(Por Daniel Bosque*) El borrador, tipeado en las PC K de diagonal Julio A. Roca indignó a GEMERA. Jorge Mayoral con su gremio delfín de los jerárquicos, Asijemin, apuró un convenio de trabajo en el sector explorador, eludiendo consultas a las propias junior que vienen capeando la conocida sequía de inversiones. “No nos dimos cuenta, vamos para atrás”, se disculparon en la CAEM, que cayó en la celada. No es la primera vez que la autoridad minera quiere imponer reglas en el segmento exploratorio, ya en 2010, cuando la perforación y el análisis de muestras era todavía boom y records dispuso sobre empleo local de geólogos y técnicos.
Eso no fue lo único que ocupó a la entidad que preside el cordobés Julio Ríos Gómez. En la última reunión, con la junior Agaucu, de los veteranos Raúl Concina y Jorge Sabalúa como anfitriona, hubo largos debates sobre lo que se puede esperar en Mendoza. Tanto va el cántaro a la fuente que al final hay discusión sobre el status de la minería en la provincia cuyana, gracias al pressing incansable de los empresarios mineros locales con Mario Chabert a la cabeza. Las perspectivas posibles de la “rusa” San Jorge, más Cerro Amarillo, el viejo proyecto de Jorge Bengochea y Hierro Indio, que alienta Guillermo Re Kuhl, ocuparon la atención de la mesa. Todo dentro de la Ley Cobos que prohíbe lixiviación y otras cosas. La idea es que avancen los proyectos, con sus respectivos permisos, para ir liberando tensiones y mostrando a quienes tienen que financiar que hay un marco de respaldo propicio en la geografía mendocina.
Desde luego que los esperan en el otro rincón del ring antis recalcintrantes, como los de San Rafael y el sancarlino Jorge Difonso, testaferro intelectual del Cleto Cobos cuando la Ley 7722, aunque su líder actual Sergio Massa hoy esté abierto a meter el desarrollo minero en su agenda. Ya hubo un par de reuniones con CAEM y el 20 deberían juntarse de nuevo. Massa ya estuvo preguntando a Barrick y Alumbrera cuánta agua gastan y cómo es la ecuación tributaria y ambiental de proyectos y minas, además de hablar a favor de la industrialización del litio, algo que los mineros ven muy lejano en el país.
Que se cierre el círculo de aceptación de la actividad minera como uno de los pilares del país es positivo, dicen los empresarios que manejan datos reconfortantes en cuanto a simpatías en la opinión pública. Las últimas mediciones de Poliarquía para las cámaras empresarias ya muestran un aumento de la imagen positiva en los grandes centros urbanos, en particular en CABA y GBA donde hace un lustro, por la prédica de Greenpeace y otros, la imagen daba bastante mal. Paradojas, si se quiere, justo en este momento fondear proyectos mineros en Argentina está difícil. En el sector abundan comentarios, como en otros: las plazas financieras estaban entusiasmadas en el primer semestre del año con carpetas de inversión públicas y privadas, tras lo acordado por el gobierno Repsol, CIADI y el Club de París y les cayó como agua fría el no acuerdo con los holdouts. No hay quien no apueste a que la Argentina pagará y volverá abundante el crédito, aunque otros, aquí y en el Exterior manejan la hipótesis de que Cristina y Axel están emperrados en su pulseada con Paul Singer y Asociados.
El tema no es menor para la minería. En un par de casos, obtener el O.K. de las provincias para construir una mina podría ser un problema, por la falta de cash para el desarrollo, lo cual podría defraudar expectativas de empleo e impacto económico
Mientras tanto, la premisa es ir garantizando marcos. Como en el caso Chubut, donde el peronista Vicente Jara podría pasar a la historia minera vernácula por su proyecto a favor de la Zonificación que viabilizaría actividad en la Meseta. Un progreso que ha puesto en pie de guerra a la anti minería, minoritaria pero ruidosa en la provincia, y que puede terminar con las vacilaciones de la política local, cuya atomización en la Legislatura complica definiciones si no hay previamente consensos entre los caciques chubutenses. El proyecto versus el anterior de Martín Bussi, que pretendía mandar todo al freezer por tres años, ha limado también las diferencias estratégicas entre Pan American Silver, interesada en desarrollar Navidad, y Yamana Gold, que procura los permisos para Suyai, la innovación subterránea con procesamiento mineral satélite de lo que fue El Desquite. El proyecto del gobierno, ni qué decir de la iniciativa anti, impedía cualquier intento para ambos proyectos. Lo mismo que para la CNEA, que abriga esperanzas por su uranio de Cerro Solo.
Más al Norte, Yamana sonreía satisfecha, tanto como Lucía Corpacci, por el acuerdo marco para avanzar con la estatal catamarqueña en un distrito minero conjunto, asociando los activos de Agua Rica y Cerro Atajo, con un 5% de participación, sin capitalización vía utilidades, para la empresa pública. La iniciativa de Hernán Vera fue rápidamente aceptada por la provincia, urgida porque no se pare la rueda de la renta minera después que fenezcan Alumbrera y su difundida prolongación de Bajo el Durazno. El fin del litigio por Cerro Atajo y la definición de qué pedazo de la torta quiere Catamarca puede ser un dato cierto para los inversores.
Certidumbre, previsibilidad, reglas. No es otra cosa lo que quieren los mineros que han visto manoseada la Ley de Inversiones Mineras y sus disposiciones complementarias en la Nación y en las Provincias. El oro está a US$ 1.200, la plata a US$ 17 y el cobre a US$ 6.600/ton. En este espacio, la mención a los precios se viene reiterando, a pedido de los lectores. “No hay que cansarse de repetirlo, porque muchos políticos se almorzaron la cena”, dice el dirigente de los ingenieros de minas, CADIM, Mario Capello. Después vienen las correcciones, como en Santa Cruz, que no sabe cómo salir del pantano de su Impuesto Inmobiliario Minero.
No sólo ellos, también mineras y proveedores, que hasta hace dos años tiraban manteca al techo en los contratos y devoraban horas en sus cabildeos por la sustitución de importaciones, el compre y el empleo local. No es el momento para imaginar grandes inversiones, dicen los mineros. Axel Kicillof está en la cresta de la ola y en cualquier momento se queda también con el Ministerio de Industria. Cepos, ahogo externo, sequía financiera seguirán un tiempo, devaluando más los activos argentinos. Un escenario más que propicio para comprar prospectos y proyectos a precios de ganga y reunir capitales, foráneos y nacionales para hacer minería cuando los precios repunten y Cristina y sus muchachos sean cosas del pasado.
En síntesis, el mejor momento para tomar posiciones sobre los recursos minerales del país. Como quien diría, “justamente de eso te quería hablar”.
*Director de Mining Press