FEDERICO ARINGOLI

El gobernador Omar Gutiérrez termina el año con el overol puesto. Así se viste desde el 10 de diciembre cuando debió cambiar el traje de fiesta por la ropa de trabajo. Es que no le está resultando sencilla la mutación de gobernador mimado por Mauricio Macri a ser aliado peronista. Esta semana cerró un raid por despachos ministeriales con una pobre cosecha que apenas alcanzó para anuncios secundarios. Quizá por eso accedió a darle quórum a la oxidada Ofephi.

La Organización Federal de Estados Productores de Hidrocarburos (Ofephi), que nuclea a las 10 provincias productoras de gas y petróleo, volvió a reunirse después de cuatro años. Esta herramienta de contrapeso al centralismo de los gobiernos nacionales dejó de funcionar durante el macrismo que concentró su atención en Vaca Muerta y pensó a la Patagonia solo hasta el límite sur del territorio neuquino.

Esto no incomodó a Gutiérrez, que se convirtió en uno de los gobernadores más cercanos a la administración nacional durante los pasados cuatro años. Es una foto que aún recuerdan Mariano Arcioni y Alicia Kirchner, gobernadores de Chubut y San Cruz, dos provincias productoras de hidrocarburos, que vieron fluir los presupuestos petroleros de sus cuencas a la Neuquina.

Los pasillos ministeriales actuales del gobierno nacional se parecen bastante a la interminable ruta 40. Más de 20 despachos pueden resultar un laberinto entretenido de recorrer pero poco efectivo para la relación a la que estaba acostumbrado el gobernador neuquino.

Por eso la reinstalación de la Ofephi más que un contrapeso a lo que pudieran ser políticas unitarias parece, en esta etapa, un órgano de redistribución del poder petrolero. Vaca Muerta, en este esquema, seguirá siendo una pieza clave pero ahora de un tablero solidario que rige como idea rectora del gobierno de Alberto Fernández.

A diferencia de lo que ocurrió durante el último gobierno de Cristina Fernández, donde la Ofephi fue una organización activa para disputarle protagonismo a la YPFde Miguel Galuccio y en la que Neuquén, a través del exgobernador Jorge Sapag, tuvo un rol estratégico casi con diplomacia bélica, la actualización del organismo plantea una paleta de pocos colores para la administración de Gutiérrez.

El gobierno neuquino se suma a la nueva Ofephi a regañadientes y casi sin opciones. El gobernador deberá estrenar un nuevo rol como es el de los consensos entre provincias cuando hasta ahora era la voz única de los estados locales. Quizá la postal del último almuerzo del Día del Petróleo sirva de ejemplo: a excepción de Andrea Confini, secretaria de Energía de Río Negro, fue Gutiérrez el único representante ante los ejecutivos de las compañías petroleras.

Sin embargo, Neuquén también sabe que necesitará del apoyo de sus provincias hermanas. El efecto tardío del congelamiento de los combustibles que decretó Macri por 90 días tras las PASO tendrá sus resultados en los campos petroleros en el primer trimestre de 2020. Según los últimos reportes, en todo el país se paralizaron más de 20 torres de perforación, el número es nada menos que el 30% de los equipos que funcionan en todas las cuencas productivas.

En un gran porcentaje ese parate golpea a Vaca Muerta que fue el play con mayor actividad en los últimos años. Más allá del retardo, los efectos en la Cuenca Neuquina se pueden palpar desde hace un par de meses. Despidos, suspensiones y una caída en la actividad productiva, que es clave para los no convencionales. Sin embargo, la huella más profunda la vienen advirtiendo las 800 pymes de la cadena de valor.

Otro componente es el rol que busca tomar, en paralelo a la Ofephi, la provincia de Buenos Aires con Axel Kicillof como gobernador. Una experimentada fuente del MPNcalificó al exministro de Economía como un “amigo de Neuquén”, apodo con el que no parece haber acuerdo pleno en el Ejecutivo. El sector industrial bonaerense no pudo hacer pie en Vaca Muerta durante la gestión de María Eugenia Vidal, pero la expedición dejó un borrador.