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ANÁLISIS
Villalonga: Una mancha de aceite. Charuttini: Lecciones de las PASO
14/08/2017

El triunfo de Cambiemos: una mancha de aceite

MINING PRESS/ENERNEWS/La Gaceta

JULIO VILLALONGA*

La performance de la coalición de gobierno sorprendió a propios y extraños, pero tiene un peso político clave de cara al futuro del gobierno de Macri. Ganadores y perdedores.

El clan Rodríguez Saá no debe poder creerlo. No habían perdido una sola elección desde el regreso de la democracia, en 1983. La “mancha de aceite” de Cambiemos le infringió la primera. Y María Eugenia Vidal volvió a hacerlo: superó su performance de 2015 liderando una campaña electoral con candidatos casi “tapados” y con un muy bajo nivel de conocimiento como Esteban Bullrich –encima inexperto, como se vio- y Graciela Ocaña, mientras que Cristina Kirchner no alcanzó el caudal de votos del peor candidato de la historia en territorio bonaerense, de hace dos años, el suyo: Aníbal Fernández.

Éstas son las primeras conclusiones, más allá de si en Buenos Aires la elección termina en un empate técnico o alguno de los dos contendientes termina imponiéndose, lo que ocurrirá por escaso margen.

Lilita Carrió también rompió su propio “techo” del 39 por ciento en la Ciudad, otro récord. Todo esto en el contexto de un gobierno nacional que llegó a estas PASO preocupado porque tenía bien en claro que su performance económica era definitivamente mala en términos del bolsillo de los votantes.

Este amplio triunfo de Cambiemos en todo el país se explica de muchas maneras o por diferentes razones, pero hay dos datos que se elevan del resto. El primero: Mauricio Macri salió fortalecido después de un fuerte ajuste, aunque en los sectores más conservadores de la coalición oficial le reclamen más. Por primera vez se votó “en contra” del bolsillo.

El segundo: el “cristinismo” –porque el kirchnerismo fue enterrado por la propia CFK en esta campaña- consiguió un resultado peor del que la propia ex presidenta esperaba hace apenas dos semanas, cuando se imponía en casi todas las encuestas, en algunas por diez puntos. Entonces se afirmaba que su campaña era impecable porque había bajado el tono, se mostraba más tolerante y prácticamente no cometía errores (la candidata a diputada neocamporista Vallejos sí y fue rápidamente desactivada). No alcanzó para que Cristina aumentara su caudal electoral entre los indecisos.

¿Todo el mérito fue de Vidal, que se cargó al hombro la campaña y recién al final recibió apoyo de Carrió? Es difícil asegurarlo, pero el peso del triunfo de Cambiemos en el distrito bonaerense se vio en el clima de velorio que se respiraba apenas cerraron los comicios en el búnker de Unidad Ciudadana en La Matanza, el lugar de donde debían salir los votos que llevarían a Cristina a un triunfo seguro, como auguraban en su entorno en las últimas semanas. El Conurbano aportó votos pero menos de los esperados.

El rechazo al pasado conocido más que un aval al presente –y menos al inminente futuro que viene prometiendo Cambiemos- parecen haber tenido una importancia clave en esta elección calcada y mejorada de la celebrada en 2015. El gobierno de Macri fue exitoso, finalmente, en traducir el vínculo entre corrupción y economía doméstica, entre corrupción y problemas de todos los días. Y la corrupción hoy, aunque no sea totalmente cierto, es algo que se atribuye a varios dirigentes kirchneristas, unos cuantos de los cuales ya están presos o se aprestan a estarlo en los próximos dos años. "La corrupción dejó la economía como la recibimos, y por eso tardamos tanto en arrancar", sería la explicación oficial más o menos extendida.

Las complicaciones de la economía no sirvieron para convencer a muchos de que Cristina podría ser la solución, ni siquiera como un intento de “psicopatear” al gobierno. Si las mejoras “no llegan a la gente” en los próximos meses, allí sí tendrá que poner las barbas en remojo la Administración Macri, que con esta elección o incluso con un resultado mejor en octubre, no tiene garantizado nada para el 2019. Y no bastará entonces con el carisma de Vidal.

La dilución de candidatos como Sergio Massa –un empleado del gobierno que “hace” de opositor- y de Martín Lousteau, ex embajador argentino en Washington hasta hace tres meses, se explica por la polarización, que no dejó lugar a los matices. Es evidente que la política argentina todavía está en carne viva.

En el peronismo se abre un capítulo inédito. El salteño Juan Manuel Urtubey le ganó a Cambiemos en su provincia y el cordobés Juan Schiaretti pagó cara su cercanía a Macri y perdió en la suya. La "liga de gobernadores" se fortalece con una derrota de CFK si se confirma en octubre, y Urtubey se destaca apenas del resto.

Por último, la confianza de Macri en Vidal se vio largamente compensada con el resultado de este domingo. Si el presidente la impulsa para sucederlo o la usa como “escudera” para que le garantice –como hoy- un triunfo en la Provincia clave, es imposible de saber ahora. Se sabrá con el tiempo. Pero sin duda dentro del PRO se consolida su estrella.

En cuanto al peronismo, la división ya es un dato incontrastable. “Cristinismo”, massismo y randazzismo –las tres variantes del peronismo- reúnen el 60 por ciento de los votos, pero parece difícil que puedan unirse estas tres partes antes de las próximas presidenciales, aunque con el peronismo nunca está dicha la última palabra.

* Director de gaceta.com.ar

Lo que dejaron las PASO 2017

CLAUDIO CHARUTTINI*

Un sorprendente triunfo electoral y político obtuvo “Cambiemos” en las primarias de este domingo 13 de Agosto. No tanto por haber ganado en 13 de los 24 distritos electorales, en especial, en 4 de los 5 mayores (Ciudad de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Mendoza); sino, por haber obligado a Cristina Fernández a esperar a pasadas las 3.30AM para hablar ante una escasa audiencia televisiva, luego de un éxito agónico obtenido ante un desconocido, para el territorio bonaerense, Esteban Bullrich. El resultado de esta elección no le sirve para nada a Cristina Fernández.

Fue su peor resultado en territorio bonaerense. En 2005, la ex Mandataria hizo su primera elección en la Provincia de Buenos Aires. Fue candidata a Senadora Nacional en 2007 y sacó 45,77% de los votos. Dos años más tarde fue postulante a Presidente de la Nación y acumuló 45,91% de los sufragios. En 2011 fue a la reelección.

En la PASO alcanzó 53,55% de los votos, mientras que en la Generales superó esta marca y tocó 56,43 por ciento. Al cierre de esté análisis, apenas superaba 34% de los sufragios, por debajo de lo que obtuvo Aníbal Fernández contra María Eugenia Vidal en la elección general de 2015 (35%, es decir, casi 300.000 votos más) Cristina Fernández quedó “encapsulada” en el Gran Buenos Aires. Se impuso en 29 de los 135 municipios bonaerenses, mientras que “Cambiemos” ganó en 104 intendencias.

Los “Barones del Conurbano” no traicionaron a la ex Mandataria, al contrario, hicieron lo imposible por obtener la mayor cantidad de votos en sus distritos, pero no alcanzó. Quizás, por estas horas, la “Mesa Chica” del kirchnerismo revise su decisión de despreciar al interior bonaerense. Esta actitud permitió que el oficialismo retuviera La Plata, Bahía Blanca y Mar del Plata, aunque con unos votos menos que en 2015. Quizás, el mayor éxito de “Cambiemos” en territorio bonaerense, luego de haber “empardado” con Cristina Fernández, fue llevar a Sergio Massa a su peor elección en la Provincia, con lo cual, su proyecto presidencialista queda duramente averiado, salvo que haga un giro de 180º en su campaña y, en Octubre, recupere los 7 puntos porcentuales perdido en 2 años.

Así y todo, quizás tampoco lo tomen en serio los Gobernadores que se lanzarán por obtener el liderazgo vacante dentro del peronismo. Florencio Randazzo obtuvo más votos que lo esperado. Quizás, si hubiesen cerrado un acuerdo electoral con Sergio Massa, sumando ambos habrían sacado cerca de 22% de votos y tendrían esperanzas de ir tras los votantes de Cristina Fernández, sobre todo de aquellos peronistas desilusionados por el resultado obtenido este domingo por la ex Mandataria.

Lo interesante que deja la elección de ayer, es que la cantidad de votos obtenidos por Cristina Fernández son techo, mientras que los sufragios de Esteban Bullrich son piso. En el camino a Octubre, poco más podrá sumar el kirchnerismo, mientras que “Cambiemos” tiene para poder bucear en el voto peronista antikirchnerista que se refugió en el massismo y el randazzismo; lo que implica un grave problema para Sergio Massa y Florencio Randazzo, que ahora deberán por pelear por retener lo obtenido.

Si bien Elisa Carrió superó su propio récord de votos en la Ciudad de Buenos Aires (que había sido de 45% en las presidenciales de 2007, cuando fue la segunda candidata más votada del país, tras Cristina Fernández), su mayor aporte fue para los votantes oficialista, dado que le otorgó coherencia a la alianza “Cambiemos”, logró aplastar los sueños de poder de Martín Lousteau; aunque el efecto negativo fue volver a colocar al kirchnerismo como la fuerza opositora porteña al macrismo.

¿Qué hubiese pasado si Esteban Bullrich hubiese sido candidato en la Ciudad de Buenos Aires y Elisa Carrió en la Provincia de Buenos Aires? Si bien es “política ficción”, podría que la diferencia de “Cambiemos” hubiese sido mayor en territorio bonaerense, pero menor en la Ciudad de Buenos Aires; lo que implica que se cumplió la meta principal que se fijó Mauricio Macri: proteger el territorio propio, para poder proyectarse al interior.

En ese sentido, uno de los grandes ganadores de las PASO fue Marcos Peña, que impuso los armados electorales triunfales en Córdoba y Santa Fe; lo mismo que en San Luis (con un derrota histórica a los Hermanos Rodríguez Saá, lo que hace pensar en un recambio político en esa provincia en las elecciones de 2019). Pero no tuvo éxito en Corrientes, Jujuy o Mendoza, donde los liderazgos locales de Arturo Colombi, Gerardo Morales y Alfredo Cornejo, respectivamente, se negaron a seguir las directivas del Jefe de Gabinete y obtuvieron excelentes resultados. El éxito en Santa Cruz de “Cambiemos” era de esperar luego de la profunda crisis que vive el Gobierno de Alicia Kirchner.

Fue una cachetada para la Gobernadora que ni su cuñada y sus sobrinos no fueran a votar a Río Gallegos por temor a un escrache. Es más, la ex Ministra de Desarrollo Social tuvo que votar amparada por un inmenso aparato de seguridad y militancia rentada (empleados públicos) que “taparon” a los votantes reales. Para el Ministro del Interior, Vivienda y Obras Públicas, Rogelio Frigerio, el triunfo en Entre Ríos permite soñar con la elección a Gobernador de 2019.

Sin embargo, tampoco es un triunfo para celebrar. Apenas son 5 puntos porcentuales de diferencia que deberá pelear para mantener, dado que es difícil que pueda subir mucho más. También fue una sorpresa el triunfo de “Cambiemos” en Neuquén, relegando al Movimiento Popular Neuquino a un segundo lugar. Sin embargo, como en el caso de Entre Ríos, la diferencia es muy estrecha y el camino para las elecciones de Octubre será muy duro. Si se reactiva la actividad en el sector petrolero, impulsará al Gobierno Nacional a sumar votos, pero el conflicto con los mapuches y con los petroleros hacen que toda estrategia sea, en cierto sentido, limitada y con resultado incierto. Pero las estrategias que tejió Marcos Peña para La Rioja, San Juan, Salta y Tucumán fueron erradas. Es la segunda vez que el radicalismo amenaza con ganar en las tierras de Carlos Saúl Menem y fracasa. En San Juan se creyó que con tener buenas relaciones con el Gobernador Sergio Uñac alcanzaba. Se equivocaron, como en Salta al hacer una alianza con el ex candidato a VicePresidente de Sergio Massa, Gustavo Sáez, actual Intendente de la capital salteña, que no rindió los votos deseados.

Tampoco sirvieron los cientos de millones de pesos que Jorge Cano destinó del “Plan Belgrano” a su provincia. A decir verdad, salvo en el caso de Jujuy, “Cambiemos” no logró dar vuelta ningún resultado electoral en las provincias donde se dirigieron los fondos de este programa de obras públicas y asistenciales, dado que los Gobernadores de Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Formosa, Chaco, Catamarca y La Rioja, obtuvieron triunfos sobre los representantes locales del oficialismo.

Muchos van a decir que un gran ganador es Jaime Durán Barba, pero es un tema a analizar. El asesor ecuatoriano no quería a Elisa Carrió en la Ciudad de Buenos Aires, fue el encargado de elegir para la Provincia a Esteban Bullrich (que no aportó votos), no participó de la elección de Graciela Ocaña (que, sin duda, tuvo más votos que lo que hubiera obtenido Facundo Manes), ni tuvo participación en los armados provinciales. Teniendo en cuenta el no éxito (no es un fracaso) de “Cambiemos” en las provincias beneficiadas del “Plan Belgrano”, la infinidad de spots “Haciendo lo que hay que hacer” no parecen haber impactado en los votantes.

En la Provincia de Buenos Aires, no hay duda que fue el choque entre la Gobernadora María Eugenia Vidal y Diego Brancatelli lo que volcó el voto de los indecisos, sobre todo de los millennials, que concurrieran en forma masiva a última hora de votación y arrasaron con las boletas de “Cambiemos”) e impulsó a mucha gente, que no tenía intenciones de hacerlo, a ir a votar, dado que consideraban innecesarias las PASO.

Para los que no creen en “La Grieta”, la elección demostró que el antikirchnerismo es mayor que el antimacrismo y, en ese sentido, el voto ideológico (impulsado por el miedo al regreso de Cristina Fernández) se impuso sobre el voto económico (aunque el triunfo de la ex Mandataria en el Gran Buenos Aires coincide con las zonas en donde los pocos y débiles “brotes verdes” que se observan no han llegado).

Si la situación económica mejora hacia Octubre, otro puede ser el resultado de la elección (a favor del Gobierno). Pero, algo que puede ayudar a algunos votantes fueron los discursos de aceptación de resultado que hicieron Horacio Rodríguez Larreta, Elisa Carrió y María Eugenia Vidal (de mayor a menor potencia), que no sólo aceptaron los resultados con humildad, sino también, tendieron un puente a los votantes de otras fuerzas (incluso las peronistas y kirchneristas) y lanzaron a sus militantes a seguir trabajando para las elecciones de Octubre. Por el contrario, una frase desafortunada que se le hizo decir a Mauricio Macri puede tener un resultado muy dañino para “Cambiemos”.

Esa idea que “comenzaron 20 años de una nueva Argentina” hace pensar en que “Cambiemos” (y el macrismo en particular) quiere quedarse 20 años en el poder. Eso puede hacer un “anclaje” con la idea que tuvieron Néstor y Cristina Kirchner (“4 yo, 4 ella, 4 yo, 4 ella”), que hacía pensar en una “dinastía” familiar que se quería quedar en el poder 16 años. Las PASO cumplieron con su misión.

Actuaron como una inmensa encuesta que demostró que “Cambiemos” es una fuerza política de peso que no puede ser minimizada, ya a nivel nacional; que Cristina Fernández, con estos resultados, está lejos de poder alinear al peronismo tras su figura; dejó al peronismo sin liderazgo visible, confirmó que los Gobernadores e Intendentes peronistas son difíciles de derrotar cuando están en el poder, puso en terapia intensiva el proyecto presidencialista de Sergio Macri y casi envió al retiro a Florencio Randazzo. Las PASO han redefinido el escenario electoral, aunque debe ser ratificado o moderado en Octubre. La diferencia mínima que dejó el balotaje entre macrismo y kirchnerismo ya no existe.

“Cambiemos” es una fuerza nacional en crecimiento, Cristina Fernández es un fenómeno del conurbano bonaerense, quedó lejos de ser un liderazgo nacional. Eso implica que la verdadera puja dentro del peronismo para alcanzar un nuevo liderazgo recién empieza. En ese sentido, el peronismo actual está más cerca de cómo se encontraba en 1985 que en cómo era en 2003. “La Grieta”, existe. No sólo en la Provincia de Buenos Aires, donde kirchnerismo y macrismo se llevaron 70% de los votos. Sin también a nivel país, dado que sólo existen dos fuerzas en competencia: peronismo y “Cambiemos”. Y eso es peligroso y raro: el peronismo no tiene líder, es una “Liga de Gobernadores” informe y “Cambiemos” no tiene un armado institucional serio (recordemos que los radicales estuvieron ausentes de la campaña electoral, pero también de los festejos).

Las voces disidentes dentro del radicalismo fueron las más golpeadas. Ricardo Alfonsín en la Provincia de Buenos Aires, en nosiglismo en la Ciudad de Buenos Aires, el cobismo mendocino y otras rebeliones menores que hubo en el interior deberán revisar sus opiniones. Si “Cambiemos” mantiene este caudal de votos, entraran al Congreso más radicales de los que se van el 10 de Diciembre; por lo cual, no tendrán argumentos para seguir pataleando. Queda para un segunda instancia analizar los resultados en la Provincia de Buenos Aires y en algunas grandes ciudades del interior, para ver si el poder de los alcaldes ha sido fortalecido o no. Sólo un dato: en territorio bonaerense hay cerca de 25 intendentes del interior que perdieron con la boleta de Cristina Fernández; mientras que en Gran Buenos Aires, algunos alcaldes macristas perdieron ante el peronismo local.

Los resultados electorales obtenidos en las PASO impactaran en tres sectores: Poder Judicial, sindicalismo e inversiones. Ahora queda en manos de los Jueces Federales de Comodoro Py congelar o descongelar causas contra ex funcionarios kirchneristas. A la Confederación General del Trabajo se le hará muy difícil hacerle un paro al Gobierno de Mauricio Macri dado el poder adquirido (e, incluso, podría generar una ruptura en la CGT). Por fin, muchas inversiones postergadas, quizás se reactiven, proyectando un seguro triunfo de “Cambiemos” en Octubre. No importa si Cristina Fernández termina por imponerse en la Provincia de Buenos Aires sobre el filo del amanecer. El Gobierno ganó las transmisiones televisivas y de RRSS del escrutinio. Para la precepción de los votantes, “Ganó Cambiemos” y “Perdió Cristina”. Así comienzan la campaña para las elecciones de Octubre. Una gran ventaja para “Cambiemos”.

*Conductor de Sin saco y sin corbata


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