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OPINIONES
Olivera: Daño de un derrumbe silencioso. Wiñazki: Máquina de adoctrinar
MINIGN PRESS/ENERNEWS/La Nación
24/11/2020

FRANCISCO OLIVERA

Francisco Olivera

o fue la primera desilusión del año. Sí, la más reciente. Hasta hace pocos días, la mayoría de los empresarios argentinos veía al Gobierno convencido de que el aporte solidario extraordinario, proyecto de ley que obtuvo media sanción el miércoles en Diputados, era una mala idea que, en el peor de los casos, y para prosperar, debía ser sometida a modificaciones de fondo. Es lo que habían interpretado, por ejemplo, en la Unión Industrial Argentina después de reunirse en diferentes momentos con Alberto Fernández, Máximo Kirchner y Sergio Massa. En un WhatsApp que le envió al presidente de una cámara, el líder del Frente Renovador había sido incluso más tranquilizador: la iniciativa no tenía fecha de tratamiento y ni siquiera estaba claro si se discutiría este año. Una lección para otras veces y otros proyectos: el único lobby efectivo en la Argentina es con la única inaccesible, Cristina Kirchner.

Dificultades que parten del origen y la conformación del Frente de Todos. Un funcionario acaba de admitírselo a un ejecutivo petrolero. "Acordás algo y pasa lo contrario: hay que tomar todo con pinzas", le dijo

Dificultades que parten del origen y la conformación del Frente de Todos. Un funcionario acaba de admitírselo a un ejecutivo petrolero. "Acordás algo y pasa lo contrario: hay que tomar todo con pinzas", le dijo. En el mundo de los negocios es una desgracia. Poco antes de que se empezara a tratar el proyecto, la estrategia empresarial había sido la prudencia. ¿Cómo oponerse a algo cuyo enunciado contempla recaudar de quienes más ganan para atender las necesidades de los que menos tienen en una pandemia?, se preguntaban en la UIA. Levantar la voz, pensaban, sería contraproducente. Además su comité de crisis, armado especialmente para la cuarentena y en contacto permanente con la Casa Rosada, estaba tranquilo. Por eso el martes, durante su reunión interna, siguieron insistiendo en no rechazar todo, sino en recomendar cambios. Se los habían enviado por escrito al Gobierno y a los legisladores: 1) Excluir de la nueva obligación las acciones o participaciones en activos productivos (también los inmuebles). 2) Permitir hacer el aporte mediante inversiones el año próximo. 3) Exceptuar del gravamen los títulos públicos y las obligaciones negociables de empresas argentinas para no afectar el ahorro en moneda nacional y en instrumentos públicos que acaban de ser reestructurados. 4) Incorporar un mínimo no imponible y corregir las alícuotas para evitar tratos desiguales.

 

 

 

Pero el optimismo duró menos de 24 horas. A la mañana siguiente, ya con la votación de Diputados consumada, volvió a activarse el WhatsApp de la UIA. "No nos dieron ni pelota", protestó uno de ellos ante este diario. Decidieron entonces emitir un comunicado, esta vez más crítico y bastante similar al del resto de las entidades, en el que expresaban "desacuerdo" y "preocupación". Estaban sorprendidos con el respaldo de algunos radicales al proyecto. El de los jujeños Jorge Rizzotti y Gabriela Burgos, por ejemplo. Al día siguiente, las estrategias de comunicación empresarial se centraron en los medios de esa provincia.

 

 

El malhumor ganó incluso a quienes inicialmenteapoyaban la medida, a los que están excluidos o todavía elogian al Gobierno. Quedó expresado además en la última declaración pública de Jorge Brito. "Este impuesto solo agrega más elementos a aquellos que quieren irse del país", había dicho a Infobae. "Para nosotros fue un impactoanímico: queda claro que la Argentina sólo intenta connuevos impuestos -agregó a LA NACION Alejandro Bestani, presidente de Inca y miembro del Movimiento NacionalPyme-. Ahora no nos pega, pero probablemente el año próximo sí". Teddy Karagozian, dueño de TN Platex, había sido más explícito horas antes de la sesión en Diputados: "El Congreso de la Argentina está por cometer un grave error que condenará por muchos años a nuestro país a continuar con el empobrecimiento de la sociedad, que cada vez atrae menos inversores. Empresas como la nuestra están invirtiendo, pero para crecer necesitamos más inversiones aún". Ya no confían ni los más crédulos. Ni siquiera en el nombre elegido para la ley: ¿quién puede estar seguro de que se trata de un aporte "extraordinario" en un país propenso a eternizar excepciones? El economista Esteban Domecq compendió esta semana en Twitter los últimos aumentos tributarios y la creación de nuevas imposiciones: esta será la decimoquinta en 11 meses de gobierno.

¿Tomó la dirigencia política verdadera conciencia de la situación?, se preguntan ahora los empresarios. ¿Saben que el modo de superar un shock de oferta como el que provocó el Covid es no afectar la generación de riqueza? La inercia de un país cuya población es mayoritariamente crítica y prejuiciosa respecto de los dueños del capital empuja a lo contrario. Aunque no sea inocuo. Según datos de la AFIP, en términos netos, la Argentina no crea empresas desde 2011. Con los exportadores de bienes el cuadro es peor: según el Ministerio de Producción, la última vez que ese universo creció de manera significativa fue en 2006, y hoy está en niveles inferiores a los de 1994. Es un retroceso de 26 años.

El pesimismo empresarial reside en dos factores: el país viene de fracasar con una administración más amigable con el mundo de los negocios, la de Macri, y ya nadie confía en que la próxima reactivación, si llega, será lo suficientemente robusta. Es probable que el PBI caiga este año casi el triple que el de Brasil, país al que además la Argentina acaba de superar en muertos por millón de habitantes por Covid. Es lo que sustenta las burlas de Bolsonaro. El relevamiento del Banco Central brasileño entre agentes del mercado viene además recortando la expectativa de caída para este año: el lunes se publicó -4,66%, una mejora respecto del -4,8% de la semana pasada. La inflación de octubre fue ahí del 0,86%, la más alta mensual desde 2002, pero se proyecta en 3,25% para todo 2020, por debajo de la meta. Y es menos de lo que la Argentina acumula en un mes.

 

Para el Gobierno es un dilema porque cualquier viraje requiere audacia política. Los empresarios de la alimentación temen lo contrario: que se aferre a la emergencia. Por ejemplo, con el programa Precios Máximos, que se aplica desde el 20 de marzo y vence el 31 de diciembre, que representa 68% de sus ventas en volumen y 22% de su facturación. El Gobierno empezó a reducirlo de manera gradual. La secretaria de Comercio Interior, Paula Español, dispuso la semana pasada la "suspensión" de otras 50 categorías de productos de la lista. ¿Por qué Español suspende y no termina de dar de baja? La inquietud de los fabricantes podría resumirse en el título del último libro de Augusto Costa, ministro de Kicillof: "Todo precio es político". Por eso, la AmCham, cámara de empresas norteamericanas, se sumó anteayer a los cuestionamientos. "Transcurridos ya ocho meses de una medida considerada y reconocida como coyuntural, pero en un entorno inflacionario de entre el 3-4% mensual y con el otorgamiento de aumentos que alcanzaron en ese período entre el 5 y 6,5%, la pregunta es cuán sostenible es", planteó en un comunicado, el enésimo en una semana de objeciones corporativas por escrito.

Tanta locuacidad de empresarios es nueva para un gobierno kirchnerista. Pero lo relevante lo hacen en silencio, en cada decisión de que no es este ni el momento ni el lugar para apostar al futuro.


La máquina de adoctrinar y el pensamiento cautivo

Clarín

MIGUEL WIÑAZKI

Miguel Wiñazki

La máquina de adoctrinar es un sistema complejo e integrado. No es solo escolar, requiere de la participación de múltiples aparatos de legitimación.

La doctrina es una “píldora” que vuelve cautivo al pensamiento. Es un mecanismo cuya característica central es la producción del temor de cada uno a pensar por sí mismo. Es una presión del aparato estatal y paraestatal para cultivar mentiras con semillas de verdad, como escribía el novelista y premio Nobel polaco Czeslaw Milosz.

Los adoctrinadores brotan desde los más diversos espacios: pueden ser actores, docentes, punteros, ONGs sostenidas por dineros públicos, periodistas convertidos en propagandistas, o cualquiera. Son los difusores del manual de instrucciones oficial de culto a la personalidad conjugado con anti periodismo, y anti libertad en general, pero camuflados como vectores de la liberación. Ahora, Telesur, la cadena que sostiene a Nicolás Maduro y que es sostenida por el autócrata y sus socios, vuelve a la Televisión Digital Abierta de la Argentina tras un acuerdo con el gobierno.

Pero no solo acontece el adoctrinamiento literalmente político.

En una tesis doctoral muy relevante y precisa, Catriel Fierro, Doctor en Psicología y becario postdoctoral del Conicet, tras analizar 16.085 referencias bibliográficas de lectura obligatoria en doce carreras de psicología , 8 públicas y las 4 privadas con mayor matrícula, demuestra que: en promedio la bibliografía de las asignaturas obligatorias tiene 44 años de antigüedad. Los artículos científicos con referato de expertos independientes no superan nunca el 7,2% de la bibliografía obligatoria. Y, esencialmente, se verifica la existencia de autores prevalentes: Freud y Lacan.

No está mal, son geniales y cruciales.

Pero la ciencia psicológica ha avanzado y se ha diversificado. Y por omisión de otras corrientes y de materiales actualizados se adoctrina por la primacía de una línea: el psicoanálisis.

Se minimizan las otras líneas existentes.

“Entre 5 y 6 de cada 10 textos son psicoanalíticos, mientras que menos de 1 de cada 10, (o 7 de cada 100) son de orientación cognitiva”.

El proceso de aprendizaje tiende a dogmatizarse.

Algo similar ocurre en la mayoría de las carreras de Ciencias Humanas, con debidas y ponderables excepciones.

En el campo de las Ciencias de la Comunicación predominan visiones anti mediáticas y muy baja tasa de formación en el universo digital y de la revolución que impuso.

La ciencia avanza y la educación se detiene, no se paraliza del todo, por cierto, y gracias también al esfuerzo docente, porque hay doctrinarios y adoctrinadores y también librepensadores e innovadores.

Pero el adoctrinamiento existe y se disemina en flujos diversos.

Milosz, que era polaco y sufrió en carne propia el espíritu del socialismo real verticalista, analiza el tema de los intelectuales adoctrinadores: “Pertenecer a las masas es el gran anhelo del intelectual ‘enajenado’. Se trata de una necesidad apremiante” Ese sentimiento de culpa los moviliza a integrarse a la “Nueva Fe''. Al credo que suponen adhiere el pueblo.

El concepto de intelectual “enajenado” era muy propio de los regímenes socialistas autoritarios. Concebían así a quienes se distanciaron, según ellos, de los proletarios para pensar sin el compromiso de transformar revolucionariamente al mundo.

En rigor, los intelectuales seguidistas de los panfletos imperativos del Politburó dominante sólo fueron útiles para la preeminencia de las burocracias autoritarias.

La mayoría de los docentes de los niveles primario y medio en la Argentina no son militantes. Pero una minoría intensa y sectario tiende a distorsionarlo todo. El sindicalismo oficialista ha permeado el sistema escolar cuya apoteosis, en el peor de los sentidos, ha sido y es su militancia para abolir por un año las clases presenciales.

La educación virtual llegó para quedarse parcialmente, pero la presencialidad es vital, y los derechos de los niños no fueron respetados en ese punto. Salta a la vista a la vez, la necesidad de reconsiderar la economía de cuidado, porque sin presencialidad, muchas mujeres no pueden trabajar, incluso, las mismas docentes -lo mismo corre para los hombres que están a cargo de tareas domésticas y cuidado de los hijos, aunque sean menos-. Pero la militancia descarta la economía real y existencial.

La maquina de adoctrinar funciona aún de forma más enfática y brutal en los feudos.

En Formosa, el culto a la personalidad de Gildo Insfrán es tan atronador como ridículo y aberrante. Basta observar a una nena de siete años recitar en un acto escolar, “popular” y de frente a Gildo unos versos apologéticos tremendos: “La situación es difícil, la gente ya no da más, pero en Formosa estoy tranquila, aquí está mi Capitán”.

La nena aleccionada recitaba, y Gildo sonreía desde su tribuna imperial amparado en la inmunidad del amo y en el abuso horrible de poder que ejercía en ese preciso momento y en todos los momentos.

Esa escena es el horror mismo del adoctrinamiento.

Es una usurpación de la mentalidad infantil para violar su camino hacia la libertad, para interferir en el aprendizaje y para esclavizar.

Sí. Es el horror.

Informe. Luisa Norbis, de la Maestría San Andres Clarín.

 

 


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