una y otra vez fue derivado a Rentas Generales para socorrer a un fisco al borde del default. Pero cualquier vecino bonaerense con buenas gafas habrá visto que en sus facturas le vienen gabelas municipales que engordan los impuestos hasta un 40% aprox. Para los barones de la política del conurbano resignar esos ingresos sería como cortarse un brazo.
¿Game over? Cambiamos el eje del debate y ahora a ver qué hace el peronismo, se festejaba con espíritu del día a día en la Casa Rosada y ministerios adyacentes. La jugada servirá para tirar un tiempo y despejar caminos, aunque el peso específico de las facturas sigue presionando las sienes de millones de argentinos.
Pero es bueno dar señales a los inversores, como está de moda decir. Hoy, las camisas celestes descorbatadas de Macri y su elite tienen una gran cita con los US$ 6.000 millones de las ofertas PPP para los corredores viales. Una buena ocasión para volver a pontificar sobre el cuidado de la valiosa energía que supimos conseguir.
* Director de EnerNewS y Mining Press