La integración energética regional, que pasó de ser un deseo a una necesidad, fue el tema central de una jornada técnica organizada en Asunción por la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE) y CAF - banco de desarrollo de América Latina y el Caribe. El encuentro marcó el cierre de la tercera fase del Proyecto Regional de Integración Gasífera, con el objetivo de optimizar el intercambio de gas natural en los países del Mercosur y Chile.
Durante la apertura, Jorge Srur, gerente regional sur de CAF, destacó el rol protagónico que debe tener el gas natural en el desarrollo energético de la región. "La integración energética regional es clave para nuestro futuro común", afirmó, subrayando la importancia de recuperar el tiempo perdido y avanzar con altos estándares de calidad técnica y cuidado ambiental.
Desafíos y avances hacia un mercado común
El proyecto, que contó con el involucramiento de representantes de gobiernos, entes reguladores y el sector privado, se centró en diagnosticar los desafíos regulatorios y normativos. Guido Maiulini, jefe de Asesoría Estratégica de OLADE, señaló que la integración, más allá de ser una cuestión de eficiencia, es un "ejercicio de solidaridad y seguridad colectiva" en un contexto de tensiones geopolíticas y cambio climático.
Uno de los puntos clave del debate fue la necesidad de construir confianza y seguridad contractual a través de tratados multilaterales que fortalezcan la inversión privada. El viceministro de Minas y Energías de Paraguay, Mauricio Bejarano, afirmó que el proyecto es una "preparación de los estudios técnicos, normativos, financieros y de infraestructura" necesarios para la integración regional.
Los expertos identificaron varios desafíos, incluyendo garantizar la seguridad de suministro a largo plazo y la creación de un sistema de monitoreo regional. Se subrayó la importancia de maximizar la competitividad de toda la cadena de valor, equilibrando la seguridad jurídica con la soberanía regulatoria de cada país.
Como resultado de las discusiones, se propuso trazar una hoja de ruta clara para la conformación progresiva de un mercado de gas regional que impulse la nueva infraestructura y genere matrices energéticas más económicas y menos contaminantes.