La empresa se suma a la apuesta de otros gigantes mundiales del sector por el país norteamericano y operará 250 estaciones de servicio.
El sector de comercialización de gasolina en México sigue atrayendo la atención de empresas petroleras de todo el mundo. El gigante francés Total, la segunda mayor firma del ramo en Europa, ha anunciado este miércoles la apertura de su primera estación de servicio en el país norteamericano. La gasolinera, localizada en Lomas de Chapultepec, una de las zonas más acomodadas de la capital mexicana, sirve gasolina refinada por la estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) a la que se añade un aditivo elaborado por la petrolera francesa.
El plan de Total pasa por abrir, de la mano de la agrupación mexicana Gasored, hasta 250 estaciones de servicio en la Ciudad de México y "otros Estados aledaños", según informó en octubre del año pasado. La firma gala tiene presencia en México desde 1982, pero siempre en las fases de exploración y explotación de yacimientos petroleros, química de especialidades y comercialización de lubricantes y aditivos. Hasta ahora.
"México es el segundo mercado de Latinoamérica en términos de distribución de productos petroleros y forma parte de nuestra estrategia de desarrollo", subrayó entonces la empresa en un comunicado. La idea inicial de la empresa pasaba por que la primera gasolinera mexicana bajo su enseña abriese sus puertas a finales del año pasado, pero finalmente se retrasó a enero de 2018. El despliegue de nuevas estaciones de servicio continuará a lo largo de este año y el próximo. Total —que tiene presencia en 130 países de todo el mundo— participa, además, en cuatro bloques de exploración en el golfo de México. Dos de ellos están actualmente en operación.
La reforma energética de 2013 ha abierto el mercado de combustibles a la competencia y ha avivado el apetito de multinacionales de la talla de ExxonMobil o Chevron, ambas estadounidenses, que ya han anunciado sus primeras aperturas en el país norteamericano. La española Repsol, como adelantó este diario en noviembre, también ha mostrado interés por abrirse camino en la segunda mayor economía de América Latina. Exxon ha ido, incluso, un paso más allá, al convertirse en la primera comercializadora de gasolina no procesada por Pemex: trae el combustible de sus propias refinerías, en Texas (Estados Unidos).
Las empresas mexicanas también han movido ficha. El grupo G500 —de la mano de la suiza Glencore— se ha convertido como primer competidor nacional de Pemex. Y Oxxo —propiedad de Femsa— y 7Eleven, dos jugadores importantes en el mercado mexicano de tiendas de proximidad, también han empezado ya operaciones en la división de estaciones de servicio. El grueso de nuevas aperturas se concentra en el norte del país, aunque su desembarco en el centro del país norteamericano empieza a ser un hecho.
El modelo de transporte que impera en México, muy centrado en el uso del automóvil particular en el caso de las clases medias y altas y del transporte colectivo por carretera en los sectores más humildes, ha convertido al país norteamericano en uno de los mayores consumidores por persona de gasolina del continente americano. El súbito encarecimiento de los combustibles en enero del año pasado, tras la completa liberalización del sector —ahora los precios fluctúan en función de la cotización del crudo en los mercados internacionales—, ha forzado a los mexicanos a ser más comedidos en el consumo de combustible, pero las cifras siguen siendo elevadas. Un estudio de Bloomberg publicado en diciembre de 2016 situaba a los mexicanos como los conductores del mundo que mayor porcentaje de su renta dedican, mes a mes, a la compra de gasolina.