El sector de las energías limpias en América Latina supone un mercado potencial de US$ 349,000 millones hasta 2025 para las pequeñas y medianas empresas, según un reciente informe elaborado por el Banco Mundial.
Los países en desarrollo, en su conjunto, configuran un negocio de 1.6 billones de dólares –cerca de 1.3 millones de euros–.
En Latinoamérica, las mejores oportunidades para las pequeñas y medianas empresas se encuentran en el subsector del tratamiento de las aguas residuales, que constituye casi la mitad del mercado total (141,000 millones de euros) y en la bioenergía (35,000 millones).
El informe destaca que sólo el 20% de las aguas residuales son tratadas en América Latina, aunque también señala que países como Brasil o Perú están llevando a cabo grandes inversiones para solucionar este problema de salud pública.
El Gobierno peruano, sin ir más lejos, pretende que este año el 100% de las aguas residuales del país sean tratadas, cuando hace cinco años esa cifra apenas llegaba al 15%.
En cuanto a la bioenergía, la región cuenta con un «enorme potencial», según el Banco Mundial, ya que tiene disponibles 250 millones de hectáreas de terrenos cultivables para producir materias primas orgánicas, como el bioetanol, por ejemplo.
El estudio asegura que las pymes disponen de «oportunidades en toda la cadena de valor de las tecnologías limpias», aunque predominan especialmente en las actividades de fabricación de pequeños equipos, instalación, obras civiles, comercio al por menor y mantenimiento.
Ventajas
En opinión del Banco Mundial, las pymes cuentan con varios puntos a favor a la hora de hacer negocios en este sector: «el conocimiento de los mercados locales, la necesidad de especialización y los menores obstáculos financieros y técnicos hacen que estas actividades sean especialmente accesibles para las pymes».
Estas empresas también enfrentan algunos desafíos; el Banco Mundial destaca, entre ellos, el acceso a la financiación –a la hora de afrontar proyectos de mayor envergadura– y el riesgo de depender de las políticas gubernamentales de turno, ya que el mercado energético se suele encontrar sometido a una fuerte regulación; así ocurre con las energías limpias en general y, más en particular, con los grandes proyectos de obras públicas de aguas y residuos y las nuevas alternativas de transporte limpio.
En 2012 –año del que se tienen los últimos datos completos– las inversiones en tecnologías limpias aumentaron un 19% en los países en desarrollo (hasta contabilizar 112.000 millones de dólares, casi 100.000 millones de euros), en comparación con la disminución que se registró a nivel mundial, con un retroceso de las inversiones del 12%.
Según el Banco Mundial, ello quiere decir que la apuesta por las energías limpias se está trasladando a las economías en desarrollo, como América Latina o África.
El informe también hace hincapié en la capacidad de las energías limpias para «fomentar el crecimiento del empleo y estimular la innovación», lo que hace que este sector sea especialmente pertinente para los países en desarrollo.
«Las tecnologías limpias constituyen un sector de empleo en crecimiento a nivel mundial y, en comparación con otros sectores, los empleos verdes tienen características favorables: suelen estar mejor pagados y seguros y están mejor pagados», aseguran los expertos del Banco Mundial.