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ESCENARIO
Cadenas de suministros: "Grandes huecos" que va creando el virus
MINING PRESS/ENERNEWS/Bloomberg

La consultora Control Risks aconseja a empresas repensar sus centros de producción y no depender de China

27/02/2020

Los principales problemas, a juicio del director general de la consultora Control Risks, van a ser para "empresas que tienen casi todos sus centros de producción en China y van a tener que repensar un poco eso, para no ser dependientes de un solo país".

El estancamiento de la producción en China a causa del coronavirus está empezando a crear "grandes huecos" en las cadenas de suministros al resto del mundo y este problema ya es real para muchas empresas, advirtió hoy la consultora Control Risks, convencida de que el impacto en la economía global "puede ser bastante fuerte, al menos a corto plazo".

Aunque en Europa por ahora el impacto es menor, esos "grandes huecos" en las cadenas de suministros "nos van a afectar en un momento u otro", afirmó a EFE Matthieu Jan, director general de Control Risks, una consultora con sede en Londres especializada en gestión de riesgos y que presta sus servicios a empresas, gobiernos, organismos internacionales y ONG's.

"Muchas multinacionales tienen una presencia en China muy fuerte y quieren saber qué está pasando en las rutas, qué está pasando en los puertos, qué está pasando en las fábricas", explicó Jan.

"Es un gran reto garantizar la continuidad de proyectos que siguen en todo el mundo y que necesitan estos productos que llegan de China", añadió el experto.

Los principales problemas, a juicio de Jan, van a ser para "empresas que tienen casi todos sus centros de producción en China y van a tener que repensar un poco eso, para no ser dependientes de un solo país".

Anotó que las empresas están expuestas a los bulos que circulan sobre el virus, sobre todo en las redes sociales, y reclaman acceso a información "concreta" para transmitir "un mensaje claro" a sus empleados y ofrecerles apoyo psicológico cuando sea necesario.

En cuanto a los gobiernos, su "responsabilidad" es ser transparentes e "implementar medidas adecuadas para proteger a sus ciudadanos", aseguró.

Otros riesgos globales 

Con expertos en el terreno, ya que cuenta con varias oficinas en China, Control Risks monitorea actualmente los riesgos políticos, económicos y de seguridad que plantea el coronavirus.

Además, la consultora publica anualmente un informe con sus pronósticos de riesgos y amenazas globales, y el de 2020 alerta especialmente sobre el peligro de una "guerra cibernética".

Según Jan, en los últimos años se ha producido un aumento en el número de ataques cibernéticos en el mundo, pero a partir de ahora va a cambiar el modo en que los países atacan "infraestructuras críticas" y se convertirán cada vez más en el mecanismo de represalia por defecto en los conflictos estratégicos.

"Gobiernos y empresas van a necesitar una resiliencia cibernética sumamente robusta para sobrevivir en este entorno", anota al respecto.

La campaña electoral en Estados Unidos, el activismo social, la ansiedad económica, la fragilidad política y líderes "sin estrategia" que "no pueden ver más allá de la próxima crisis" como el estadounidense Donald Trump o el brasileño Jair Bolsonaro son los otros riesgos globales para este 2020, según Control Risks, publicó EFE.

La cadena de suministro global, que ya está bajo presión por la guerra comercial del presidente Donald Trump, ahora enfrenta una mayor tensión con el coronavirus. Y aunque las cadenas de suministro transnacionales son más sólidas de lo que pueden parecer, si fallan, lo harán de repente y sin mucha advertencia.

Por ejemplo, la cadena de suministro del iPhone de Apple, que involucra a decenas de compañías y varios continentes. Estas complejas cadenas de suministro transnacionales generan ganancias relativamente altas, lo que les da una especie de inmunidad ante pequeñas interrupciones. Si hay un movimiento inesperado en los impuestos, aranceles o tipos de cambio, la cadena de suministro generalmente puede asumir los costos y seguir adelante. Las ganancias serán más bajas dentro de la cadena de suministro, pero la producción continuará, ya que es demasiado lucrativo para llegar y suspender todo.  

La cadena de suministro del iPhone de Apple, que involucra a decenas de compañías y varios continentes Sin embargo, no se deje engañar: las cadenas de suministro no son indestructibles. Si los nuevos costos o riesgos son lo suficientemente altos, se desarticulará toda la estructura. Por su naturaleza, las cadenas de suministro no se desmoronan lentamente, ya que cada parte de la cadena depende de otras partes para agregar su valor. Por ejemplo, no ayuda mucho tener alineados los componentes del circuito del iPhone si no puede producir también las pantallas de vidrio.

De esta manera, estas cadenas de suministro son menos sólidas en condiciones extremas. Las cadenas de suministro mundiales aún no se han separado principalmente porque el comercio y la prosperidad en general han ido en aumento. Pero ahora, por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, la economía global enfrenta la posibilidad de una verdadera disociación de muchas conexiones comerciales. No se entiende suficientemente bien cuán rápido podría ser ese proceso. Una cadena de suministro internacional compleja es frágil precisamente por las mismas razones por las que es valiosa, es decir, es difícil de construir y mantener porque involucra muchas interdependencias.

La naturaleza de la cadena de suministro transnacional la hace especialmente vulnerable a los impactos derivados del coronavirus. Estas cadenas de suministro no se adaptan tan bien a interrupciones completas de materiales o mano de obra, como puede suceder si continúan las víctimas del coronavirus chino y los lugares de trabajo tienen dificultades para operar de manera eficaz. La naturaleza de la cadena de suministro transnacional la hace especialmente vulnerable a los impactos derivados del coronavirus Imagine que las fábricas chinas que permanecen cerradas no pueden producir los componentes de muchos medicamentos estadounidenses.

No se trata de que la cadena de suministro simplemente pierda algunas ganancias; más bien, faltan algunas piezas cruciales del proceso de producción, y los medicamentos no funcionarán sin estos insumos. El sistema médico de Estados Unidos podría tratar de conseguir esos componentes en otro lugar, pero no es fácil que otros proveedores los produzcan a una escala y calidad que sean suficientes. Los productores estadounidenses de medicamentos podrían intentar ofrecer más por los componentes chinos de esas medicinas, pero si los trabajadores tienen prohibido incluso presentarse en la fábrica, ningún precio de venta de mercado viable puede hacer que este acuerdo funcione. La producción simplemente no será posible.

Las prácticas de moda de los inventarios cercanos a cero pueden hacer que esta escasez aparezca aún más rápido. Alrededor de 80% de los ingredientes farmacéuticos activos en los medicamentos depende de componentes chinos o indios, por lo que esto representa un riesgo muy real para la salud pública de EE.UU., incluso si el propio coronavirus no lo hace. India, por supuesto, también puede resultar vulnerable al coronavirus, debido a que tiene una alta densidad poblacional e instituciones de salud pública relativamente débiles. China es la segunda mayor economía del mundo, pero no es la única parte vulnerable de la cadena de suministro global en este respecto.

En contraste, las cadenas de suministro más antiguas y menos globales eran menos vulnerables a este tipo de riesgos. Si la producción de componentes médicos estuviera en riesgo dentro de las fronteras de EE.UU., las autoridades estadounidenses podrían tomar medidas regulatorias o con empresas privadas para ayudar a mantener el suministro, pero las autoridades estadounidenses no tienen la misma influencia sobre las condiciones en China o India. Hasta ahora, la mejor apuesta es que las actuales cadenas de suministro internacionales se van a mantener, en su mayor parte, y entregar los productos.

Pero la posibilidad de que no lo hagan está aumentando drásticamente, ya que tanto la guerra comercial como el coronavirus fortalecen la mano de quienes abogan por un mayor desmantelamiento de las redes comerciales internacionales. Y si se produce esa desarticulación, es probable que esta ocurra repentinamente, sin que los precios de mercado ni las advertencias anticipadas ofrezcan mucha protección. Mientras más personas empiecen a creer que las largas y complejas cadenas de suministro transnacionales son riesgosas, más frágiles resultarán ser, analizó Bloomberg.


Coronavirus: La infección alcanzará del 40% al 70% del mundo en 2021

Ámbito

JORGE HERRERA

La dramática escalada de la epidemia del coronavirus chino (COVID19) ha desatado innumerables especulaciones globales tanto a nivel sanitario como socioeconómico y financiero. Los mercados mundiales ya temblaron tras los nuevos brotes y casos en Europa, Asia Pacífico y en el continente americano. Incluso en Wall Street se habla de que el COVID19 puede ser finalmente el alfiler que pinche la gigantesca burbuja.

Pero el coronavirus es particularmente peligroso porque puede no causar ningún síntoma en muchos portadores. De modo que las chances de que la infección se convierta en una pandemia global son muy altas como lo viene advirtiendo Marc Lipsitch, profesor y epidemiólogo de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard, quien señala que los actuales niveles de contagio son solo la punta del iceberg. Por ello Lipsitch pronosticó recientemente que en tan solo un año, entre el 40% y 70% de la población mundial se infectarán con el virus que causa COVID19.

Sin embargo, esto no quiere decir que la mitad de los habitantes del mundo tendrán una enfermedad grave o mortal sino que muchos tendrán una enfermedad leve o asintomática. De hecho, más del 80% de los infectados ni siquiera se darán cuenta y la inmensa mayoría de los restantes solo tendrán síntomas leves. Lipsitch no está solo en sus advertencias ya que hasta la OMS ha pedido al mundo que se prepare para una “potencial pandemia”. Desde el principio, los epidemiólogos avisaron que la aparición de una nueva enfermedad abría varios escenarios: el mejor era que se lograra controlar el foco de Wuhan y la provincia de Hubei; y el peor que el virus se transformara en una nueva enfermedad estacional, un coronavirus endémico, una “nueva gripe”. Es lo que se sabía desde que estalló la crisis. Pero lo que ha cambiado ahora es que los brotes en Italia, Irán, Corea del Sur y Japón parecen querer decir que cada vez se está más cerca del peor escenario.

Por el momento, los expertos se plantean qué tan grave será el pánico si hay una pandemia mundial masiva. Algo ya se está viendo en Italia donde tras los casos reportados los estantes de las tiendas en algunas áreas del país ya comenzaron a vaciarse. Vale recordar que la epidemia de SARS de 2003 comenzó a fines de 2002 en el sur de China, pero se desarrolló principalmente entre fines de marzo y principios de julio de 2003. Si bien COVID19 ya está evolucionando de manera diferente a la epidemia de SARS, proporciona la comparación más aplicable, aunque imperfecta, disponible para comprender cómo COVID19 puede afectar a los mercados y a la economía.

Vale recordar que la epidemia de 2003 coincidió con el inicio de la invasión estadounidense de Irak y un período de dólar débil. Si la epidemia se propaga aún más y continúa afectando el sentimiento de los inversores, los flujos globales de fuga hacia la calidad, en medio de las preocupaciones de una desaceleración global, pueden tener un impacto más sostenido en el precio de los activos refugio como el oro.

Quién está muy preocupado es el Banco Mundial porque en 2017 lanzó una emisión de bonos por catástrofe por u$s425 millones para respaldar su servicio de financiamiento para emergencias pandémicas (Pandemic Emergency Financing Facility, PEF). Hay dos tramos de bonos PEF pendientes, que vencen en julio, y esto significa que los tenedores obtendrán ganancias masivas si los bonos no se activan o perderán todo si el brote de COVID19 continúa escalando. Los tenedores de bonos han visto dos años de retornos superiores al promedio sin preocuparse por brotes de virus en todo el mundo. Ahora corren riesgo de incumplimiento. Se emitieron Bonos A que pagan el 6,9% anual y según el prospecto no pagan si se identifica una pandemia y las muertes alcanzan más de 2.500 en un país, con 20 muertes adicionales en otro.

Los bonos B con un pago del 11,5% anual, tienen un nivel de muertes mucho más bajo, de ahí el alto rendimiento. La activación de los bonos la determina AIR Worlwide con sede en Boston. Si se activan, los bonistas perderían su dinero, los fondos serían transferidos a los países en desarrollo para combatir el virus. Hasta la fecha los bonos aún no se han activado, ya que cada vez es más obvio que la OMS puede retrasar la calificación de pandemia hasta que los bonos venzan en julio.


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