El país tiene un gran potencial en la minería. Obviamente esta situación no es homogénea en todo el territorio. Mendoza se encuentra dentro de las regiones que han sido beneficiadas por la naturaleza, y constituye una de las provincias con mayor potencialidad geológica.
Según la Cámara de Empresarios Mineros de Mendoza, la provincia tiene tres minas, dos proyectos factibilizados, cinco proyectos en exploración avanzada (con perforaciones) y diez en exploración sin perforación aún.
Estos datos muestran una oportunidad muy grande para los mendocinos, porque les permitiría tener una nueva fuente de generación de empleo y de desarrollo a través de potenciación de actividades relacionadas. Para ejemplificarlo alcanza con plantear que para el desarrollo de los proyectos se necesitan inversiones por más de 16.000 millones de dólares.
Pese a esta gran oportunidad surge una pregunta: ¿por qué se suspenden algunos proyectos y en otros casos solo se queda en la exploración? La explicación tiene múltiples aristas. En primer lugar, hay que entender que más allá de que el mundo nos seguirá beneficiando con precios de los minerales elevados en términos históricos, en el último año y medio el sector comenzó a transitar un proceso de reestructuración de proyectos mineros a nivel global. Un cambio motivado por los nuevos niveles de precios, que produjeron pérdidas importantes en los resultados netos y en los ingresos de las empresas, obligándolas a replantear las inversiones.
Esta situación requiere que a nivel nacional y provincial se recreen las condiciones para que seamos competitivos a la hora de disputar los flujos de capitales, que se hacen escasos y selectivos. Argentina en la actualidad no presenta las condiciones competitivas requeridas. En los últimos años, nuestro país generó exigencias en la liquidación de exportaciones, restricción a la remisión de utilidades, tipo de cambio que se retrasa y otras medidas de aumento de la presión impositiva. El panorama se coronó con aumento de presiones impositivas y cambios regulatorios a nivel de las provincias.
Si bien es claro que se necesita de cambios a nivel nacional, especialmente en la recreación de los equilibrios macroeconómicos, las provincias deben prepararse para que cuando ello suceda tener las condiciones para ser receptoras de las inversiones. Mendoza tiene una gran asignatura pendiente y la oportunidad de convertirse en un jugador central a partir de la puesta en valor de sus recursos. El gran desafío, entonces, es generar condiciones de inversión atractivas, con esquemas regulatorios e impositivos que ubiquen a la provincia en el primer puesto de un podio competitivo.
