DANIEL BOSQUE*
Esperable y previsible, pero también sospechoso: la audaz jugada de Cambiemos del vamos por todo el bigote de Julio De Vido naufragó tras un debate de alto raiting e igual cansancio de la teleaudiencia argentina.
La polémica entre pasado corrupto vs. gobierno insensible, enfrascó a peronistas y la izquierda con macristas y massistas, pero el costo de mantener al ex Super K en el Congreso Nacional hoy resulta inescrutable de cara a las PASO.
Prima facie, otro balance más palpable es el alivio de la trama de negocios de la obra pública, la construcción y la energía en la República Argentina: si De Vido ingresa en tubulencias, aunque lo ha desmentido, prenderá el ventilador y tirará del mantel donde comieron y comen unos y otros.
La Argentina volátil y de bolsillos estrechos 2017 ha quedado presa de dos relatos: "Éramos tan felices vs. está llegando el paraíso". Pero si CFK arrasa en agosto en PBA, los reacomodamientos serán palpables y los ramalazos incontables.
Buenos Aires no es Caracas pero hay muchas mentes afiebradas en uno y otro bando. La de ayer fue una super batalla pero estuvo muy lejos de ser la última en la agitada conyuntura.
¿Y el final de la corrupción que tanto prometía Macri? Para eso, por ahora, hace falta otro país. Ayer los diputados se quejaban de qué tienen que hacer ellos lo que no hacen los jueces.
Argentina no es Brasil y el Lava Jato local está hoy en vias muertas.
El 5 de julio advertíamos aquí que sólo los "perejiles" quedarán a la intemperie. No hay fueros para todos y tampoco se consiguen en Mercado Libre.
*Director de Mining Press y EnerNews