(Por Daniel Bosque*) Año clave, inflexión y transición, antes y después. Así como los ciudadanos de a pie, los hombres de negocios han abordado 2015 como un periodo bisagra en el que se definirá la suerte de inversiones y proyectos mineros en carpeta.
Argentina enfrenta su cambio de gobierno, impregnada de debates acerca de su pasado reciente - dominado por una alta injerencia del Estado en el diseño y el manejo de los negocios – y de su impreciso futuro. La próxima administración deberá cotejar expectativas creadas en la mayor parte de la sociedad con las posibilidades ciertas de operar, sin consecuencias traumáticas, sobre el cóctel de alta inflación, recesión, cepo cambiario, escasas inversiones, alto gasto público, creciente deuda pública. En ese contexto, ninguno de los tres candidatos expectantes – Daniel Scioli, Mauricio Macri, Sergio Massa – ha abjurado de la necesidad de desarrollar a full los abundantes recursos naturales, lo cual incluye a la polémica Minería y el novedoso Fracking hidráulico, que concitan las acciones de los mismos opositores ambientalistas.
Todo lo contrario, el rico target extractivo de minerales, petróleo y gas está en el menú electoral de los presidenciables. El desafío es cómo activar este potencial en tiempos de precios bajos y costos altos. Un escenario que es mundial pero que aquí se complica con la proyectada inflación enero-diciembre del 35-40% y el dólar planchado que ha diseñado la conducción económica.
La minería argentina ha cerrado 2014 en un estado glorioso, si se adopta la narrativa oficial, despojada de otras consideraciones. El segundo semestre del ejercicio pasado vio la inauguración del oro y plata de Cerro Negro, del litio del Salar de Olaroz y de las fases subterráneas de Casposo y Gualcamayo. Además, Alumbrera ha puesto en marcha la expansión de Bajo el Durazno y se han activado, con esfuerzos, fases de exploración en proyectos metalíferos de diversas provincias, aunque muy lejos – como sucede en otras partes del mundo – de los guarismos de cuando oro, plata y otros metales vivían una fiesta.
El año ha cerrado, según cifras Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM), con US$ 1.600 M de inversión en el sector, notablemente menos que los US$ 3.855 M que pregonó el gobierno repetidas veces. Fotos, Fotos, Fotos. La relación de la Secretaría de Minería de la Nación con las mineras, sus cifras y planes es la ya conocida. “Vení,vení, vení, sacate una foto…” (Sí usted estuvo con Mayoral, búsquese aqui) es el cántico risueño con el que los empresarios aluden a sus citas en Diagonal Sur, seguidas invariablemente por gacetillas pletóricas de inversiones y visitantes diciendo “nos fue mejor que nunca” o “tuvimos nuestro mejor año”.
Detrás de esta singular comunicación está el real mining con sus asertos e interrogantes. No sólo por la salud del negocio. También y con mayúsculas, por la puja distributiva con administraciones hambrientas.
Un leading case de lo dicho es Santa Cruz, donde la provincia y comarcas como Perito Moreno pretenden abiertamente que la minería cierre el gap de efectivo entre sus presupuestos y la cruda realidad. La sonada movida de Goldcorp, de previsionar quebrantos por US$ 2.700 M originó la previsible respuesta del tándem Julio De Vido – Jorge Mayoral, cuyo marketing hasta el fin de su reinado seguirá un mensaje compacto: la minería está bárbara, debería aportar más aún.
No opinan lo mismo las operadoras que lidian con la administración de Daniel Peralta y su Impuesto Inmobiliario Minero. La alícuota anual del 0,45% sobre sus reservas ha enfriado por lo menos unos US$ 5.000 M de inversión en el Macizo del Deseado.
Mientras tanto, la minería de Chubut espera que la política asuma el potencial geológico como una posibilidad de desarrollo y no como un botín tironeado con sectores minoritarios de la sociedad. El año pasado ha sido pródigo en improvisaciones, a partir de la llamada Iniciativa Popular que pretendía prohibir procesos mineros en la provincia y hasta posibles extensiones en la vecina Santa Cruz.
Fin de abril es la fecha tope de una enredada ley provincial que dispone un sistema de consultas para habilitar lo más a mano y factible, la Meseta Central hambrienta de desarrollo, y su proyecto Navidad, después de haber dispuesto la prohibición en la Cordillera. Pero el año electoral, donde se decide la suerte de quienes legislan y gobiernan no es precisamente una buena coincidencia.
Toronto espera. La gran vidriera de PDAC 2015
La otra provincia que dio que hablar con el dilema Minería Sí o No fue Mendoza, a propósito de sus proyectos San Jorge ( alienta su esquema bi-provincial, con procesos en San Juan), Cerro Amarillo y Hierro Indio, que mostraron a la dirigencia provincial más abierta, con una fisura mental promovida por Francisco Pérez y su ministro Marcos Zandomeni. Un buen ejercicio, otra batalla dicen en la cámara minera local CaMeM presidida por Mario Chabert quienes saben que, en el mejor de los casos, el proceso de legitimación de la minería allí será largo.
Su hermana y rival cuyana, San Juan, ha atravesado todo un largo año de privaciones y mermas tras la parálisis de Pascua Lama, cuyos efectos han sido sólo mitigados por el gobierno de José Luis Gioja, que ha procurado alivio en la obra pública y los planes sociales. La fuerte crisis vitivinícola y del agro sanjuanino han complicado más las finanzas, hoy crecientemente socorridas por la Nación ante el desplome de las regalías golpeadas por el bajón en los precios metalíferos.
El acuerdo con China para construir El Tambolar, el cuarto dique sobre el Río San Juan y la tercera represa de la era Gioja, insuflará dinero y empleos. Mientras, el sueño del cobre por Pachón (Glencore), Los Azules (Mc Ewen) y Altar (Stillwater) siguen a la espera de vientos de cola. Por el primero, Glencore ya dijo todo: el proyecto está más cerca que nunca de llegar, en su casi medio siglo, al Estudio de Impacto Ambiental. Pero falta un mejor paisaje para el cobre en el mundo y, aunque no se lo digan al gobierno, otro contexto económico y político argentino.
Tanto en San Juan como en Mendoza llamó la atención la escasa, casi nula, repercusión de los eufóricos anuncios del secretario Mayoral sobre inminentes capitales chinos para comprar y llevar adelante Potasio Río Colorado (PRC, de Vale) y Pascua Lama (Barrick). En consultas realizadas por Mining Press, las cámaras Cámara Minera de San Juan (CMSJ) y el Grupo de Exploradores de la República Argentina (GEMERA) prefirieron esperar antes de expedirse. “Muchas veces se prometió algo parecido, sobre todo en PRC, y nunca quedó en la nada. Además, Pascua Lama está un difícil proceso judicial en Chile que primero debería resolverse”, fue la respuesta.
Sobre los dos monstruos hoy parados no faltan en la minería quienes se lamentan de la falta de previsión que imperó en la “década ganada” versión minera. Entre el EIA de Pascua Lama y el inicio de las obras se fueron cuatro preciosos años por la discusión tributaria con Chile, que finalmente quedó en lo mismo. Y otros cuatro años se perdieron en PRC por los debates interminables en el seno del Comité Interjurisdiccional del Río Colorado (COIRCO) y por la Ley de Aguas de Mendoza. Las dos obras comenzaron a erigirse cuando había pasado lo mejor del ciclo de las commodities.
Otra provincia inquieta con su futuro minero es Catamarca, donde la UTE Alumbrera-YMAD fue un balón de oxígeno de las arcas provinciales por largo tiempo. Bajo el Durazno le dará un tiempo suplementario, hasta el fin de la década, al oro, cobre y molibdeno del Bajo de la Alumbrera, pero Lucía Corpacci como los macristas y massistas que aspiran a sucederla están urgidos por activar Agua Rica, para lo cual Yamana Gold y la estatal CAMYEN acordaron un Distrito Minero que integre al demorado proyecto de Andalgalá con Cerro Atajo, un área en la que las dos mineras tenían litigios irresueltos. El escenario de la minería en el NOA es multicolor, como los cerros de Purmamarca. En Salta, los proyectos Lindero, El Quevar y Taca Taca siguen aguardando fondos de inversión y mercados más propicios.
En Jujuy, el litio de Salar de Olaroz y los anuncios en torno a Lithium-Exar-Posco y coreanos han mostrado realizaciones en un mercado prometedor pero todavía de volumen minoritario. Todos inscriptos en un esquema modélico de minería mixta, que estipula sí o sí la participación del Estado. Sin inversión genuina mediante, a través de capitalización de utilidades, como en el joint venture de JEMSE con la australiana Orocobre en Sales de Jujuy. El proyecto metalífero Chinchillas (Grosso Group) avanza no tan rápido como quisiera, por la actual situación de los mercados y la mirada sobre la actualidad argentina.
Para los que gustan observar más allá de la curvatura de la Tierra, las empresas mixtas, al igual que los diversos esquemas de tributos provinciales son y serán factor de decisión para quienes se sienten atraídos por la rica geología argentina. “La estructura impositiva argentina plantea un serio problema de competitividad. La base imponible debería ser la utilidad operativa, para dotar de progresividad a la estructura tributaria” explica Daniel Jerez, el economista del Organismo Latinoamericano de Minería (OLAMI) de permanente muy consultado por la CAEM.
Los analistas toman nota sobre todo. El aumento del Canon Minero, insólitamente congelado por una década y ahora reformado para gatillarlo con una cláusula dólar en contradicción con su espíritu que le inspiró Edmundo Catalano en el Código de Minería, es un dato. El Registro Fiscal Minero, que terminó metiendo en la morsa de la AFIP a más de 4.000 empresas relacionadas con la actividad, es otro ingrediente no menor. Otro dato, para la futurología política, es quien interpretará la partitura minera del gobierno que venga.
El eterno Mayoral viene diciendo, en los últimos tiempos a todos y todas que “si gana Daniel (Scioli) yo me quedo, voy como ministro de Minería y Hugo Nielson será mi secretario del área”, en virtud de supuestos acuerdos entre el bonaerense y La Cámpora que dejarían atrás los viejos culebrones de Catamarca.
Con los crudos índices de la encuesta del Fraser Institute, un clásico de los veranos, un grupo de argentinos irá a Toronto a promover sus activos en la Prospectors & Developpers Association of Canadá (PDAC), “Hay que llevar un buen business plan y si vas a vender algo no zarparse con los precios. Y hablar mucho, pero mucho, de 2016. Y transmitir confianza de que las cosas aquí van a cambiar”, dicen algunos de los que se anotaron en el viaje, que este año tuvo novedad el paquete armado por la Embajada de Canadá, a un precio bastante accesible.
Los viajes de negocios en algo se parecen a veranear en la Costa Atlántica, donde no importa cuánto se gastó si hubo sol y playa. En Toronto, mejor premio que un buen bronceado será abrochar algún negocio.
*Director de Mining Press y Enernews
director@miningpress.com