Los problemas que denuncian los hombres de casco amarillo puertas hacia adentro son graves. Y están desesperados porque ven que no existe toma de conciencia de lo que se viene, que no es lejano y, según creen, es peor aún que el escenario actual. Esta semana hubo una reunión en la Cámara Minera de la provincia donde se desparramaron las razones de los cuestionamientos: en términos generales, dicen que la inversión en minería en los próximos años caerá aún más de lo que ya ha caído y mucho más rápido de lo que ocurrirá en el resto del mundo. Los empresarios le echan la culpa al Gobierno nacional y sus actores, algunos ingenuos y otros "pícaros", dicen. Del mitín participaron casi todas las empresas con inversiones en la provincia, y ningún representante se animó a refutar el análisis que allí se compartió. La situación parece extraída del popular videojuego Minecraft, donde los jugadores van construyendo algo que otros quieren destruir.

La cosa viene más o menos así: la inversión en materia de exploración minera en Argentina ha ido creciendo al ritmo de América Latina. Entre 2003 y 2005 se llegó al pico del 3% de la inversión exploratoria mundial; es decir, unos 650 millones de dólares. Pero siete años después, en 2012, se llegó sólo a los 300 o 350 millones de dólares. Si la inversión creció, como dicen en los despachos nacionales, ¿por qué bajó a la mitad el porcentaje que queda en Argentina? Buscando esa respuesta es donde los empresarios empiezan a pelearse con el Gobierno nacional: inflación, cambios en la Ley de Inversiones Mineras, liquidación de divisas, fideicomisos, provincias y localidades que prohibieron la actividad, etc, son algunas de las razones en las que se afirman para explicar la caída y sostener la bronca. Para colmo de males las posibilidades de crecimiento caen: "En la ultima década se incrementó de 3 a 21 billones de dólares anuales la inversión en exploración, alcanzando un récord en 2012. Dados los precios de commodities y otras situaciones de mercado, se cayó un 20% en 2013 y se estima caerá otro 15 a 20% para 2020. Años de vacas flacas nos esperan", mencionó hace poco el sanjuanino Ricardo Martínez, en Argentina Mining 2014. Si bien la volatilidad económica mundial que se vive hace un tanto complejo predecir escenarios, lo de Martínez fue bien aplaudido en la reunión que se hizo en Salta hace algunos días. Muy pocos, cuentan, se animaron a refutar sus datos. 

En el caso de San Juan, hay ingredientes exclusivos: las versiones sobre la continuidad o no de Pascua-Lama son cientos de miles y todas distintas. Hay quienes dicen que antes que termine el año el Gobierno nacional devolverá unos 600 millones de dólares de un reclamo por devolución de IVA que la compañía tramitó ante AFIP. Y, aseguran las mismas optimistas fuentes, que Barrick destinará esa plata a reactivar la construcción del proyecto, hoy en la desolación absoluta. En el Gobierno hacen callar a los periodistas cuando preguntan de ese trámite porque dicen que todas las empresas van a empezar a reclamar lo mismo, aunque no esconden su satisfacción al menos por la posibilidad. Otros con buenas migas en los despachos nacionales hablan de "gestiones" en Chile para apurar la resolución judicial que tiene frenado el proyecto, aunque eso parece aún más lejano y muy temerario a ojos de otros funcionarios sanjuaninos. Y por otra parte están los empresarios sanjuaninos que sacuden esas versiones con números: "Pascua-Lama se murió", asegura entre otros Martínez: "La compañía no supo controlar sus gastos y los empresarios inescrupulosos de San Juan le sacaron todo lo que le pudieron sacar al proyecto que ya dejó de ser viable por el costo. Para que se restablezca, el precio de los metales debe estar en alza y eso no pasa, y por lo que se ve, no pasará hasta dentro de mucho tiempo. Barrick dejó pasar esa oportunidad, y el Gobierno nacional también", sentencia.

Y no sólo eso: a horas de asumir otro mandato al frente de la Cámara Minera, Jaime Bergé le dijo a este diario: "Las minas van envejeciendo; hay que desarrollar 4 proyectos dentro de 5 años". Para pulir la frase del empresario: Veladero, en Iglesia, lleva 9 años sacando oro y plata, y le restan 10 años; mientras que Gualcamayo, en Jáchal, que arrancó a producir en 2009 y terminará su explotación en 2021. Además Casposo, en Calingasta, tiene cerca su fin ya que prevé concluir las tareas en el año 2017. Lo complicado no es eso, lo complicado es que no se ve en el horizonte cercano que hayan proyectos que vayan a reemplazar los que cierran: El Pachón, Los Azules o Altar tienen distintos problemas y ninguno asoma como posible salvación, amén de que son más chicos que Veladero, por ejemplo. Igual, todas estas variables son eso, proyecciones de cuestiones que pueden pasar o no. En el haber también hay algunas balitas que contar: a pesar de estar vapuleada, la Ley de Inversiones Mineras existe y si se la respetara representaría un marco jurídico muy atractivo para empresas que buscan armonía y garantías de los lugares donde van a poner plata. Y lo más importante es el potencial geológico. Argentina todavía tiene mucho mineral para descubrir y aprovechar, a pesar de que se hacen ingentes esfuerzos para dejarlo donde está.

En fin, es probable que el análisis que hacen los empresarios sanjuaninos sea demasiado catastrófico justo a poco tiempo de una elección. Y es muy posible que en las oficinas de Paula y Libertador esas conclusiones no caigan muy bien. Y también es entendible ese enojo: Gioja divide su pertenencia entre el proyecto nacional y el desarrollo de la provincia porque una cosa está atada a la otra. Ha dado muestras sobradas de ponerse la camiseta de San Juan al jugarse su carrera política para sostener una actividad que llevó a la provincia adonde está, caminando las oficinas de funcionarios nacionales miedosos de desconocimiento y críticos de reglas que nunca entendieron. Gioja sabe con precisión cuáles son los males que le aquejan a esta actividad y los nombres propios de los actores que la están destrozando, aunque no puede hacer mucho. Salir a gritar a los cuatro vientos los problemas que existen le acarrearía más dramas de los que puede manejar y no solucionaría nada, por otra parte. Por ahora al Gobierno de la provincia le queda la tarea de apretar los dientes y seguir hacia adelante, aguantando los empellones de personajes como el secretario de Minería de la Nación Jorge Mayoral, por ejemplo, quien habla donde sólo se escucha, como el personaje que le pregunta a su espejito sobre su belleza. Y a los empresarios locales les toca la tarea de alertar, como lo están haciendo. Ojalá se equivoquen.