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ANÁLISIS
Parisi (CARI): ¿Es necesaria una nueva ley para Vaca Muerta?
ENERNEWS
24/08/2021

RAÚL PARISI *

Raúl Parisi

En un país con su economía ordenada, equilibrada y políticas públicas que promueven la inversión como EEUU o Canadá, no se requiere una ley específica para explotar la riqueza de sus formaciones no convencionales “shale”; salvo las necesarias para regular y proteger el medio ambiente.

EE.UU. en 5-7 años multiplicó por 10 su producción de gas y de petróleo con el desarrollo de sus formaciones “shale”, y se convirtió en el mayor productor y exportador mundial superando a Rusia y Arabia Saudita.

Pero no es el caso de la Argentina, cuya economía hace 50 años sufre fuertes desequilibrios macro, inestabilidad cambiaria, de precios, alta presión impositiva, dificultades de acceso al financiamiento y capital, producto de políticas poco favorables a la inversión.

Razones por las cuales para impulsar el desarrollo masivo de Vaca Muerta, que puede ser el principio de solución de sus problemas incluida la pobreza y desigualdad social, requiere una ley “ad hoc” para brindar a quienes inviertan seguridad jurídica, impositiva y contractual por un horizonte 25 años; aliviar la carga impositiva y posibilitar el acceso al crédito internacional, para que pueda competir con las formaciones “shale” de EEUU, en el mundo. Sin estas medidas “que podríamos llamar de contexto”, de nada nos sirve tener en nuestro territorio la roca de mayor calidad petrolera y gasífera del mundo.

Si queremos atraer los USD 350.000 millones de inversión que demanda su desarrollo, primero debemos recuperar la confianza y generar las condiciones para hacerlo posible. Y ser muy cuidadosos a la hora de sancionar una Ley, o someter un proyecto a consideración del Congreso, pues una ley equivocada que no satisfaga estas necesidades ni las principales expectativas, no cumplirá el objetivo y sólo aumentará la desconfianza en un país que se caracteriza por incumplir sus compromisos jurídicos, contractuales y de deudas contraídas. Y tendrá enormes consecuencias, que sólo agravarían nuestro ya complicado panorama.

El gobierno anunció el envío inminente de un proyecto de ley al Congreso, que el presidente anunció originalmente en enero de 2020 sería tratado en sesiones extraordinarias como “ley de incentivo a la inversión” para aumentar la producción y exportación de Vaca Muerta. Y luego repitió en sus mensajes para inaugurar las sesiones ordinarias del Congreso en 2020 y 2021, y ahora se anuncia como nueva ley de hidrocarburos. Mientras el sector y las compañías petroleras siguen aguardando, expectantes.

 

¿Por qué es necesaria una nueva Ley para Vaca Muerta?

Porque el desarrollo masivo de Vaca Muerta es la única posibilidad para salir de la crisis y crecer; y porque el desequilibrio macroeconómico, inestabilidad cambiaria, control de divisas, falta de acceso al crédito y situación con la deuda externa inviabilizan la inversión. Pero además:

+ Porque el mundo necesita cantidades crecientes de gas para bajar drásticamente las emisiones de anhídrido carbónico, principal gas efecto invernadero (GEI) responsable del cambio climático, para “descarbonizar” la economía en la transición, hacia las energías renovables. Que generan electricidad sin emisiones, y poder electrificar el Transporte con electricidad verde; que por ser los dos sectores responsables del 66% del consumo de energía, significa eliminar dos tercios de las emisiones. Y el 85% de Vaca Muerta es gas.

+ Argentina tiene 802 trillones de pies cúbicos (Tcf) de recursos técnicamente recuperables de gas (583 Tcf en Neuquén), y la matriz mejor prospectada, con el 53% de gas; consume menos de 2 tcf/año y tiene gas suficiente para abastecer China, Asia Pacífico y parte del mundo durante los próximos 30- 50 años. 

+ Para ello necesita infraestructura: plantas separadoras, de tratamiento, gasoductos, para licuar gas a LNG, almacenaje y puertos, cuyo costo conjunto supera USD 7.500 millones; más USD 5.000 millones para aumentar reservas de gas, y justificar la construcción de los gasoductos a Brasil y el mundo, con la planta de LNG. Y una adecuación de política energética.

+ Pero debe competir con el gas del Permian, formación “shale” de EEUU similar a Vaca Muerta cuyo costo de explotación es 30% menor, porque no tiene IVA, Ingresos Brutos, Impuesto al Cheque, aranceles, retenciones, etc., y su costo financiero (3,5%) es muy inferior al prácticamente inaccesible en Vaca Muerta. Que si se consiguiera, no sería inferior al 12%; a lo que deben sumarse el “cepo” al giro de divisas, los controles para autorizar el pago de insumos, amortizaciones, dividendos y otras restricciones.

+ Para que Vaca Muerta sea competitiva frente al Permian, es necesario restablecer la confianza; asegurar estabilidad jurídica, regulatoria y fiscal en condiciones equivalentes a un contrato por 25 años. Para que no pueda modificarse por otra ley sin consecuencias; como ocurre en un contrato entre partes.

+ Para generar condiciones para impulsar la inversión es imprescindible promulgar por ley “ad hoc” el precio del petróleo alineado con el internacional; la libre disponibilidad de las divisas de sus exportaciones regulada por la propia ley, para garantizar préstamos, pagos de explotación, reducir ineficiencias y costos. Necesario por la falta de credibilidad de Argentina en el mundo y los negocios. Más que justificada, porque es el único sector de la economía capaz de exportar USD 28.000 millones en 8- 9 años, y potencialmente USD 40.000 millones en 20 años según Wood Mc Kinsey (la Ley 19.640 estableció en 1972 un Régimen Fiscal y Aduanero de excepción vigente para un proyecto importador en Tierra del Fuego, que demostró carecer de justificación y sentido).

+ También para reparar las consecuencias del incumplimiento de la Resolución 46/17 del anterior gobierno, que fijó un sendero de precios por 4 años para impulsar la explotación del gas en Vaca Muerta, y luego desconocieron su propio Secretario de Hacienda y Secretario de Energía, y detuvieron de inmediato toda inversión; y en un año la producción de gas cayó 15%. Que intentó reparar el Plan Gas.Ar pero sin restituir la confianza; que es lo mas importante.

+ Y el golpe final lo dio el DNU 1055/19 que intervino también el precio del petróleo; grave error que detuvo toda inversión. Y definió que el año 2020 estuviera perdido para Vaca Muerta, mucho antes de la pandemia.

+ Y si aún faltaba algo siguió el congelamiento de precios, que terminó de dinamitar la confianza sin la cual no hay inversión, desarrollo, generación de empleo ni divisas. Hasta la adopción de esta suma de medidas irresponsables, la inversión comprometida por las empresas anticipaba exportaciones por USD 11.000 millones para 2023, y USD 28.000 millones en 2027.

+ Problemas que el proyecto de ley que trascendió paradójicamente agravan, cuando los precios tienden a ser más favorables: antes de la pandemia el precio del gas era inferior a USD 1 por millón de BTU y USD 3 el LNG, que dificultaban su exportación. Hoy es USD 3,85- 4,15 por millón de BTU, y el LNG USD 10-11, lo que posibilita su exportación.

+ La explotación de Vaca Muerta debe completarse antes de 2050, porque primero el petróleo y luego el gas dejarán de usarse.

+ En la Argentina el Estado carece de capacidad para afrontar esa inversión en 15- 30 años, y para que esa riqueza no quede bajo tierra, deberemos recurrir al capital privado.

+ Para que los compradores estén dispuestos a firmar contratos de largo plazo, el único modo de brindar seguridad energética y desplazar sus actuales Contratos de LNG, es firmar contratos de abastecimiento los 365 días del año, sin interrupciones. Que también permitirían asegurar el mercado de destino de nuestra producción. Brindar estas seguridades, requiere adecuar nuestra política y modelo de gestión de la producción de gas. Porque a la hora de los negocios, los países privilegian su interés y no responde a ideologías. Por lo que la mejor política es la de Konrad Adenauer: “Tener tanto mercado como sea posible y tanto Estado como sea necesario”. La Argentina aún tiene una oportunidad, porque la mayoría de las empresas que invierten y desarrollan Vaca Muerta son multinacionales que se fondean bajo el riesgo país de origen, como Shell, ExxonMobil, Total, Whintershall, Equinor, y seguramente Tecpetrol y PAE.

Pero aún así, el marco de decisiones internas es sensible a la seguridad y previsibilidad que brinda la Argentina. Y con más razón las empresas sujetas al “riesgo argentino”, como YPF (el mayor inversor), Vista Oil, Pluspetrol, etc.

“Entender hacia dónde va el mundo es la diferencia entre el éxito y el fracaso”. Si la ley que promulgue Argentina va en la dirección que va el mundo, sus probabilidades de éxito serán mayores; pero si va en dirección contraria como el borrador que circuló, su fracaso estará prácticamente asegurado.

 

Cambios de política necesarios para convertirnos en exportador regional

Si la Argentina aumenta su producción de gas y cambia su model de gestión, puede autorizar exportaciones en “firme” -todo el año-, y convertirse en proveedor regional. Y para ello, su producción siempre deberá ser superior al consumo “pico” de invierno.

Si se autorizan por ejemplo exportaciones “firmes” por 20 millones de m3/día, para satisfacer la demanda pico interna de 160 millones de m3/día y respetar los 20 millones de m3/día de contrato, la producción estable debería ser de 180 millones de m3/día mínimo; y en el pico, cortar sólo el interrumpible.

Lo que implica aumentar la producción un 60% (no 10 veces como EEUU), o el 30% respecto de los 133 millones de m3/día alcanzados cuando el gobierno cumplía la Resolución 46/17. Meta fácilmente alcanzable si se sanciona la ley de Vaca Muerta, con los precios actuales.

Concluyendo: para cambiar el “driver” de la importación a la exportación, durante el par de años que dure la transición hasta dejar de importar, habrá que autorizar en invierno mayores importaciones. Y esta es la oportunidad para hacerlo, porque los precios cierran y podrían beneficiarse todas las partes; se resolvería “la falsa necesidad” de seguir importando gas, y con los dólares de las exportaciones, también el problema central de la economía que es su inestabilidad macroeconómica por falta de divisas y acceso a los mercados financieros. 

* Director del Comité de Estudios de Asuntos Energéticos del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI). Autor del libro “El Futuro del Petróleo y la Energía”


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