El reciente informe de Julio De Vido y Jorge Mayoral sobre el decenio minero sostiene que minas y operaciones crecieron aquí hasta US$ 11.000 millones de inversión gracias a las políticas públicas. Pero, sin embargo, Los últimos dos mandatos presidenciales han significado un fracaso estrepitoso en términos de radicación de capitales en la industria minera, a pesar de que - a partir de marzo de 2012, con el recordado discurso en Cerro Vanguardia - la administración nacional adoptó un discurso público pro-minería tras sus recordados titubeos a propósito de la Ley de Glaciares
Por Daniel Bosque* A mediados del siglo pasado, el pedagogo francés Jean Piaget hizo furor en el mundo con su teoría de la “estimulación temprana”, cuyo objetivo básico era alcanzar el desarrollo pleno de las potencialidades del niño. Con un poco de creatividad, las autoridades argentinas podrían haber tomado esas difundidas premisas para ayudar a que maduere la minería en el país. El reciente informe de Julio De Vido y Jorge Mayoral sobre el decenio minero sostiene que minas y operaciones crecieron aquí hasta US$ 11.000 millones de inversión gracias a las políticas públicas. En rigor, los gobiernos de Eduardo Duhalde y de Nestor Kirchner tuvieron el buen tino de no vulnerar la Ley 24.196, de Inversiones Mineras, del menemista 1994. Pero no ocurrió lo mismo con Cristina Kirchner, cuando una sucesión de medidas (liquidación de divisas, cepo cambiario y a la remisión de dividendos, sustitución de importaciones, encajes bancarios, moras en reintegros a la exploración) complicaron severamente la evolución del sector.
Los últimos dos mandatos presidenciales han significado un fracaso estrepitoso en términos de radicación de capitales en la industria minera, a pesar de que - a partir de marzo de 2012 con el recordado discurso en Cerro Vanguardia - la administración nacional adoptó un discurso público pro-minería tras sus recordados titubeos a propósito de la Ley de Glaciares. En una simulación que circula en el sector minero, la radicación de capitales mineros frustrada en el último sexenio suma unos US$ 30.000 millones, entre los gigantes abortados Pascua Lama y Potasio Río Colorado, y los demorados Navidad, Calcatreu, Agua Rica, Pachón, El Quevar y Taca Taca, entre otros. Con el cajoneo de proyectos, el país se perdió de trepar a unos US$ 15.000 millones/año en exportaciones (el triple de hoy, según Mariano Lamothe, de Abeceb), con el consecuente incremento fiscal nacional y provincial.
Sin contar el impacto en infraestructura, energía, logística, y decenas de rubros que ya habría radicado la minería adicional en provincias que hoy aparecen complicadas en sus cuentas públicas. Desde su vereda, los empresarios mineros envidian crecientes los beneficios a las petroleras, a las que los planes Gas2 o Petróleo Plus las invita a invertir (no están en el paraíso, también las invitan para joint ventures mixtos). Es explicable: la Argentina gasta US$ 10.000/15.000 millones/año en hidrocarburos.
El tema es que no parece importar tanto las divisas que genere la minería, se quejan. Modas. Si se repasa la prensa de la “década ganada” se observará otra curva: después de 2005, después de la apertura de Veladero, sobrevino en la Nación y en las provincias un ímpetu creciente en atrapar más renta minera. Lo que se tradujo en cambios en más regalías, fondos fideicomisos, alícuotas sobre los contratos mineros, impuestos inmobiliarios, tasas municipales y otras gabelas nacionales y provinciales que cundieron mientras CAEM, GEMERA, OLAMI y otros foros sectoriales advertían que la contribución de la minería al fisco ya superaba largamente el 50% de lo generado por el negocio. Decenas de decretos, resoluciones, circulares complicaron más el escenario, obligando a las mineras a reclamar o litigar por sus derechos vulnerados. No hace mucho, un bienio, la moda imperante era poner como condición sine qua non la constitución de empresas mixtas con las provincias, alentadas desde el gobierno nacional (discurso de Jorge Mayoral, Día de la Minería 2012, Salta).
Un par, en Jujuy, llegaron a fructificar, el resto no. Salvo Salta, que persiste en aclarar que no impulsará asociaciones, las socias de OFEMI no descartan pedir a los inversores un 20/25/30% de partnership con el Estado. Good News. No todas son pálidas. Este invierno habrá una buena noticia: la apertura de Cerro Negro, de Goldcorp, en Santa Cruz, provincia donde ya Patagonia Gold opera Lomada de Leiva y quiere hacer lo mismo en Cap Oeste y COSE, y Don Nicolás y Cerro Moro maduran de la mano de IRL y Yamana, respectivamente. Pareciera a wonderful world, sino fuera porque estas y otras tienen rosarios de anécdotas y juicios sobre el acoso fiscal de Daniel Peralta (hoy de nuevo K y menos desesperado por estrujarlas). Chubut y su política quieren y no quieren minería, Mendoza no quiere y quiere, San Juan acusa el parate de Pascua Lama y de la exploración, Catamarca espera Agua Rica ni de encarrilar Cerro Atajo, La Rioja no aparece en los radares con nuevos proyectos maduros, Salta madura Lindero para 2015 y espera capitales para Taca Taca y El Quevar. Jujuy ya tiene avanzado el litio de Olaroz, de la mixta Sales de Jujuy/JEMSE y procura avanzar con Cauchari – Olaroz, de Lithium Americas y Exar.
La reciente Prospectors and Developpers Association of Canada (PDAC 2014) no ha sido como la cuentan edulcoradas crónicas. Además del marketing de las delegaciones nacionales, con Perú como exponente más saliente, el clima predominante en la mayor cita de la exploración mundial fue de cautela inversora. El budget mundial de la exploración se contrajo 30% el año pasado. Y el 1T 2014 muestra mining charts no aptos para cardíacos: acciones mineras en el sube y baja y precios de los metales en montaña rusa, súbditos del consumo de China o del rumbo de la FED. Mineras golpeadas que hoy se esfuerzan en contener gastos, lamentando que sus destinos se decidan en las bolsas siguiendo otros parámetros.
Hay una sensación de que el ciclo bajo pasará y no extraña que el oro acapare un 60% de la torta exploradora. A pesar de que en la próxima primavera los bancos centrales quedarán liberados de su acuerdo de no vender reservas de lingotes, lo cual podría deprimir más el precio ya crítico de US$ 1280/oz. Platos rotos.
Lo más fácil en Argentina es apuntarle a la desidia política o a la voracidad fiscal, aunque las mineras también hicieron lo suyo para la frustración. El embriagador auge de commodities que llevó el oro a US$ 1.900/oz, la plata a US$ 53/oz y el cobre a US$ 4/5lb promovieron la confusión en compañías pequeñas, mineras y grandes. Pelotazos bursátiles y frenesí de activos hicieron creer a los managers, muchos hoy sin trabajo, que todo era posible y no hubo disciplina en planificar y contratar. La volatilidad que hoy domina los mercados hizo el resto y hoy las mineras no entienden por qué, frecuentemente, hagan lo que hagan serán castigadas. Este cuadro global es tan cierto como discutible es que “la minería está en la Argentina de normal a muy por arriba con lo que pasa en el mundo” (De Vido dixit). Además de predicar la estimulación para el crecimiento, Piaget dejó una frase memorable: “La inteligencia es aquello que usas cuando no sabes qué hacer”. Una interesante sentencia para actores de la minería y queridos gobernantes.
*Director de Mining Press