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ESCENARIO
Buques iraníes en Venezuela: El bloqueo de Trump y los planes de Maduro
ENERNEWS/DW

Valorados en al menos 45,5 millones de dólares estadounidenses.

21/05/2020

Clavel,Forest, Faxon, Fortune y Petunia, esos cinco nombres, que bien podrían hacer referencia a lujosos cruceros caribeños, son el nuevo foco de confrontación diplomática entre Estados Unidos e Irán, Venezuela mediante. Un buque por cada dedo de la mano transportando gasolina y derivados valorados en al menos 45,5 millones de dólares estadounidenses.

Los petroleros partieron la segunda semana de mayo rumbo a Venezuela. La oposición al presidente Nicolás Maduro, encabezada por Juan Guaidó -reconocido como presidente interino por más de medio centenar de países, entre ellos Alemania- ha asegurado que el potencial arribo es ilegal y llamado a la cooperación internacional para evitar que llegue a materializarse.

Spanien Madrid | Juan Guaidó, Interimspräsident Venezuela (picture-alliance/Juan Carlos Rojas)

¿Ha cometido la oposición venezolana un error de cálculo?

"Me parece que es un gran error pedir ayuda internacional para impedir que los buques lleguen”, afirma a DW Benedicte Bull, experta en estudios latinoamericanos de la Universidad de Oslo. "La Asamblea Nacional no tiene facultades para impedir que entren buques con petróleo”. Además, añade la investigadora, "es bastante inhumano, porque hay un enorme sufrimiento en la población por la falta de gasolina”.

La sempiterna crisis económica de Venezuela, golpeada como el resto de economías por la pandemia del nuevo coronavirus, se ve agravada por las sanciones estadounidenses. Desde su llegada al poder, la administración de Donald Trump ha aplicado mano dura con el régimen chavista aunque no ha logrado desalojarlo. Irán, también ahogado por las sanciones de Washington, sale así al rescate de un aliado en apuros.

¿Ayuda, oportunismo, provocación? "Termina siendo varias cosas”, dice en entrevista con DW Víctor Mijares, profesor de Ciencia Política de la Universidad de los Andes, en Colombia. "Hay una situación de auxilio por parte de un aliado”. Irán y Venezuela mantienen relaciones muy estrechas desde la época del fallecido Hugo Chávez. "Ahora bien, es también una oportunidad en un mercado que está deprimido, pues Irán está sufriendo las consecuencias de esa depresión”, agrega Mijares. Nadie dijo nada de altruismo.

Para Leonardo Bandarra, investigador en seguridad internacional del Instituto de Estudios Regionales GIGA, con sede en Hamburgo, el estrechamiento de las relaciones entre Caracas y Teherán puede entenderse como una "externalidad” del viraje de Trump respecto a la época de Barack Obama en la Casa Blanca, que buscó un relajamiento de las tensiones. "Los dos adversarios de Washington se unen para apoyarse ante la política de la superpotencia”, dice Bandarra a DW, "buscando mantenerse más estables en situación de crisis”. Podría decirse que EE. UU. los empuja a unirse: "Venezuela tiene pocas alternativas”.

El envío de los buques, sin embargo, sería algo más que un gesto humanitario y un buen negocio, opina Mijares: "Termina siendo una provocación inevitable”. Inevitable porque se adentra en el área de influencia directa de su gran rival geopolítico en la región latinoamericana. Y, en su opinión, no con absoluta inocencia: "Creo que Irán está tratando de testear cuáles son las reacciones que el Gobierno de Trump puede tener en estas circunstancias. Y Venezuela también”.

La gran pregunta es cómo reaccionará Trump y si esta respuesta puede llegar a la enésima escalada entre Washington y Teherán, esta vez con el ingrediente adicional de Maduro. "Se ha pronunciado en contra, pero dudo que tome acciones, eso me sorprendería”, sostiene la noruega Bull. Mijares coincide, argumentando que el Gobierno de EE. UU. ya tiene bastantes problemas económicos, políticos y sanitarios en casa "como para arriesgarse”, especialmente en año electoral.

Un puente entre el Golfo Pérsico y el mar Caribe

"La situación mezcla dos teatros de operaciones diplomáticas y militares para Estados Unidos, que son el Golfo Pérsico y el mar Caribe, Irán y Venezuela”, subraya Mijares. La ecuación de política exterior se complica, lo que a su juicio "haría que cualquier tipo de retaliación fuese políticamente muy costosa para Estados Unidos”.

¿Y los países europeos, muchos de los cuales reconocen a Guaidó como presidente interino, dónde están? Bull cree que "la COVID-19 va a evitar que otros actores internacionales se involucren”. Algo que podría evitarles enfrentarse a un escenario nada fácil. "El problema para la Unión Europea es que, si dice algo, estaría criticando las sanciones de Estados Unidos, porque esa es al menos una de las razones de la falta de gasolina”, continúa la investigadora de la Universidad de Oslo. "Pero creo que los europeos deberían enfatizar siempre la situación humanitaria”.

"La UE y Estados Unidos tienen un acuerdo en el asunto venezolano, pero un desacuerdo en el asunto iraní”, incide Mijares. "¿Qué es esto, un asunto iraní o venezolano? ¿A cuál de las dos cuestiones se corresponde?”. Siendo todos los buques propiedad del Estado o de compañías estatales y teniendo bandera iraní, el experto se inclina por un enfoque como parte de la cuestión iraní. "En ese desacuerdo, creo que la UE más bien tendería a inclinar a permitir este tránsito de buques tanqueros hacia Venezuela”.

A la espera de que los buques lleguen -o no- al Caribe, Mijares subraya que estos movimientos en el tablero geopolítico poco cambian la situación del contexto local venezolano. "Con o sin tanqueros iraníes, creo que la situación está bastante estancada en cuanto a la negociación política en Venezuela”.


Bloomberg: Venezuela sin gasolina ¿Vender todo el crudo a Irán y después importar combustibles?

Bloomberg

Fabiola Zerpa y Nicolle Yapur

Ante una paralizante escasez de gasolina, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, está recurriendo a la cuarentena por COVID-19 para mantener a todos en casa. Petroleros iraníes están en camino mientras considera soluciones a más largo plazo que incluyen un mercado privado para las importaciones y ventas de combustible y un aumento de precios en las estaciones de servicio para acabar con el mercado negro.

Según su plan, la petrolera estatal PDVSA permitiría que las empresas privadas importen y distribuyan combustible, evitando teóricamente las sanciones de Estados Unidos dirigidas a entidades estatales, según personas familiarizadas con el asunto. Esto iría acompañado de un aumento de precios, dijeron.

Entretanto, como solución a corto plazo, se espera que tanqueros iraníes con millones de barriles de gasolina lleguen a Venezuela este fin de semana. El Ministerio de Relaciones Exteriores iraní ha dicho que cualquier intento de Estados Unidos por detenerlos se encontrará con “una respuesta rápida y decisiva”. La oposición venezolana, liderada por Juan Guaidó, ha advertido que no se debería permitir a los barcos atracar.

En las refinerías Cardón y Amuay de PDVSA, los técnicos iraníes están reparando plantas paralizadas. En abril, más de una docena de vuelos desde Teherán trasladaron a los trabajadores, junto con suministros y piezas, al complejo de refinación de Paraguaná y se fueron con 9 toneladas de oro, alrededor de US$500 millones, como pago.

Cambio cultural

Una revisión del sistema de distribución de gasolina del país significaría el fin de los controles de precios que han permitido que los venezolanos llenen sus tanques prácticamente de forma gratuita. También representaría un cambio radical en la cultura venezolana, flexibilizando el monopolio del Estado sobre el principal activo del país. PDVSA recuperaría millones actualmente perdidos en subsidios.

Pero es una medida cargada de riesgos políticos. Los venezolanos han llegado a considerar que la gasolina barata es un derecho de nacimiento: cuando los precios aumentaron en 1989, estallaron violentos disturbios en Caracas.

Imagen de archivo del enfermero José Bueno esperando en una fila para obtener gasolina en una estación de combistibles de PDVSA en Caracas (Reuters)

Imagen de archivo del enfermero José Bueno esperando en una fila para obtener gasolina en una estación de combistibles de PDVSA en Caracas (Reuters)

Los ciudadanos aceptan la cuarentena actual con relativa ecuanimidad porque está sucediendo en todo el mundo. Pero el coronavirus ha cobrado pocas víctimas en Venezuela y la razón principal por la que la población se queda en casa es por la falta de gasolina. A medida que flexibilicen la cuarentena, la movilidad y la recuperación económica permanecerán estancadas si no hay combustible.

Además, la oposición, que ha estado intentando, con la ayuda de Estados Unidos, derrocar a Maduro, tiene que sopesar con cautela su respuesta al plan. Un reinicio exitoso de operaciones en las refinerías brindaría alivio a aquellos que hacen fila hasta durante tres días para llenar el tanque. Sin embargo, consolidaría el control de Maduro sobre el país.

Combustible racionado

La escasez, especialmente en la provincia, ha existido durante algunos años debido a la mala gestión de PDVSA. Ahora ha llegado a Caracas. El ejército vigila las estaciones de servicio, donde solo personal selecto puede llenar parcialmente el tanque, racionando el combustible a 20 litros por automóvil. Luego de tener la gasolina más barata del mundo, los venezolanos ahora pagan hasta US$4 por litro (US$15,2 por galón) en el mercado negro.

El año pasado, el Ministerio de Petróleo elaboró una propuesta para elevar los precios a niveles internacionales. Refleja la delicadeza del tema el hecho de que el documento lleve tiempo languideciendo en la oficina del vicepresidente, según una persona familiarizada con la situación.

Funcionarios de prensa de PDVSA y el Ministerio de Petróleo no respondieron a solicitudes de comentarios sobre los planes.

Pero parece que se avecina un cambio. Según dos personas, se está verificando la conectividad a internet en 250 estaciones, de 1.530 en todo el país, y desbloqueando los lectores de tarjetas para ampliar la conectividad con bancos privados.

Tarjetas de crédito

Actualmente, las estaciones solo aceptan efectivo en moneda local. Una vez que las tarjetas de crédito funcionen, los precios se calcularán efectivamente en dólares.

Algunos partidarios de Maduro en la súper legislatura conocida como Asamblea Nacional Constituyente, favorecen un aumento de precios.

Mantener las exenciones de subsidios para sectores especiales también es un problema, agregaron personas con conocimiento del asunto. Los subsidios gubernamentales al combustible ascienden a US$2.800 millones anuales en los niveles actuales de racionamiento de consumo y cuarentena de 40.000 barriles por día, por debajo de los US$17.000 millones de hace siete años, según Nelson Hernández, experto en energía.

Un cambio de esta magnitud requeriría una acción legal y legislativa, que podría ser bloqueada por la oposición. Por lo tanto, Maduro puede entregar el tema al Tribunal Supremo de Justicia de mayoría oficialista.

¿Evadir sanciones?

Tampoco queda claro si la privatización del mercado de la gasolina evadiría las sanciones estadounidenses. La administración Trump ha sancionado a entidades públicas para enviar el mensaje de que está tratando de derrocar al Gobierno, no perjudicar a la gente.

En 2018, Maduro dijo que la disparidad en los precios del gas entre Venezuela y sus vecinos había llevado a una tasa de contrabando tan alarmante que se perdieron US$18.000 millones en ese año. Contemplaba subir el precio en un plan que incluía un sistema de pago bancario estatal pero nunca lo hizo.

Entretanto, los nuevos sistemas de pago parecen estar en periodo de prueba.

Copropietarios y arrendatarios de las estaciones de servicio de PDVSA están en conversaciones para crear compañías e ingresar al mercado una vez que este abra.

 

PDVSA administra el suministro de gasolina y diésel desde 2008, cuando el predecesor de Maduro, Hugo Chávez, prohibió a las empresas privadas del mercado, expulsando a BP, Texaco y Shell, entre otras, después de décadas de operaciones en Venezuela.


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