Con el gobernador gravemente accidentado, frente a la tormenta de Pascua Lama, aparecen intentos vanos de capear el temporal. Medidas que fracasaron rotundamente en otras provincias mineras del país, que sólo sirvieron para establecer nuevas e inservibles burocracias (en el mejor de los casos), se anuncian engañosamente como una solución.  En ningún lado funcionó alambrar provincias encorsetando empleos, digitando proveedores. Empleos y proveedores locales siempre se alientan, pero fundamentalmente se trabaja mucho para potenciarlo. Las empresas mineras no deben confundirse con el Ministerio de Bienestar Social. Intentar dejar de lado capacidades y prestaciones de primer nivel que la minería demanda, forzando una ley, es abandonar una política exitosa construida sin miedos ni complejos de ninguna naturaleza. Así creció San Juan.

Corremos el peligro de desandar un camino que de la mano de la minería, como política de Estado, logró sacarnos de la dependencia salarial pública, y nos colocó en el selecto grupo de las principales provincias exportadoras del país.

Este dato exportador no sólo encierra una mera cuestión estadística, miles de comprovincianos encontraron en nuestras montañas uno de los salarios más altos a los que se puede aspirar. Ellos y sus familias comenzaron a demandar de la actividad comercial bienes y servicios de todo tipo. Empresarios y nuevos emprendedores encontraron en la minería metalífera una enorme oportunidad. Forman hoy parte de una nueva burguesía provincial. Muchos de ellos reinvirtieron rentas en las actividades tradicionales de San Juan, agrícolas y de servicios, turísticas e inmobiliarias; labores que acompañaron el crecimiento general.

No necesitamos ninguna ley inútil. Sólo conservar sentido común. Es lo que tuvo el gobernador  José Luis Gioja, que entendió rápidamente que a nuestra aldea global,  la gran inversión extranjera directa llega antes, si somos capaces de actuar con seriedad.   

La distinción que la provincia viene logrando en la feria anual de Toronto en Canadá, marca que a pesar de la hostilidad del gobierno nacional para con las inversiones, San Juan sigue siendo considerada y puede estar al frente en la línea de largada, para cuando seamos capaces los argentinos de recuperar la confianza que el mundo nos dejó de tener.  

Sepamos respondernos frente a las dificultades de esta hora, lo que el entonces aspirante presidencial estadounidense Bill Clinton en 1992 le señalaba durante un debate televisivo, a su contrincante el presidente George H. W. Bush, en palabras nuestras sería: Es la Economía Sanjuaninos.

* Diputado Nacional y Provincial M.C.