DANIEL BOSQUE*

Todo ha quedado tan cerca que los puedes tocar. No había pasado una hora de la carnicería de Barcelona cuando todo junto nos entró por esto que seguimos llamando teléfono. Tras las alertas disparadas por los medios, en medio de los primeros conteos de víctimas, empezaron a sucederse en nuestros whatsapp los videítos caseros y anónimos, explotados de realidad.

Por allí nos ha llegado todo. El primero, grabado al minuto, o menos, del raid de la furgoneta asesina, en el que la cámara se ha paseado cuerpo por cuerpo mostrando sin pudores a muertos y heridos. Otro corto, también de un escaso minuto, ha sido más tardío, mostrando sobrevivientes y auxiliadores en manojos de desesperación. Ha habido muchos más si uno quería mirar más de lo terrible y sin intermediarios.

Tanto terror y tanto morbo juntos son una novedad de la época. Muy siglo XXI: el Isis y sus lobos solitarios han descubierto que el arma más letal son las cuatro ruedas, en cualquier momento y en Europa, por ahora. Y los mortales, que entregamos la mitad o más de nuestras vidas a husmear en nuestras pantallitas, hemos tenido, también, nuestro propio hallazgo. Si la fortuna nos premia podemos convertirnos ya mismo en papparazzi célebres, vivir nuestra gloria en el proscenio de la tragedia. Cientos de millones de seres humanos, aguas abajo, completarán la faena escabrosa de frenéticos posteos.

Mientras los catalanes juntaban con espanto a sus muertos, una contra ola intentó ser virus en internet: por favor, no propalar las imágenes del terror. Porque no suma, porque engrandece al crimen y porque saca del medio preguntas, respuestas y pudores imprescindibles.

Quedó atrás el tiempo atávico en que funcionarios grises elegían qué noticias debíamos ver. Pero algo crujió hoy ante semejante festín de muerte en las redes. En esta época en la que nada es oculto, somos nosotros los debemos concluir donde está el límite, donde hay que parar. Si es que se puede.

*Director Mining Press y EnerNews

OLGA GÜEL

Había pasado poco más de una hora tras el atentado y el centro de Barcelona estaba sumido en el caos. Los servicios de emergencias contaban a los muertos en La Rambla y evacuaban a los hospitales a decenas de heridos. La Operación Jaula, con el metro cerrado y muchas calles cortadas, había dejado a miles de personas vagando por las callejuelas de Ciutat Vella. Los rumores provocaban momentos de pánico, con varias estampidas que llevaron a cientos de persona a salir corriendo para huir de peligros imaginarios.

En esos momentos, miles de personas dieron lo mejor de sí mismos. Cientos acudieron a los hospitales a dar sangre. Los taxistas hacían carreras gratis para sacar a la gente del centro de la ciudad. En las redes sociales, muchos barceloneses ofrecieron sus domicilios para acoger a aquellos que necesitaran un techo. Y, con las rondas de circunvalación colapsadas, decenas de vecinos bajaron de sus casas con botellas de agua y comida para ayudar a los atrapados en los coches.

Pero en esos momentos, también hubo otros que se esforzaron en empeorar las cosas. Personas que desde su casa o trabajo, con una impactante frialdad, grabaron mensajes de voz anunciando nuevas matanzas y peligros que supuestamente ocurrían en otras partes de la ciudad. Los audios empezaron a correr por las redes sociales, especialmente por WhatsApp. Para dar mayor credibilidad a las falsedades, las grabaciones se hacían pasar por testigos directos. Otros aludían a supuestos contactos fiables en las administraciones.

En medio de la incertidumbre, pensando que estaban ayudando a familiares y amigos a evitar el peligro, muchas personas dieron difusión a los bulos. El resultado fue contribuir a aumentar el miedo y la tensión en la tarde más trágica de Barcelona en décadas.

En una de estas grabaciones, una chica asegura que "están atropellando a gente en el Arco del Triunfo"

En otra, otra mujer asegura que un hombre matando a gente "con metralleta". "Cuidado, al Paralelo tampoco vayáis"

En una tercera grabación, un hombre asegura tener buenos contactos en el Ayuntamiento y los servicios de emergencia y asegura "hay varias bombas por toda Barcelona"