DANIEL BOSQUE*
A pesar de que la Tierra ingresó en una época de meteoros impredecibles, en el peronismo se están cumpliendo los pronósticos de manual: tras el desmoronamiento del kirchnerismo, aunque un engañoso 49% haya acompañado al hoy desfigurado Daniel Scioli, el Partido Justicialista ha puesto proa a las viejas banderas, como una demostración cabal de que los gobiernos pasan, pero el peronismo queda.
Así como a Carlos Menem, quien hoy se las cobra insinuando en los medios de que Cristina mató a Néstor porque éste le pegaba, nadie lo conocía en las cumbres de la política y los negocios tan sólo meses después de haber vuelto a la llanura, a la altiva vecina de El Calafate le están cabiendo hoy las generales de la ley.
Delete, delete, delete. No son pocos los que dicen que la histérica ida del poder del pejotismo camporista en el último semestre 2015 es lo que está marcando la implosión. Como el Pacto de Varsovia a fines de los ’90, centenares de funcionarios en duelo anticipado por el fin del ciclo se dedicaron a inflar el plantel, a gastarse los dineros públicos en viajes, subsidios y oscuros gastos y, in articulo mortis, a destruir archivos físicos y virtuales para dejar tierra arrasada
Clarín, La Nación y otros perfiles victoriosos del caluroso comienzo 2016 se hacen una fiesta diaria acerca de la juvenilia derrochona del adiós K. Miles de celulares, viáticos inventados, muertos que cobraban, truchadas de todo tipo que las planas cuentan por cuentagotas. Casi que no hace falta que Mauricio Macri, en la apertura de sesiones del 1-M haga repaso de la herencia, como le reclaman sus aliados radicales y unos cuantos funcionarios de Cambiemos que todavía sigue siendo una Babel, aunque en estado de gracia, sobre todo en el área económica, donde eligió tener siete ministros para el área con la lógica secuela de fricciones y codazos.
El vilipendio de fondos de caja chica es anécdota al lado del campo minado. El fraude del dólar futuro de Vanoli con Rofex y la devolución del 15% de la coparticipación a las provincias, son por citar pocas cosas, expresiones de la quema de casas y cultivos que ordenó Cristina al constatar, como el abdicante Alfonso XIII, que ya no contaba con el amor de su pueblo.
Sobre estas ruinas ha transitado el PJ y la que supo ser su eficaz membresía, el FPV el primer trimestre de experiencia opositora. Hasta llegar a las puertas de ungir al sanjuanino José Luis Gioja como factotum de una época en la que parece haber sondeado que la oposición salvaje le aportará pocos porotos. La calurosa juntada de esta semana en Buenos Aires fue una primera estampilla en la frente para meter en el buzón de la historia a La Cámpora, despojada de cargos y madrinazgos.
En tanto, Cristina hasta hoy no concretó su promesa de volver del Sur. Si no regresa pronto corre el riesgo de no encontrar tropa, porque está claro que el liderazgo le fue retirado por los barones federales. La decisión ha sido ni espontánea, ni nacional ni popular en sus impulsos, porque mucho tuvo que ver el apriete del gobierno nacional que en cada meeting les dice a los gobernadores supérstites que su ex jefa a quien decían seguir con devoción, dejó las arcas vacías y el Estado quebrado.
La otra punta de la pintura de época muestra a los popes sindicales exhibiendo dientes al ajuste macrista y volviendo a los abrazos. Hugo Moyano, Antonio Caló y Luis Barrionuevo acaban de tranquilizar a la clase obrera. Estamos juntos, como siempre, y lucharemos por vuestros intereses.
Mientras tanto, Macri va aprendiendo el oficio en medio de los plácemes del mundo occidental, como decíamos esta semana en este espacio. Si todo va más o menos bien, recitan sus operadores, en el segundo semestre habremos cerrado cuentas y diferencias con el mundo financiero, recuperado divisas gracias a nuestro agro amigo y Argentina podrá volver a endeudarse a tasas razonables.
Y no habrá que meter demasiado el dedo en la llaga al peronismo opositor. “Hubo más despilfarro que corrupción” es la frase brillante acuñada por Mauricio y Durán Barba. Un concepto que tranquiliza a los que fueron gobierno y al nutrido enjambre de empresas que contrató con ellos y les pagó peajes de todo tipo, porque esa eran las reglas del juego para prosperar en los negocios.
Eso ya pasó. Milagro Sala está presa, a De Vido y otros los tenemos contra las cuerdas y disfrutemos de la transparencia y la ética, es el mensaje. Y a no preocuparse que nadie va a tocar el Fútbol para Todos.
*director de Mining Press y EnerNews
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