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MINERÍA
SONAMI: Agua, el insumo crítico para las mineras
11/02/2019

Ante mayor necesidad, firmas han optimizado el consumo del recurso hídrico

MINING PRESS/El Mercurio

El envejecimiento de los yacimientos mineros y la mayor dureza de las rocas están llevando a las empresas del sector a necesitar cada vez más cantidad de agua en sus procesos de producción.

De hecho, el recurso hídrico se ha ido convirtiendo en un insumo crítico para las empresas, lo que ha impulsado también nuevas estrategias de las compañías para obtenerlo. En este escenario, según el informe del agua 2017 realizado por la Sociedad Nacional de Minería (Sonami) -el último disponible- la gran minería del cobre impulsó la recirculación de hasta un 76,5% del agua utilizada en las faenas, cifra que es 1,1 punto porcentual mayor al ejercicio inmediatamente anterior.

Esta tendencia también se hizo extensiva a la mediana minería, empresas que a pesar de contar con menos recursos económicos y escalas de producción más pequeñas que los otros segmentos mineros, lograron aumentar sus tasas de recirculación por segundo año consecutivo, llegando a un 59,5% en el ejercicio.

La minería de otros metales (hierro, oro y polimetálica) y no metálica (litio) también mostró un avance, pues durante el año alcanzaron una recirculación de 34,2%, un alza de más de 6 puntos porcentuales en doce meses. En tanto, la industria en su conjunto se situó en un 73,6%, el umbral más alto desde que se realiza esta medición.

“Estos esfuerzos no se detienen en el ámbito técnico y tecnológico, sino que continúan con la iniciativa que han tenido algunas empresas por capacitar a sus especialistas en la implementación de las mejores prácticas internacionales disponibles, para realizar una correcta cuantificación y posterior reportabilidad de los consumos del recurso hídrico”, aseguran desde la Sonami.

Agua de mar

Otra de las estrategias que han impulsado en la industria minera es aumentar el uso del agua de mar, que ha mantenido un crecimiento constante en los últimos tres años en todos los sectores mineros que fueron incluidos en el reporte.

Varias empresas pertenecientes a la gran minería han efectuado millonarias inversiones para el desarrollo de plantas desaladoras de agua de mar, tendencia que seguirá creciendo en el mediano plazo gracias a los proyectos que hay en carpeta, que suman 8 hasta el momento. Entre estos destaca una posible ampliación de la planta de Minera Escondida EWS, inaugurada a principios de 2018; la Planta desaladora Distrito Norte de Codelco; la ampliación de Centinela de Antofagasta Minerals; la infraestructura necesaria ante un posible uso de agua de mar para la expansión de Sierra Gorda de KGHM; y el proyecto de hierro Dominga.

En el período estudiado, el consumo de agua de mar para la minería del cobre alcanzó los 3,1 m3 /seg, lo que representa un aumento del 16,6% en comparación al consumo del año anterior, cuando la cifra alcanzaba 2,7 m 3 /seg. En la minería de otros metales y no metálica, en tanto, el consumo llegó a 0,2 m3 /seg. Todo esto, pese al gran requerimiento energético que el proceso de utilización de agua de mar emplea, que hace que iniciativas como esta agreguen un costo adicional al producto final obtenido por las mineras.

Con todo, la tendencia de la industria apunta a utilizar cada vez menos agua continental, que durante la última medición se mantuvo prácticamente en línea con las cifras del reporte anterior. Así, el consumo total de agua continental de los sectores mineros alcanzó los 14,8 m3 /seg en 2017, que se compara con los 14,9 m3 /seg. del año anterior.

Al considerar el total de recursos hídricos extraídos, sin importar su procedencia, el consumo para el sector minero en su totalidad llegó a los 18,1 m3 /seg, lo que en comparación con el valor obtenido durante el año 2016, representa un aumento de 1,6%, según publicó El Mercurio.

“Los futuros requerimientos de agua y energía, por parte de la industria minera, podrán a prueba nuestra creatividad en lo que se refiere al uso responsable de los recursos. Entre otras cosas, para responder a estos desafíos presentes y futuros, como gobierno estamos trabajando a través de una mesa multisectorial en potenciar el uso eficiente de nuestro territorio, potenciando la utilización de infraestructura compartida en -por ejemplo- puertos y desaladoras”, fueron parte de las palabras del Subsecretario de Minería, Pablo Terrazas, durante la presentación del estudio de Cochilco. Para cumplir con la demanda de agua de mar que requerirá la minería, el volumen de infraestructura que se necesitará para plantas desaladoras, ductos de de agua y líneas de transmisión eléctricas, será muy considerable y la respuesta a este desafío es sólo posible a través de la colaboración.

La colaboración es uno de los principales compromisos de las empresas integrantes de la Mining Association of Canada (MAC) en su política para una minería sustentabledesde 2015. La declaración de la MAC es clara en señalar que “las compañías necesitan mirar más allá de la gestión del agua basada en las operaciones tradicionales, hacia las dinámicas e interacciones de diversos usuarios del agua en la mayor parte de la cuenca”. A su vez, el International Council on Mining & Metals (ICMM), la agrupación de las mayores empresas mineras del mundo, también fijó las bases de la política sobre uso de agua para sus asociados y ésta también reconoce la prioridad de la colaboración al afirmar que “la administración del agua es el uso del agua en formas que sean socialmente equitativas, ambientalmente sostenibles y económicamente beneficiosas. La administración efectiva requiere la colaboración y la acción concertada de todas las partes”.

Las autoridades y actores relevantes en Chile, también lo están entendiendo así. Actualmente se encuentra en trámite un proyecto de ley que obligaría a las mineras al uso de agua desalinizada. Ya en 2016, el ex presidente ejecutivo de Codelco, Óscar Landerretche, abogaba por infraestructura compartida para desalación orientada a minería, ejemplificando a través de una desaladora multicliente y una red de distribución, como parte de una política minera para Chile.

Desde la academia, un estudio financiado por la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt)investigó sobre el desarrollo de una gestión integrada del uso de agua de mar para la minería en la región de Antofagasta, del que se concluye que crear sistemas integrados de abastecimiento de agua desalinizada para más de una faena minera, genera no sólo menor impacto socio-ambiental sino además eficiencias económicas de inversión y operación, para las empresas.

En este mismo sentido, en 2017 la Comisión Nacional de Productividad recomendó a la presidencia, entre otras medidas relacionadas con el uso de agua en la gran minería, “aprovechamiento de economías de escala entre empresas mineras de faenas cercanas para la construcción de desalinizadoras, generación eléctrica y tuberías”. Por su parte, las propias empresas lo están visualizando. “Una de las posibilidades es la asociatividad, por ejemplo, en el caso de las plantas desaladoras. Esto contribuiría a disminuir costos tanto para las empresas como para el país”, escribió María Cristina Betancour en mayo de 2018 la Gerenta de Desarrollo de la Sociedad Nacional de Minería (Sonami).

Luego, en septiembre de 2018 fue aprobada de forma unánimepor la Comisión de Medio Ambiente de la región de Atacama, el proyecto multicliente con la mayor planta desaladora de Latinoamérica.

Chile tiene una oportunidad única para el uso de una de las tecnologías con mejor proyección para los requerimientos de agua de la minería, como es la desalación. Una de las primeras cuestiones a considerar es el vínculo entre agua y energía, que para el caso de la desalación es crítico. Allí es donde Chile tiene una ventaja al contar con acceso casi ilimitado al agua de mar en sus costas, así como a las mejores condiciones de radiación solar para generación de energía fotovoltaica. 

Estos factores se producen además en la misma zona donde se concentra la mayor parte de la minería. Combinar desalación y energía renovable debiera ser un primer foco prioritario para responder a las necesidades de recursos hídricos de la minería. Al mismo tiempo, considerando la magnitud del aumento del consumo de agua en la minería que viene y la infraestructura que se requerirá para plantas desaladoras, ductos de transporte de agua y líneas de transmisión eléctricas, sería esperable que los actores involucrados hicieran el mayor esfuerzo por respuestas con el menor impacto posible, y esto es sólo posible a través de la colaboración, publicó iAgua.


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