(Por Daniel Bosque*) Como adelanto institucional de los festejos del Día de San Valentín, Cristina Kirchner se ha presentado en sociedad, con eufórica juvenilia a sus pies, como máxima promotora del amor en la República Argentina.
Según su curiosa lectura de la historia reciente, la mandataria ha sostenido que los que reclaman por una mayor calidad institucional en el país son los artífices del odio en nuestra sociedad. De la muerte del fiscal que la investigaba, al que el Estado debió haber custodiado como un cristal, no ha hecho referencias más concretas. Lo cual indica que la saga de agravios seguirá interpretada, como hasta ahora, por Jorge Capitanich y Aníbal Fernández, sus alter egos para el punch.
El resto de su elenco ministerial se ha repartido en diversos destinos, mostrando un notable dinamismo en teleconferencias. Florencio Randazzo, herido por el “escrache buitre” ha sido habilitado para verbalizar el discurso más duro del poder. Desde un remozado andén ha cargado contra holdouts, opositores, jueces y la llamada prensa hegemónica, con lo cual ha dejado a Daniel Scioli cada vez más incómodo frente a propios y extraños.
El software K, de cara a las elecciones, va sumando nuevas aplicaciones y ringstones para consumo de su militancia más cerril. “Nosotros y ellos”, el esquema mental que ha debutado ayer, deja pocos espacios para que el gobernador bonaerense abra rumbos a sectores sociales refractarios a la intolerancia y la fractura.
Los otros colaboradores del gobierno han cumplido ayer con una jornada cuasi pre electoral. Debora Giorgi mostró por cadena nacional otro jalón de las sustituciones de importaciones que benefician a empresas argentinas. Y Axel Kicillof junto a Julio De Vido, por encima de sus rencillas, han sellado su alianza con la ADIMRA de Juan Lascurain, su ariete en la crítica Unión Industrial Argentina (UIA).
Todos han sido teloneros del brulote contra Techint, la factura más sonora que les ha pasado por debajo de la puerta CFK a quienes critican, desde el mundo de los negocios, los acuerdos con China que tendrán notable impacto en el corto plazo.
Así las cosas, éste no parece haber sido un discurso más de los que acostumbra dar la presidenta. El FF.CC. Nestor Kirchner acaba de alinear sus vagones, chinos como los de Randazzo, para advertir a todos y todas que habrá dura batalla hasta el final. Mensaje que vale para el establishment y los ciudadanos de a pie. "Bienvenidos al tren", como decía Charly García, el viaje ha comenzado.
Por otra vía avanza una formación social y electoral muy diferente, rumbo a otro destino. La pregunta es cuál de los dos convoyes llegará a la meta. O si terminarán chocando ruidosamente. Como muchos temen, a la luz de los recientes acontecimientos, con lógica preocupación.
*Director de Mining Press y Enernews