DANIEL BOSQUE*
¿Por qué ganaron María Eugenia y Mauricio y porqué perdieron Daniel, Cristina y Aníbal?. Desde que Julio Alak, casi a la medianoche dio el O.K. para que el escrutinio provisorio impactara a todos y todas, vuelan los whatsapp insomnes con su inventario de razones.
Muchas cadenas CFK, el mamarracho desesperado del anuncio de chau Ganancias, la kirchnerización de Scioli, las inundaciones y el viaje a Italia, el hartazgo por la prepotencia, la venganza del campo y el precio de la soja, el kaput de las economías regionales, son algunos de los high lights de un inventario que, en la mayor parte de los casos pone el énfasis en el voto castigo antes que en el sufragio PRO.
El exultante Mauricio Macri ha entendido este juego cuando anoche habló en un pasaje de su discurso a “los que no me votaron muy convencidos”. El humor social fue, es y será así. Un día te elige, otro te destrona y ayer se tradujo en un 36,8%-34,3%, un cuasi empate a favor del FPV, después de tantos dineros, balances, anuncios y promesas gastadas. Demasiado poco para irse a dormir tranquilo si uno integra o admira el mundo K.
No es eso lo que aterra y angustia en el kirchnerismo que anoche habló poco para los grandes titulares. Salvo por boca de Daniel S. en un discurso radicalizado, enojado y tenso, con Carlos Zannini a su diestra, remachando en lo hecho y lo que se hará. Y mostrando la hilacha al nombrar a Macri como un personaje falaz. “Hace falta mucha experiencia y no experimentos riesgosos”, desafió a su contendor, sin tomar debida nota de que su electorado bonaerense, que gobierna hace ocho años, lo golpeó duro.
Y Máximo K, que salvó su ropa en Santa Cruz con el triunfo de su tía Alicia vía la Ley de Lemas, quien advirtió que “mil tapas de Clarín” no dañarán a los seguidores de Néstor y Cristina. Ecos de un conflicto, contra el demonio de Magnetto, que a la sociedad ayer pareció no decirle nada.
En los bunkers de la vereda de enfrente, Macri, Massa y Margarita Stolbizer festejaban. Unos por ganadores, otros por su papel de árbitros de lo que vendrá. Todos por lo mismo: se trizó la hegemonía del último ciclo y habrá, por ejemplo 93 diputados de Cambiemos vs. 107 de un FPV que tiene en su vientre a tirios y troyanos.
En una de las últimas y escasas sesiones de la cámara baja, la jefa del bloke, Juliana Di Tulio desafiaba al arco opositor con que gánennos y después hablemos. María Eugenia Vidal salió indemne del Niembrogate, gobernará Buenos Aires, gracias a la piantadura de votos de Aníbal Fernández y su halo de efedrina.
Y Cambiemos se quedó con Quilmes, 3 de Febrero, Lanús, Morón, La Plata, Mar del Plata, Bahía Blanca, Olavarría, Junín, Pergamino, Campana Vicente López, Pilar, etc, etc., le podrán recordar hoy sus acérrimos rivales. Sin contar el sonoro cachetón de Gerardo Morales, en la clientelar Jujuy donde Eduardo Fellner cohabitó desde con el ejército bolivariano de Milagro Sala y su generosa billetera. Más aún, el macrismo se despegó fuerte en los grandes distritos electorales, como Santa Fé, Córdoba, Mendoza, además de la Ciudad de Buenos Aires.
Demasiado tarde para lágrimas. “Era lógico, eso pasa cuando eliges a un candidato que no quieres que gane” se quejaba anoche un operador del sciolismo de los vaivenes de Cristina, mientras se preguntaba cómo sigue la película.
En otros corrillos, la nomenclatura K se lamentaba de que les gane justo un personaje como Macri y auguraban el regreso de la derecha liberal y del menemismo de los ’90 que unos cuantos de los quejosos también supieron idolatrar. De cara a la segunda vuelta, matemáticamente, como se dice en el futbol, el FPV puede ganar, pero el tema es qué decirle a la sociedad en estas cuatro semanas. Y cómo evitar que el envión de los globos (ahora celestes y blancos) y bailes se transforme en un huracán Mauricio grado 5.
El 22 de noviembre, el día del ansiado balotaje, es el Día de la Música. Ayer, millones de argentinos le hicieron escuchar a la coalición gobernante las primeras melodías de una canción de protesta. Siempre hay un tango a mano para contar todo, como decían Carlos Gardel y Alfredo Lepera en su recordado Cuesta Abajo:
Si arrastré por este mundo,
la vergûenza de haber sido,
y el dolor de ya no ser.
Ahora cuesta abajo en mi rodada
Las ilusiones pasadas
Ya no las puedo arrancar.
Sueño, con el pasado que añoro,
El tiempo viejo que hoy lloro
Y que nunca volverá
Ahora triste en la pendiente,
Solitario y ya vencido,
Yo me quiero confesar,
Si aquella boca mentía,
El amor que me ofrecía,
Por aquellos ojos brujos
Yo habra dado siempre más
*Director de EnerNews y Mining Press
director@mininpress.com
Por primera vez en la historia, el país elegirá al próximo presidente en un ballottage. Daniel Scioli, que ayer se impuso por una diferencia mucho menor que la esperada, y Mauricio Macri volverán a enfrentarse en la disputa definitiva el próximo 22 de noviembre.
Al cierre de esta edición, después de una demora inédita en la difusión de datos oficiales, con el 83 por ciento de las mesas escrutadas, Scioli conseguía el 35,7% de los votos y Macri, el 35,3%.
El mayor golpe para el kirchnerismo, y para Cristina Kirchner, ocurría en la provincia de Buenos Aires, donde Aníbal Fernández perdía la gobernación a manos de María Eugenia Vidal. Con el 93% de las mesas escrutadas, la candidata macrista obtenía 39,62 puntos y el jefe de Gabinete, 35,04. Tercero quedaba Felipe Solá (UNA), con 19,21%
Que la elección no se haya resuelto en primera vuelta, que Scioli haya perdido tres puntos entre las PASO y ayer (en agosto había sacado 38,6) y que la diferencia con Macri haya sido tan estrecha configuran un escenario complejo para el oficialismo.
En principio, deja en evidencia la dificultad de Scioli no sólo para retener los votos de agosto, sino también conseguir los pocos que le habrían permitido superar los 40 puntos y ahorrarse el ballottage.
El magro resultado de ayer le augura días difíciles a Scioli. Quedará expuesto a los cuestionamientos del kirchnerismo por haber perdido votos y por su incapacidad para sumar apoyo por fuera del núcleo duro del oficialismo.
Tampoco a Macri lo esperan días fáciles. Deberá demostrar capacidad y cintura política para aglutinar el voto no kirchnerista. La tarea requiere, antes que nada, reconstruir el vínculo con Massa.
Consciente de que sus votos cotizarán alto, Massa, que sumaba 21,2 puntos (casi uno más que en las PASO), avisó que "en las próximas horas" definirá su postura ante el ballottage. "Vamos a juntarnos con nuestros intendentes y legisladores y armar un documento único", dijo. Las puertas de la negociación quedaron abiertas.
La pobre elección de Scioli y la debacle bonaerense delinean un panorama sombrío (además de inesperado) para Cristina Kirchner. La Presidenta eligió a Scioli como sucesor en contra de sus preferencias y obligada por los votos que el bonaerense supuestamente garantizaba por fuera del kirchnerismo duro. El resultado es una herida de muerte a ese cálculo y abre una incógnita sobre la actitud de Cristina Kirchner hacia Scioli a partir de hoy y hasta el ballottage.
La única buena noticia para la Presidenta llegó desde su lugar en el mundo, Santa Cruz. Al cierre de esta edición, con casi el 32 por ciento de las mesas escrutadas, Alicia Kirchner ganaba la gobernación y le sacaba 10 puntos de diferencia al radical Eduardo Costa.
Aunque lejos del podio, ayer festejó Nicolás del Caño (FIT), que con poco más de tres puntos quedaba cuarto y desplazaba a Margarita Stolbizer (Progresistas) al quinto lugar. Adolfo Rodríguez Saá (Compromiso Federal) cerraba la tabla con 1,72%.
¿Cómo se explica el cambio en los resultados respecto de las primarias? Scioli perdió el primer puesto de las PASO en Mendoza y Santa Fe, donde ayer ganó Macri, y en Jujuy, donde se impuso Massa. No mejoró en Buenos Aires ni creció lo esperado en Córdoba.
Además de Mendoza y Santa Fe, Macri ganó en Córdoba, donde en agosto se había impuesto De la Sota, y creció en la ciudad de Buenos Aires, donde sumó 9 puntos.
El primero en cortar la larga espera de datos oficiales fue Scioli. Al filo de las 22 habló desde el Luna Park en evidente tono proselitista, como si la segunda vuelta fuera un hecho. "Quiero que nos sigan acompañando", pidió después de volver sobre la idea de "dos modelos" en juego y convocar a "los indecisos y los independientes" para el 22 de noviembre.
Poco después de las 23, un Macri exaltado como pocas veces pidió apoyo incluso a los que ayer lo votaron "sin estar convencidos". "Los invito a conquistar nuestro futuro. Me tengo mucha fe", bramó rodeado por la típica estética Pro.
Finalmente, y pese al temor que había instalado el antecedente de Tucumán, la jornada transcurrió sin mayores problemas. No hubo denuncias penales de fraude, aunque se registraron algunos incidentes menores.
La agrupación kirchnerista La Cámpora sufrió el golpe del FPV en Buenos Aires, aunque compensó con tres intendencias (ganó en Lanús, Mercedes y Moreno). Además, tendrá 24 diputados nacionales, cerca de un cuarto de la bancada del FPV. Su jefe, Máximo Kirchner será uno de ellos.
Tal como se esperaba, a partir del 10 de diciembre, la Cámara de Diputados será más fragmentada. Ningún bloque tendrá mayoría. El oficialismo, que puso en juego 87 bancas, será la primera minoría, con 116 bancas (contando aliados) Seguirá dependiendo de aliados circunstanciales para conseguir el quórum de 129.
La oposición retuvo más de lo esperado, 141 bancas, pero seguirá muy fragmentada.
En el Senado el oficialismo quedó reforzado. Puso en juego 9 bancas (6 propias y 3 de aliados) y renovó 11, todas de candidatos propios. La oposición, que arriesgó 15, se quedó con dos bancas menos.
En Jujuy, el radical Gerardo Morales derrotó al actual gobernador, el kirchnerista Eduardo Fellner. En Chubut, al cierre de esta edición, el PJ se imponía al kirchnerismo, aunque por estrecho margen.
Hubo triunfos de peronistas cercanos a la Casa Rosada en Entre Ríos, Catamarca, San Juan, Misiones y Formosa, mientras que el peronismo no kirchnerista se impuso en San Luis y La Pampa.
Con el 80% de las mesas escrutadas, Daniel Scioli logró ser el primero en el recuento de votos a Presidente: hasta la 1 de la mañana, Mauricio Macri encabezaba el podio. En tanto, María Eugenia Vidal lidera el resultado de la provincia de Buenos Aires.
En el búnker de Cambiemos atronaron los festejos cuando se conocieron los resultados oficiales. Pasada la medianoche, y con el 67% de los votos escrutados Cambiemos tenía el 36,24% de los votos. En tanto, el Frente para la Victoria, tenía el 34,70% de los votos. Massa, con UNA, lograba el 21,09%.
Hasta la medianoche, el Gobierno ocultó la información sobre el resultado electoral, dado los resultados que estaban llegando al Centro de Cómputos. El ministro de Justicia Julo Alak y el vocero presidencial Alfredo Scoccimarro serían los responsables de que no se haya difundido aún ningún dato del recuento de votos.
Cuando ya empezaban a trascender los primeros datos de forma extraoficial, el ministro Alak hizo una conferencia de prensa, al filo de la medianoche, para anunciar que se publicarían los primeros resultados. Hizo muchas advertencias de que aún faltaba cargar el 60% de los votos de la provincia de Buenos Aires, insinuando que allí se podrían dar vuelta los resultados a favor del oficialismo.
El centro de Cómputos funciona en el Correo y hay una nutrida delegación internacional de magistrados, académicos y veedores allí observando, como antes lo hicieron en distintos puntos clave de la elección.
Pero pasada la 1 de la mañana, Scioli logró revertir el resultado por poco margen: 35,52 contra 35,43 por ciento. En el oficialismo en tanto, decían que podría llevar la diferencia a 3 o 4 puntos al finalizarse el conteo.
En tanto, con el 72% de las mesas escrutadas, en la provincia de Buenos Aires María Eugenia Vidal se quedaba con el 39,77% de los votos y Aníbal Fernández, con el 34,74%.
El candidato a presidente del Frente para la Victoria aseguró que ganó la elección, sin dar precisiones sobre el balotaje. Con su discurso, instaló la reapertura de la campaña de cara a la segunda vuelta, repitiendo las consignas que utilizó durante la última semana: "Les pido que me sigan acompañando a quienes antes eligieron otra propuesta. Porque llegó el día en el que para un argentino, no hay nada mejor que otro argentino", enfatizó citando a Perón.
Y le pegó al líder de PRO: "Si fuera por Macri no tendríamos la AUH, YPF, Aerlíneas Argentinas ni la recuperación del ANSES", disparó.
"Muchas gracias a todos por esta nueva victoria", abrió su discurso en el búnker de PRO. Scioli comenzó a centrar sus palabras en torno a un triunfo frente al candidato de Cambiemos, Mauricio Macri: "Los cambios tienen que ser cambios para adelante, y nunca para atrás. Y siempre incluyendo a los más necesitados. Estoy convencido de que los argentinos no quieren volver al ajuste, la devaluación y el endeudamiento", aseguró. "Mi compromiso con cada uno de ustedes es ser un presidente, no solo de unos pocos", agregó.
El candidato oficialista centró así su campaña en los eventuales votantes de una segunda vuelta: "Van a tener un presidente que fomente el federalismo productivo y que no mire al país sólo desde el puerto. Que siga con la recuperación de nuestros trenes, rutas y Aerolíneas Argentinas y que no los privatice nunca más", enfatizó. Y convocó "a los indecisos".
"Existen dos visiones muy diferentes del presente y del futuro de la Argentina que están en juego. Ratificamos que nuestra prioridad son los humildes, los trabajadores y nuestra clase media", lanzó Scioli,convocando a un sector que no suele ser mencionado por la Presidenta en sus discursos.
Sobre el final de su discurso, alrededor de las 10.05 de la noche, el gobernador bonaerense comenzó a citar a quienes consideró sus referentes: "Como decía Perón, todos unidos triunfaremos. Creo, además, como decía Alfonsín, que con la democracia se cura, se come y se educa. Y como Néstor, que las convicciones no se dejan en la casa de Gobierno. Y como Cristina, que la Patria es el otro", enfatizó.
Y para cerrar, citó también al Papa Francisco: "Hay que tender puentes", aseguró, ante el festejo de los cientos de militantes en el búbker del Frente para la Victoria.
Sergio Massa no pudo evitar el arrastre de la polarización y anoche quedó fuera de la pelea presidencial. Con el 21,16% de los votos, sobre el 72,8% de los escrutados, terminó lejos del ballottage que protagonizarán Daniel Scioli y Mauricio Macri. Pero el tigrense hizo de todo para presentar lo votación de ayer como un punto de partida para su fuerza y para dejar en claro que no espera ser un mero espectador de la batalla que vendrá.
"Nos van a encontrar en el camino de construir un cambio positivo e inteligente para el futuro de nuestro país", dijo al subir al escenario del búnker del frente UNA, junto a su familia; su compañero de fórmula, Gustavo Sáenz; el economista Roberto Lavagna; su candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires, Felipe Solá; los diputados Graciela Camaño y Facundo Moyano; el intendente de Tigre, Julio Zamora, y el radical Jorge Vanossi, candidato al Parlasur. Massa era el que sonreía más.
Aunque no adelantó si apoyará activamente a Macri o a Scioli de cara a la segunda vuelta, el tigrense dejó picando algunas frases que lo mostrarían más próximo de Cambiemos que del kirchnerismo. "Esta noche empieza el cambio en la Argentina", fueron sus últimas palabras, poco después de recordar que UNA tiene "un compromiso: que en la Argentina se termine la impunidad frente a la corrupción".
Massa anticipó que los dirigentes de su fuerza se reunirán mañana y pasado en La Falda, Córdoba, para definir un documento con los principios y propuestas que el frente UNA pondrá a disposición de Cambiemos y el kirchnerismo. "Si logramos puntos de coincidencia sobre un programa que preserve la identidad de UNA, estamos dispuestos a conversar. Pero no estamos para un contubernio, sino para una convivencia", indicó a LA NACION José Manuel de la Sota.
El gobernador cordobés llegó minutos antes de la medianoche al salón vip del búnker que UNA montó en el complejo Pipa, en Tigre, el mismo que Massa había empleado en 2013. Allí lo recibió un Massa notablemente acalorado, ya sin la corbata ni el saco que había vestido en el escenario, pero, otra vez, mucho más sonriente que el resto.
"¿Por qué estoy así? Estoy tranquilo. Hice lo que tenía que hacer. Enfrenté el poder, la plata, me la banqué. Todos decían que después de las PASO íbamos a estar en un dígito. Estamos arriba de los 20 puntos, gané en Jujuy con Gerardo Morales y lo hice ganar a Eduardo Costa en Santa Cruz. Si ves los números del Norte, te das cuenta de que le sacamos los votos al kirchnerismo", dijo el tigrense.
Igual de confiado se mostraba frente a los resultados de UNA en los municipios bonaerenses. "Sumamos 11 intendencias", decía, enumerando los casos de Chascomús, Chivilcoy, Necochea, Coronel Pringles, Monte y Villarino. Muy lejos de la preocupación que por entonces vivía el grueso de los intendentes del Frente Renovador. Anoche ganaban con cierta comodidad en Tigre y San Fernando, pero caían derrotados en Hurlingham, Junín, Mercedes y Bahía Blanca.
Desde temprano, en el entorno de Massa aceptaron que en la última semana se había producido la polarización contra la que pelearon desde las PASO. "Estuvimos en 24 puntos, pero en estos días todo lo que habíamos crecido se fue a Macri", reconocían por la tarde. Por ese entonces, si la anticipación de una derrota evitó raptos de amargura, el clima que imperaba en Pipa era de resignación. Los voceros intentaron levantar ese espíritu, aunque con frases que parecían también buscar un premio consuelo.
Massa redondeó la tarea al subir al escenario, poco antes de las 23. "Gracias a los cinco millones de argentinos que confiaron en nosotros. ¡Falta mucho camino por recorrer, a no bajar los brazos!", arengó a los militantes. Luego se abrazó con sus aliados, besó a Malena, y se puso a cantar. Para entonces, ya había logrado que fueran más los que sonreían.