ÁLVARO RÍOS ROCA*
Hace dos décadas se empezaba la construcción del gasoducto Bolivia-Brasil, país este último que dependía fuertemente de la hidroelectricidad y de costosos, contaminantes y poco eficientes derivados de petróleo para alimentar su matriz energética y, por lo tanto, había necesidad virar al gas natural.
Para ese entonces, Argentina exportaba gas natural a Chile a través de varios gasoductos y su mercado interno continuaba creciendo.
En resumen, el Cono Sur giró muy fuertemente a utilizar gas natural producido regionalmente.
En el año 2001, Argentina entró en su peor crisis económica y mantuvo irrisoriamente bajos los precios del gas en su mercado interno, lo que frenó la exploración en seco.
En breve lapso se redujeron las exportaciones a Chile y, a partir del 2004, tuvo que comenzar a buscar importaciones de Bolivia (2010) y también GNL (2 plantas). Chile no tuvo otra opción y optó por conseguir abastecimiento de GNL (2 plantas).
Brasil, a partir de la guerra del gas, la nacionalización y los cambios regulatorios y fiscales que se daban en Bolivia (2003/2006), observó que esto era un freno a cualquier nueva exploración y optó por diversificar e importar GNL (3 plantas).
En resumen, ante el escenario de menor exploración en la región e incertidumbre de suministro, Chile, Argentina y Brasil optaron por paliar la demanda con GNL.
El 2005 Brasil descubrió el Presal con 176 billones equivalentes de barriles de petróleo y gas y donde Petrobras y varios actores apostaron, apuestan y apostarán recursos económicos y tecnología en los próximos años. Brasil está cediendo áreas y otorgando incentivos y mejores términos fiscales, regulatorios y de mercado para aumentar exploración y mejorar producción desde el Presal y también desde otras cuencas.
La producción de gas natural en Brasil va en aumento. En 2007 Brasil producía 15,2 millones de metros cúbicos por día (mm3/d) y a junio de 2017 la producción subió a 59 mm3/d. El promisorio Presal que empezó produciendo 0,32 mm3/d en 2008, ya entrega al mercado 25 mm3/d a junio de 2017.
El Presal tiene un enorme potencial y si se consiguen inversiones para desarrollar infraestructura y separar el CO2 habrá mayor producción de gas en Brasil.
Por ahora se estima que la producción, al 2025, llegará a 80 mm3/d de los cuales 40 mm3/d serán del Presal.
Vaca Muerta en Argentina tiene recursos técnicamente recuperables del orden de 308 trillones de pies cúbicos (TPC) de gas natural.
Una serie de incentivos, acuerdos con sindicatos y mejores precios para el gas en boca de pozo están gestando ya una serie de millonarias inversiones para producir eficientemente shale y tight gas.
Argentina el 2014 producía 113 mm3/d y, a mayo de 2017, subió a 122 mm3/d. De este total, 29 mm3/d ya son de tight y shale gas.
Las estimaciones prevén que, para el 2025, Argentina esté produciendo cerca de 140 mm3/d, de los cuales 75 mm3/d serán de tight gas y shale gas.
Bolivia, que tenía parada su exploración, ha reaccionado con una Ley de incentivos económicos y algunos decretos reglamentarios para atraer mayor exploración principalmente del sector privado.
Varios prospectos con potencial en los bloques de Caipipendi, Huacareta, Azero, Charagua y otros bloques serán perforados entre 2017 y 2021 para tratar de encontrar nuevas reservas y tener nueva producción.
Si la geología es favorable, Bolivia podrá tener más excedentes exportables hacia el 2025.
Brasil, Argentina y Bolivia incentivan conseguir fuertes inversiones para nueva producción de gas natural. Vamos a observar qué es lo que se tornará real de todo esto, pero es posible que el Cono Sur, en la próxima década, pueda pasar a ser excedentario en suministro de este fluído energético y los productores tendrán que tornarse ingeniosos para competir con precio y condiciones de entrega.
La ecuación no se cierra ahí. Habrá también competencia de GNL importado, principalmente de USA, que tiene la ventaja de ser flexible, y donde se avizoran nuevos proyectos de regasificación.
Por ahora, todo indica que el mercado se tornará altamente competitivo, pero mucho dependerá también de la demanda y de que los países del Cono Sur retomen un crecimiento económico sostenido.
*Ex ministro de Energía de Bolivia y actual director de Gas Energy Latin America.