EE.UU., Australia y Reino Unido firmaron un pacto en el Indo-Pacífico para enfrentar el ascenso de China, que consideró la movida “extremadamente irresponsable”
RAFAEL MATHUS RUIZ
Estados Unidos, Australia y el Reino Unido sellaron una nueva alianza militar estratégica en el Indo-Pacífico para enfrentar el ascenso de China, que reaccionó catalogando la movida de “extremadamente irresponsable”, y una amenaza a la paz en la región.
El acuerdo generó además un fuerte contrapunto entre Washington y la Unión Europea, en particular el Palacio del Eliseo en París, ya que Francia perdió un multimillonario contrato por el pacto y el gobierno de Emmanuel Macron dijo que la Casa Blanca nunca les avisó, algo que fue negado por el gobierno de Joe Biden.
El malestar de Francia, el aliado más antiguo de Estados Unidos, quedó reflejado en una abrupta decisión: la embajada en Washington canceló una gala para conmemorar los 240 años de la Batalla de los Cabos, una histórica pelea naval en la Guerra de la Independencia de Estados Unidos.
Estados Unidos, Australia y el Reino Unido formaron una nueva alianza, bautizada “Aukus”, que tendrá como primera iniciativa concreta la producción de tres submarinos nucleares para Australia. La decisión del gobierno del primer ministro Scott Morrison de dotarse de submarinos nucleares marca la urgencia de algunos gobiernos, entre ellos, Estados Unidos, por enfrentar a una flota china cada vez más poderosa en el Pacífico. Pekín denunció una mentalidad de la Guerra Fría, y advirtió sobre el riesgo de una nueva carrera armamentista.
Morrison, Biden y el primer ministro, Boris Johnson, presentaron el nuevo pacto como “un nuevo capitulo de nuestra amistad”, en palabras del británico.
Gracias a esta alianza, Australia se convertirá en el séptimo país del mundo con submarinos impulsados por un reactor nuclear, y se sumará Estados Unidos, el Reino Unido, China, Francia, India y Rusia. Australia solo tiene seis submarinos suecos diésel que se sumaron a su flota a mediados de los años ‘90, y debía renovar su flota con 12 submarinos convencionales franceses.
Francia fue, de hecho, la gran perdedora del pacto, al perder un contrato por un monto de alrededor de 90 mil millones de dólares por la compra de esos navíos. Australia optó por incrementar aún más sus capacidades: la propulsión nuclear permite más discreción y autonomía.
Mensaje a China
La nueva asociación le permite además a Biden enviar un mensaje al mundo respecto de sus prioridades de política exterior luego del repliegue de Afganistán: China, en la visión de la Casa Blanca, es la gran amenaza que deberá enfrentar Estados Unidos en el siglo XXI, y no el terrorismo.
“Aunque la asociación entre Australia, el Reino Unido y los Estados Unidos, ‘Aukus’, suena extraño con todos estos acrónimos, es buena. Con Aukus, nuestras naciones pondrán al día y mejorarán nuestra capacidad compartida para enfrentar las amenazas del siglo XXI como hicimos en el siglo XX, juntos”, dijo ayer el mandatario norteamericano.
Para Morrison, la nueva alianza refuerza el vínculo con Washington, y eleva el poderío militar de Australia a la altura de las naciones con más poderío del planeta, además de colocar a la nación austral como un jugador clave en la región.
“Nuestro mundo se está volviendo más complejo, especialmente aquí en nuestra región, el Indo-Pacífico”, dijo Morrison, al presentar la alianza en una cumbre virtual con Biden y el primer ministro británico, Boris Johnson. “Esto nos afecta a todos. El futuro del Indo-Pacífico afectará a todos nuestros futuros”, afirmó.
La reacción de Nueva Zelanda
Los nuevos submarinos se construirán en Adelaida, Australia. Para evitar roces con su vecino, Nueva Zelanda, Morrison aclaró que Australia no busca adquirir armas nucleares o establecer una capacidad nuclear civil, y seguirá cumpliendo con todas sus “obligaciones en materia de no proliferación nuclear”. Pero la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, dijo que no permitirán que los nuevos submarinos ingresen en aguas neocelandesas.
“Me complace ver que los socios con los que trabajamos estrechamente han puesto la atención en nuestra región. Es una región en disputa y hay un papel que otros pueden desempeñar para interesarse en nuestra región. Pero la lente con la que miraremos esto incluirá estabilidad”, dijo Ardern, quien luego aclaró que los submarinos nucleares australianos no serán permitidos en aguas de Nueva Zelanda bajo la política de zonas libres de armas nucleares de 1984.
“Ciertamente no pueden venir a nuestras aguas”, afirmó.
“No se hace”
El nuevo acuerdo militar dejó mal parado al Eliseo, que reaccionó con dureza en contra del gobierno de Biden. El ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Jean-Yves Le Drian dijo que había sido “una puñalada por la espalda”, y que Canberra había traicionado la confianza de París.
Le Drian continuó al comparar al gobierno de Biden con el de Donald Trump, quien tejió una pésima relación con los aliados europeos de Estados Unidos.
“Lo que me preocupa en todo esto también es el comportamiento americano. Esta decisión unilateral, brutal, imprevisible, se parece mucho a lo que hacía el señor Trump. Esto, entre aliados, no se hace”, lamentó Le Drian.
Lo mismo dijo el jefe diplomático de la UE, Josep Borrell. “Lamento no haber sido informado, no haber sido parte de esas conversaciones”, dijo Borrell en una conferencia de prensa.
La Casa Blanca negó haber dejado a ciegas a París, y Biden se preocupó por limar asperezas al reafirmar que Francia es un socio vital, y que Washington esperar cooperar estrechamente en la región.
“Francia, en particular, ya tiene una presencia sustancial en el Indo-Pacífico y es un socio y aliado clave en el fortalecimiento de la seguridad y la prosperidad de la región”, dijo Biden. “Estados Unidos espera trabajar en estrecha colaboración con Francia y otros países clave a medida que avanzamos”, agregó.