Hay baja exploración para buscar nuevos yacimientos y muy baja explotación secundaria y terciaria.
FEDERICO ARINGOLI Y MATÍAS DEL POZZI
Las declaraciones del presidente Alberto Fernández encendieron las alarmas en Neuquén. En medio de la crisis que atraviesa el sector, crecen las señales para repartir el poder de negociación y redireccionar proyectos a otras cuencas.
Argentina en un momento se enamoró de Vaca Muerta”. Alberto Fernández respondió así a una pregunta periodística que puso en duda los resultados productivos del proyecto criollo de shale, que tiene su cuartel central en Neuquén. La afirmación, expresada en pasado, desató todo tipo de especulaciones. Además, fue reforzada por una reivindicación de lo que en la industria se conoce como “recuperación terciaria”, una técnica que se utiliza en viejos yacimientos.
A simple vista pareció reflotarse una agotada dicotomía –convencional vs.. no convencional-, pero sirvió para disparar una larga lista de interrogantes que encendieron las alarmas neuquinas.
Acá va un desordenado listado de preguntas: ¿Nace un competidor para el proyecto estrella de los hidrocarburos en el país? ¿Qué intereses pueden encolumnarse detrás de destronar a los no convencionales? ¿Son contrapuestos convencional y no convencional? ¿Es cierto que Vaca Muerta tiene poco que mostrar? ¿Qué lugar ocupará Neuquén y sus dirigentes políticos con un nuevo mapa petrolero?
La primera variable a despejar es que Vaca Muerta lleva siete años y nació durante el kirchnerismo producto del recordado, y no menos polémico, acuerdo entre YPF y la petrolera de capitales norteamericanos, Chevron. Si el país estuvo enamorado, el noviazgo empezó en la adolescencia de la década.
Otro tema central es que no son lo mismo petróleo que gas. El hidrocarburo que tuvo subsidios, por una necesidad de extrema urgencia, fue el gas. El país cada vez perdía más divisas con la importación de GNL. Por eso, con excepción del “barril criollo”, que elevó el valor interno en épocas de precios internacionales bajos, algo que duró poco menos de un año, el crudo no tuvo un plan de asistencia para su desarrollo en forma directa.
En la actualidad el 45% de la extracción de gas del país es no convencional (sumando shale y también el tight, que no sale de Vaca Muerta). Esa curva viene en ascenso desde finales de 2015 y permitió, en 2018 y después de 11 años, reiniciar las exportaciones a países vecinos y potenciar los primeros despachos marítimos de GNL a través del proyecto de YPF en Bahía Blanca.
Si bien es cierto que el petróleo no convencional representa poco menos del 20% de la torta, su extracción, concentrada en la Cuenca Neuquina, le permitió a Neuquén volver a ser la principal productora del país, superando a los campos de Chubut.
La recuperación terciaria, que consiste de una especie de gel que se inyecta en los reservorios para “barrer” los últimos rastros de crudo (ver aparte), representa el 0,5% de la producción de petróleo del país. El proyecto más desarrollado de terciaria en el país está en Chubut. El yacimiento Diadema, operado por la firma Capex, lleva 10 años de desarrollo y la técnica aporta el 20% de la extracción del bloque.
En la Cuenca Neuquina hay otro ejemplo para la comparación. Bajada de Palo, operado por Vista Oil & Gas, es un bloque maduro con unos 1.000 pozos convencionales, y recientemente se perforaron y se pusieron en producción ocho pozos shale. Ese grupo de pozos, o pad como se llama en la industria, alcanzó para sumar 10 mil barriles diarios, un tercio de la extracción total del yacimiento.
Las comparaciones parecen determinantes, pero no por eso deberían ser opciones opuestas. Es cierto que la centralidad de Vaca Muerta en la industria petrolera del país fue directamente proporcional a la fuga de inversiones desde otras provincias productoras hacia la geografía shale de Neuquén. Una política que incentive todos los tipos de desarrollos redundará en un mejor posicionamiento para todo el país.
Pero existe un dato objetivo, que una “redistribución” de los planes de inversiones de las petroleras no saldará la deuda, y es que la mayoría de las compañías internacionales solo tiene activos en el subsuelo neuquino. Ese punto se lo puede anotar el gobierno provincial.
Pero la reaparición de la Organización Federal de Estados Productores de Hidrocarburos (Ofephi), que nuclea a las provincias productoras y que dirige actualmente el gobernador de Chubut, Mariano Arcioni, un hombre ligado a Sergio Massa, es otro dato para el nuevo escenario petrolero del país. Incluso se lo menciona al gobernador bonaerense Axel Kicillof, provincia que no tiene representación, como uno de los apuntaladores del espacio.
Todas las acciones apuntan a una “redistribución” del poder petrolero. Durante los pasados cuatro años el mandatario neuquino, Omar Gutiérrez, y el por entonces senador y sindicalista Guillermo Pereyra tuvieron casi el monopolio de la representación en las negociaciones del sector. Ese parece ser uno de los puntos en disputa. Ambos tienen la tarea ahora de reconstruir relaciones tras quedar vinculados como socios estratégicos de la anterior presidencia.
Incluso el presidente Fernández, después de la polvareda que levantaron sus dichos, convocó de primera mano y sin intermediarios a la cúpula de directivos petroleros del país. Una reunión que era muy esperada por el sector que busca, desde hace meses, definiciones. Por primera vez en años no hubo mediación neuquina.
En la provincia las alarmas, por un brusco cambio de rol, se encendieron. Sin embargo, confían, que no será la política sino la geología la que definirá el lugar que ocupará la provincia y Vaca Muerta en el escenario petrolero nacional y en el portafolio de las inversiones.
"En la Argentina hay baja exploración para buscar nuevos yacimientos y muy baja explotación secundaria y terciaria".
"Tiene que ver con que la Argentina en un momento se enamoró de Vaca Muerta. puso todos los incentivos y los esfuerzos allí y desincentivó el resto de la producción".
"Hay que hacer y lo estamos trabajando con (el secretario de Energía, Sergio) Lanziani para incentivar todo".
• Es la tercera a técnica que se utiliza en un pozo convencional. Primero produce, después se utiliza agua o gas para “empujar”el crudo remanente y finalmente, con polímeros (geles, vapores y químicos, entre otros) se “barre” el reservorio.
• No funciona en todos los pozos. La formación debe tener baja salinidad y condiciones geológicas particulares. Se utilizan plantas para la inyección del polímero que son importadas.
• Elevadas cantidades. Se inyectan una docena de toneladas de polímeros (en su mayoría importados) y unos 5.000 m3 de agua al día para alimentar los pozos inyectores que se necesitan.
MDZ
PABLO ICARDI
En Neuquén hay 2 mil despidos que podrían ejecutarse. La industria petrolera está en crisis y espera señales. Mendoza podría recibir "coletezos" mientras aún analizan las estrategias a seguir. Un hallazgo: ¿cuándo empezó el fracking en la provincia?
Dijo que Vaca Muerta no es todo; pero en campaña había asegurado lo contrario. Y dos días después, también calmó ánimos con palabras dulces para los empresarios. El presidente Alberto Fernández acomoda su discurso según el interlocutor que tenga sentado en su mesa. El problema es la incertidumbre que eso genera.
Todo en un contexto complejo y donde muchos temen que explote la “burbuja petrolera” que se infla desde hace una década alrededor de “Vaca Muerta”; una formación que está a más de 2 mil metros de profundidad y que ha sido objeto de discursos y una eterna espera.
Desde mediados del año pasado, cuando el presidente Mauricio Macri modificó las condiciones de la industria petrolera, hay una tensión en crecimiento que puede tener un clímax en las próximas semanas. En Neuquén hay 2 mil despidos congelados, pero que pueden ejecutarse si no hay cambios. Si muchos esperaban el efecto derrame de la bonanza petrolera, ahora puede ocurrir lo contrario: un parate de la actividad que se extienda.
En Mendoza están expectantes porque la exploración y explotación no convencional es incipiente y no tiene el nivel de desarrollo de Neuquén. Sin embargo los condicionantes también afectan.
Por eso, si bien no hay un freno, tampoco se confirman proyectos a mediano y largo plazo. “Por ahora siguen trabajando. Igual bajaron equipos a lo mínimo”; explicó un allegado a la industria. “Los equipos están en buena manera stand by, es decir hay gente que está en su casa cobrando la mitad”, explicó otro empresario. Algunos son más cautos. "El problema está en Neuquén con Vaca Muerta, donde hay asambleas y se produjeron los despidos. En Mendoza la situación es distinta porque casi no hay explotación no convencional. Sí está todo muy expectante", explicaron desde una empresa petrolera.
Muchos de los proyectos anunciados para este año aún no tienen confirmación oficial. En YPF, por ejemplo, están afectados no solo por la coyuntura económica, sino por el cambio de autoridades y estrategia. La doble conducción del tema por parte del Gobierno nacional y del titular de la empresa, Guillermo Nielsen, aún no genera un mapa claro. La semana pasada Fernández recibió a los principales empresarios del sector y trató de tranquilizarlos. Pero todos esperan la comunicación de un proyecto de ley que el Gobierno trabaja para promover la actividad y que el Ejecutivo guarda celosamente. YPF había proyectado avanzar con pozos de fracking en las áreas Chihuido de la Salina Sur y Paso de las Bardas.
En Mendoza esperan que la nueva política energética no incluya solamente incentivos para explotar Vaca Muerta, sino también otros yacimientos no convencionales, como el petróleo pesado que hay en Mendoza y la recuperación de yacimientos envejecidos, otra línea de trabajo que puede beneficiar a la Provincia. El propio Presidente así lo dijo en una entrevista en la que respondía en “modo complaciente” con su entrevistador.
Allí es donde en la provincia ven una nueva esperanza. Ya ocurrió en la gestión anterior, con el inicio del lobby para que los incentivos pensados para Vaca Muerta también incluyan al petróleo pesado del Sur mendocino (que requiere técnicas distintas al fracking pero también costosas).
El petróleo no convencional apareció hace una década en los discursos públicos pero se desarrolla desde hace mucho más tiempo. La “meca” que todos los dirigentes de Argentina mencionan también tiene sus riesgos. Vaca Muerta ya mejoró sensiblemente la estabilidad energética del país y hasta hubo sobreoferta de gas en algunos momentos (también por la baja demanda). En Vaca Muerta hay gas para el consumo de 350 años de Argentina y si se suma Los Molles, mucho más.
Ese desarrollo se solapa con otro debate que parece contradictorio: a mediano y largo plazo la matriz energética mundial cambiará y los enormes yacimientos de hidrocarburos perderán valor. Lo ideal, explican los especialistas, es solapar las dos actividades: generar valor con la riqueza que hoy brinda el petróleo para tener un futuro más sustentable.
La explotación de recursos no convencionales tiene mucho de eso: es una oportunidad del ahora, más que del futuro. Se cree que las reservas de gas que guarda Vaca Muerta equivalen a 350 años de consumo del país. Con el petróleo pasa algo similar. Más si se calculan los recursos de Los Molles, la otra roca madre que está aún más abajo.
En Mendoza el primer desarrollo fuerte de petróleo no convencional lo hace la empresa El Trébol, que inició una prueba piloto con una autorización ambiental cuya legalidad aún analiza la Suprema Corte de Mendoza. Esa prueba ya está en plena explotación y había proyectos de ampliación. Sin embargo, YPF ya había realizado pruebas en el lado mendocino de Vaca Muerta que tampoco habían tenido exposición pública.
En 2012, por ejemplo, se comunicó a la Bolsa de Comercio el trabajo exploratorio realizado en Malargüe en los pozos “La Fija” y “Malal del Medio”.
“Informo que dentro de nuestro programa exploratorio anual hemos realizado los pozos exploratorios La Fija X-1 (YPF.Md.NLaFi.x-1) y Malal del Medio - 94 (YPF.Md.NMDM-94), cuyas ubicaciones se encuentran en los bloques Payún Oeste y Valle del Río Grande, respectivamente, en la provincia de Mendoza. El objetivo del pozo La Fija X-1 consistió en evaluar la presencia y productividad de hidrocarburos en la formación Vaca Muerta. El mencionado pozo inició su producción con un caudal inicial promedio diario de 427 barriles de petróleo equivalente de 36° API de calidad después de haber realizado 2 fracturas en una sección de 138 metros de formación. De esta manera, el resultado positivo del mismo nos permitió confirmar dicho modelo prospectivo en la Provincia de Mendoza”, detalla el informe.
“A su vez, el pozo Malal del Medio tuvo como fin evaluar la presencia y productividad de hidrocarburos de formación Vaca Muerta en el norte de la cuenca. El resultado positivo obtenido nos permite extender la estimación del área prospectiva de la mencionada formación en 2.000 Km2 con una expectativa de recursos de 1.000 millones de barriles de petróleo equivalente para este yacimiento en la Provincia de Mendoza. Cabe destacar, que estos 2 pozos perforados en Mendoza se encuentran produciendo de la formación Vaca Muerta en profundidades de entre 2.200 y 2.400 metros y en cercanías a estructuras asociadas a la cordillera de Los Andes”, profundiza la comunicación.
La formación Vaca Muerta tiene una “lengua” en el sur de Mendoza que también genera expectativas y forma parte de las promesas de futuro para la generación de recursos. A los condicionantes estructurales de la actividad, se le suman algunos problemas logísticos. Y también legales: la Suprema Corte tiene en sus manos causas que hacen a la ratificación o no de la legalidad de la fractura hidráulica en Mendoza.