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DEBATE
La realidad argentina. Escriben De Pablo, ​Scibona y Pagni
15/09/2014

Cuáles son los determinantes de la tasa de inflación

La Nación

Por Juan Carlos de Pablo.

¿Hay que devaluar porque aumentaron los precios o los precios subieron porque devaluaron?; ¿si aumenta el precio de los combustibles, sube todo?; ¿se puede mantener el tipo de cambio oficial sin modificar en un país donde todos los precios suben?; ¿qué rol cumple la emisión monetaria en el aumento de los precios?; ¿por qué la tasa de inflación fue de 4% anual en 2004 y de 40% anual ahora?

Abrumado por tantos interrogantes, me comuniqué con el francés Raymond Poincaré (1860-1934), diputado, senador, ministro y presidente de su país. Lo entrevisté porque en julio de 1926 implementó un programa antiinflacionario. Por separado, John Maynard Keynes y Raúl Prebisch aplaudieron el hecho de que, al diseñar el plan, no dudó en dejar de lado posiciones que antes había sostenido. Poincaré le encargó a Jacques Leon Rueff que propusiera la banda dentro de la cual el franco debía ser estabilizado. A fines de 1958, este último puso en práctica un nuevo plan de estabilización.

-La velocidad con la cual están aumentando los precios en la Argentina plantea una vez más la cuestión de los determinantes inmediatos y mediatos de la tasa de inflación. ¿Qué se puede decir al respecto?

-Muy poco, mirando exclusivamente la evolución de los precios. En efecto, no resulta difícil explicar el aumento de precios verificado inmediatamente después de un salto cambiario, pero esto no debe llevar a cometer un error de diagnóstico.

-¿Cómo cuál?

-Sugerir que, a la luz de los resultados, la devaluación fue un error. Porque por algo las autoridades adoptaron una medida tan poco deseable.

-¿Y entonces?

-Explicar los aumentos de algunos precios por los anteriores aumentos de otros precios sirve para muy poco, porque ¿en qué momento arrancamos? En este análisis, siempre hay una víspera, versión económica de "qué fue primero, si el huevo o la gallina". Mejor entender el proceso inflacionario y qué hay que hacer para detenerlo.

-Siga.

-El Poder Ejecutivo responsabiliza a los empresarios por el aumento de los precios. ¿Habrán hecho un curso de maldad? Pregunto porque los mismos empresarios que en 2004 aumentaron los precios 4% ahora los subieron diez veces más. Si esto ocurrió porque la oferta se concentró en los últimos diez años, estamos delante de un subproducto de la política económica ensayada a partir de 2003, más allá de los relatos.

-¿Cómo se detiene una inflación, dada esta dinámica de aumento de los precios?

-La Argentina tiene una vasta experiencia en este sentido, comenzando con el programa que Juan Domingo Perón implementó en 1952. La historia dice que los programas antiinflacionarios tienen que atacar simultáneamente todas las presiones inflacionarias: las monetarias, las fiscales, las derivadas de cambios en los precios relativos, etcétera; también dice que, cuando el gobierno que implementa el programa está en su etapa creíble, el programa antiinflacionario no sólo no es recesivo, sino que reactiva y, por último, enseña que los éxitos iniciales no se pudieron mantener en el tiempo.

-Pensando en el futuro, esto último parece ser lo más importante.

-En la Argentina, los programas graduales no funcionan, porque el exitismo demanda que todo sea de shock. En el momento de implementarse, producto del susto, tanto las autoridades como la población aceptan que los programas contengan componentes ortodoxos. Pero superado el pánico, comienzan las presiones para aflojar y "mágicamente" la inflación retorna. Me encantaría que las futuras autoridades tuvieran esto en cuenta, para lo cual tienen que ser exigentes con los economistas que los están asesorando.

-¿Y las actuales autoridades?

-El contexto político y la incredibilidad del Gobierno hacen prácticamente imposible la implementación de un programa antiinflacionario, de aquí a fines de 2015. Hoy las energías del equipo económico están concentradas en conseguir divisas frescas, esfuerzo entendible a la luz de la restricción externa. Porque dólares "sobran", pero no en manos de las autoridades.

-Don Raymond, muchas.

Movidas para eludir la realidad

La Nación

Por Néstor O. Scibona.

Cristina Kirchner y Axel Kicillof acaban de refirmar la esotérica teoría que atribuye la actual recesión a la "cadena del desánimo" inducida por los medios de difusión y a efectos retardados de la crisis financiera global de 2008. No incluye, en cambio, ni una palabra dedicada a la mayor inflación; ni al deterioro del salario real; ni al déficit externo (escasez de dólares); ni al imparable déficit fiscal financiado con emisión de pesos; ni a la presión tributaria récord; ni a la prematura licuación de la devaluación de enero, que genera inestabilidad cambiaria; ni a los efectos del default parcial de la deuda.

Si este cóctel de elementos tóxicos para la economía provoca incertidumbre en las empresas, incipientes problemas de empleo y retracción de los consumidores, es culpa de los medios; que el Gobierno se ocupa, además, de relevar a través de una costosa estructura dedicada a clasificar las noticias en negativas o positivas y no en reales o falsas (u opinables).

Con este maniqueísmo, es negativo que la Universidad Católica Argentina demuestre que la pobreza afecta al 27% de la población y positivo que el Indec la baje a un inverosímil 5%. O que los medios respondan a una conspiración opositora si, en lugar de comparar los indicadores de 2013 con 2003 como lo hace el oficialismo, reflejan los pronósticos privados de mayor inflación y recesión para los próximos 15 meses. Aún así, los evaluadores de la Casa Rosada se verían en figurillas para juzgar los pronósticos oficiales del Presupuesto 2014, según los cuales este año el PBI iba a crecer 6,2%; la inflación 10,5%; el gasto público 16% y el dólar oficial ubicarse en $ 6,33 promedio. O si, como indican algunas versiones, el proyecto para 2015 incluiría un crecimiento superior al 3% y una inflación inferior al 20%. Con cualquier número, igualmente sería convertido en ley por la mayoría oficialista en el Congreso.

En el plano de los hechos, que es lo que realmente importa, la última semana fue un muestrario de las jugadas oficiales para eludir o disfrazar la realidad, a fin de que el tránsito hasta fin del año próximo parezca menos arduo de lo que se perfila.

Ni la ley de "Pago Soberano", sancionada en apenas 20 días, ni la "histórica" votación en la ONU forman parte de la solución al problema del default de la deuda bajo legislación extranjera (28.700 millones de dólares) como se pretende hacer creer.

En el primer caso, la ley embarra aún más la cancha. Hasta el propio Kicillof consideró difícil que la mayoría de bonistas o fondos de inversión internacionales pueda -o quiera- optar por el cambio de jurisdicción y domicilio de pago. No obstante, el próximo vencimiento del bono Par a fin de mes será depositado en la cuenta de Nación Fideicomisos, pero no es nada seguro que llegue a los acreedores en tiempo y forma. Ni tampoco si optaran por Francia para cobrar, ya que el fallo del juez Griesa bloquea toda la cadena de pagos. Por otro lado, la ley cierra cualquier margen de negociación con los fondos que ganaron el juicio pese a que en 2015 caduca la cláusula RUFO. En consecuencia, la Argentina tiene más chances de afrontar futuros juicios de involuntarios holdouts (o potenciales fondos buitres) que de salir del default. Un consuelo es que las divisas que se depositen en la cuenta del Banco Central como pagos sin certeza de cobro no serían desviadas hacia otros fines. Otro, que los 15 meses que restan hasta el cambio de gobierno podrían disuadir a muchos acreedores de afrontar el costo de exigir la "aceleración" de la deuda, ante la expectativa de una posterior solución más racional que evite, además, una nueva reestructuración.

Por ahora esta posibilidad tiene más peso en los mercados que la propuesta argentina aprobada en la ONU, para neutralizar a los holdouts en futuras reestructuraciones de deudas soberanas. Si se concreta, será más testimonial que efectiva: no sólo porque tuvo el voto en contra o la abstención de los países con mercados financieros más desarrollados, sino porque sus efectos no serán retroactivos sobre el fallo contra la Argentina que dejó firme la Corte Suprema de los Estados Unidos.

Mientras tanto, el gobierno de CFK debe lidiar con los efectos recesivos del racionamiento de dólares para "estirar" las alicaídas reservas del BCRA. Por caso, en el trasfondo de la pelea con las fábricas de autos está la exigencia oficial de principios de año de reducir las importaciones en 20% y la posterior negativa a autorizar pagos pendientes por unos 2500 millones de dólares a proveedores externos. Cuando el Gobierno, antes del default, lanzó el plan ProCreAuto para estimular la demanda interna y evitar suspensiones o despidos en el sector, no tuvo en cuenta que si las empresas saldaran ahora esas deudas al valor del dólar contado con liquidación, los costos de piezas e insumos se elevarían en más de 50% y harían imposible mantener los precios pactados. De ahí que ahora se negociarán hasta fin de año acuerdos voluntarios, caso por caso, con precios reajustados. Por lo demás, en dos meses y medio, el Banco Nación aprobó 17.110 créditos subsidiados con los cuales se cerraron 11.740 operaciones y la diferencia (de 5370), más allá de algunas demoras en las entregas, no justificaría tanto revuelo. A la inversa, si la adhesión al plan hubiera sido masiva, agudizaría aún más la escasez de dólares ya que los autos de fabricación local tienen un 60/70% promedio de partes importadas.

La demostración de estas restricciones es que el nuevo plan "Ahora 12" para financiar compras con tarjeta de crédito en 12 cuotas sin interés hasta marzo de 2015, abarca solamente a bienes no durables de producción nacional, con nulo o bajo contenido importado. Aquí la consigna parecería ser reactivar a dedo con subsidios a las tasas y con el menor sacrificio de reservas. Pero, tanto en un caso como en otro, el problema para los consumidores no es sólo comprar en cuotas sino poder pagarlas, en un marco de suba de precios, impuestos y tarifas que deterioran el poder adquisitivo de salarios y jubilaciones. Y, en los sectores de más altos ingresos, de fuga del peso hacia el dólar.

Curiosamente este plan no fue anunciado por la cadena nacional, como el edificio torre más alto de América latina en la Isla Demarchi para albergar al Polo Audiovisual. Aunque CFK haya buscado transmitir que la situación económica permite estos lujos, su construcción es más que incierta. No sólo porque el proyecto adjudicado haya sido el único de cinco que quedó en pie; los terrenos bajo jurisdicción porteña carecen de división catastral y títulos de propiedad (lo que llevará no menos de un año) o porque su tasación se ubica muy por debajo de los valores de mercado. También porque este aporte del Estado nacional (600 millones de pesos) al megaproyecto, no justifica el 51% de participación frente a la inversión privada comprometida (de 2400 millones) y se desconoce cuál es el plan de financiación, con mercados externos cerrados e internos complicados, así como el de desarrollo y comercialización. No por casualidad ya pasó a integrar la lista de anuncios oficiales faraónicos, lanzados en todas las épocas como ilusorias cortinas de humo para ocultar restricciones económicas no reconocidas.

Los mensajes ocultos de la epifanía de Máximo

La Nación

Por Carlos Pagni.

kirchnerismo completó su circunferencia. Terminó de cerrarse sobre sí mismo. Era lo que había que esperar. La Presidenta recibió el bastón de mando de manos del esposo y, en la segunda oportunidad, se lo hizo entregar por la hija, que no ejerce función en el Estado. Es bastante lógico que, frente a la extinción de su mandato, promueva a su hijo para dar la sensación de eternidad. Y es lógico también que ese hijo, Máximo, diga que el único poder es de la madre.

El discurso del joven Kirchner en Argentinos Junior, anteayer, reforzó esa inclinación a la endogamia. Explicó que "no hay apellidos milagrosos", pero sus referencias a la vida pública argentina se agotaron en papá y mamá. Hasta para citar el Evangelio, con aquello de poner la otra mejilla, agregó: "Como decía Néstor". Habría que advertirle, por las dudas, que la frase "Lázaro, levántate y anda" también es de otro autor.

La concentración juvenil organizada por La Cámpora para dar una señal de renovación fue un homenaje a la tradición más conservadora de la política argentina: la del culto a la personalidad que desborda en nepotismo.

Los Kirchner tienen innumerables precursores: los Saadi, los Juárez, los Romero, los Alperovich, los Mussi, los Othacehé o los Moyano, que remiten al modelo fundador de los Perón. Aunque la colección no se reduce al PJ. Otros partidos y otros países también repiten apellidos: los Alfonsín y los Posse no son peronistas; y los Bush, los Frei y los Lacalle no son argentinos. Muchas veces los que ejercieron la profesión de un familiar demostraron tener mérito.

El kirchnerismo exhibió de nuevo una virtud de la que, en general, carecen sus opositores: el interés por convocar a los jóvenes. Daniel Scioli y Sergio Massa no cultivan ese jardín. Mauricio Macri cuenta con Generación Argentina Política; y la UCR y el trotskismo conservan una base estudiantil. Pero el desarrollo de la juventud oficialista sólo es comparable al del temprano alfonsinismo.

Esa originalidad contrastó con el discurso de Máximo Kirchner . No cometió grandes errores. Pero sonó a viejo. Si es por la retórica, su madre tiene giros más modernos. Él heredó las destrezas oratorias de su padre, que no eran tantas. Más importante todavía es que en su primera exposición masiva no lanzó una sola idea novedosa. Reprodujo el mantra de la Presidenta: los argentinos son víctimas de las maquinaciones externas de los "buitres" y de una confabulación local insólita, que organizan Luis Barrionuevo y Javier González Fraga. Sin la intención de opacarlo, un rato más tarde la mamá del joven Kirchner lanzó una metralla de tuits para aclarar que el complot podría estallar esta semana, con ella ausente. No es la primera vez que la asaltan esos presentimientos: en enero de 2010 suspendió un viaje a China para evitar un golpe de Julio Cobos; y en diciembre de 2012 denunció un estallido organizado también por Barrionuevo. Una duda: ¿cómo es que esos sediciosos conservan tanto poder, si el kirchnerismo recuperó la primacía de la política?

Máximo Kirchner tampoco consiguió trazar una hoja de ruta para quienes, como los asistentes al acto, se preguntan sobre la supervivencia del kirchnerismo cuando no disponga de las palancas de la administración. La única salida que encontró para el problema fue la reelección . Es posible que, más que una propuesta, haya sido un reflejo condicionado. No sólo porque menoscabar la Constitución es, para el kirchnerismo, un rasgo identitario. También hay que entender que individuos que desde hace 27 años están instalados en el seno de algún gobierno se imaginen fuera de la burocracia como un pez fuera del agua. El gran desafío de la familia Kirchner es pensar en el poder sin pensar en el Estado.

Habría que detenerse, sin embargo, en la mención de Máximo Kirchner a las aptitudes electorales de su madre. En un plano superficial, a la pregunta "si quieren acabar con el kirchnerismo, ¿por qué no compiten con Cristina?", corresponde una respuesta obvia: con ella no se puede competir porque tiene prohibido postularse. Aun cuando, por el derroche de poder que viene realizando, resulte tentador tenerla enfrente.

Pero el desafío de Kirchner Jr. esconde otro mensaje. Sugiere que el próximo presidente habrá obtenido el cargo gracias a que su madre no pudo competir. Lo importante no es el reclamo de la reelección, sino la denuncia de una proscripción. Sobre esa premisa descansa la declaración de Julio De Vido de hace tres meses: "Cristina será la persona más importante del país en el próximo quinquenio". La desestabilización, podría pensarse, empieza ahora. El sucesor tendrá una legitimidad deficitaria porque a la Presidenta no se le permitió postularse. Esta tesis, que se incuba en un pliegue emocional, no sorprende: el kirchnerismo sueña con una democracia plebiscitaria para la cual los derechos y los límites no los fija la ley, sino la derrota.

El aviso que emitió el acto de La Cámpora es que en el más íntimo de los círculos del oficialismo sólo habitan los Kirchner. La primeras víctimas de ese criterio estaban en el escenario: "Wado" De Pedro, Andrés Larroque , Juan Cabandié , Mariano Recalde , Mayra Mendoza, José Ottavis están sometidos al derecho dinástico. Quizá sea lo más conveniente. Ninguno goza de un atractivo electoral. Arrastran la mala suerte de su escudería. Una encuesta que circula por el oficialismo consigna que La Cámpora tiene 60% de imagen negativa. En la política suele suceder que los sujetos impersonales están más expuestos a la estigmatización. Sucedió con La Coordinadora en los años 80.

La epifanía de Máximo Kirchner pretende corregir este problema. Tal vez no alcance. La figura del hijo presidencial quedó inscripta en un universo de significados controvertidos: vínculos no aclarados con Lázaro Báez por cheques destinados a sospechosos negocios hoteleros. Otro rasgo identitario: la lucha contra la pobreza empieza por casa. En Santa Cruz aprovechan estas deficiencias. La frase preferida del radical Eduardo Costa es "Peralta, Lázaro y La Cámpora". Kirchner Jr. figura séptimo entre los dirigentes de la provincia, con 6% de intención de voto. Es así. No hay apellidos milagrosos.

A la luz de estas dificultades, con el pase al frente de su hijo, la Presidenta no pretende indicar un candidato, sino, por ahora, señalar que no tiene candidato.

Aunque no habría que descartar una candidatura. Carlos Zannini , Héctor Icazuriaga, De Pedro y Larroque, los únicos que estaban al tanto de la presentación de anteayer, medirán al nuevo astro en las encuestas. También se puede especular, como hacen peronólogos como Carlos Ruckauf, con una postulación de mamá Kirchner, que figura muy bien en los sondeos bonaerenses.

Otra intención del acto de Argentinos es incomodar a los que se lanzaron a la carrera presidencial desde el oficialismo. Las aspiraciones de Scioli, Randazzo, Urribarri, Rossi, Aníbal Fernández, Taiana o Domínguez pueden ser tomadas como una impertinencia. La herencia del Gobierno tiene, por ahora, un solo depositario: Máximo Kirchner . La Cámpora es, desde su fundación, el verdugo del PJ. Hasta la consigna "irreversibles" es, para los peronistas, una ofensa.

En el caso de Scioli, la aparición del hijo presidencial resultó otra trampa. Le habían hecho creer en un acuerdo con La Cámpora negociado por De Pedro y Domínguez. Candoroso, a las 14.43 elogió con un disciplinado tuit a los "irreversibles". Justo él, que va de De la Sota a Zannini y de Zannini a De la Sota. No reaccionó bien al ver a Máximo Kirchner frente al micrófono.

Pero hay alguien más dañado que Scioli con esta jugada del ultrakirchnerismo. Es Axel Kicillof , a quien algunos discípulos imaginaban candidato de La Cámpora. Sin embargo, para esa organización Kicillof todavía carece de fibra peronista.

El ministro de Economía también hizo una exhibición, el miércoles pasado, aunque en un ambiente más recoleto: el Harvard Club, reunido en el Circolo Italiano.
Aunque convocaban ex alumnos de Harvard, el orador fue presentado por un egresado de Stanford: Daniel Novegil, de Techint. Kicillof estuvo más Kicillof que nunca. Proyectó un Power Point, pero comenzó a navegar por las teorías económicas, con Prebisch como punto de partida. "Es mejor que hablar del dólar blue", dijo. Explicó también su batalla con los "buitres" y anticipó que tal vez emita títulos bajo ley local para recomprar otros con jurisdicción en Nueva York. Un largo pasaje final estuvo dedicado a defender los subsidios a las "industrias nacientes", hasta que puedan enfrentar la competencia.

Kicillof, muy cordial, habló a lo Cavallo, sin detenerse. Cuando se hicieron las 3 de la tarde, con el Power Point aún en la carátula, advirtió que debía retirarse. Tenía una entrevista con representantes de la industria automotriz, que nació hace décadas y todavía necesita protección. El ministro refutó al profesor..


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