Clarín, Buenos Aires
Estudiantes de izquierda de la FUBA y militantes políticos irrumpieron en el Consejo Superior y encerraron a decanos, profesores, graduados y alumnos. Protestaron porque el intendente de Merlo decidió cerrar la sede local del CBC. Por: Gabriel Giubellino
"Esto es un triunfo. Tenemos que hacer de cada facultad, una trinchera", dijo Cristian Henkel, presidente de la FUBA, y con ese argumento convenció a la mayoría -unos 200 estudiantes-, que tomaron ayer durante ocho horas el Rectorado de la UBA, desde las 9.30. Durante dos horas no dejaron salir a decanos, profesores, graduados, alumnos y personal, lo que motivó una denuncia de la universidad por privación de la libertad. El rector Rubén Hallú dijo: "Es la primera vez que ocurre un episodio así desde la democracia. No importa qué reclamen, no pueden ingresar e impedir la salida bajo amenazas; recuerda a las peores épocas".
La FUBA ya había querido impedir la salida de consejeros en otras reuniones en las que se discutió la situación del CBC de Merlo, pero en ningún caso con este nivel de intransigencia.
El motivo de la pelea, garantizar la continuidad del CBC de Merlo que el intendente local decidió cerrar en marzo, quedó en segundo plano. Los alumnos de agrupaciones de izquierda de la FUBA y militantes políticos de la zona oeste irrumpieron en el Consejo Superior. Forzaron y rompieron una puerta y dejaron pintadas: "No al cierre del CUM", en paredes y vidrios de la planta baja. Querían que los consejeros firmaran un acta para garantizar las clases en el CBC de Merlo desde el lunes y la inscripción en el 2° cuatrimestre. No lo consiguieron.
Desde temprano se veía la dura posición de la UBA. El episodio de violencia colocó a la universidad en la posición de negarse a negociar con estudiantes ocupando el Salón Histórico.
Cuando dejaron salir a los que se querían ir, los estudiantes se quedaron alrededor de la gran mesa, con los pocillos de café sin levantar, muestra del final abrupto de la sesión. Pronto quedaron sitiados. La Policía puso vallas en la puerta y en ambos extremos de la calle. Estudiante que salía, no regresaba. Tampoco podían ingresar otros. La idea de una toma más prolongada fue perdiendo fuerza. Nahuel Segovia, de Ciencias Políticas, del Movimiento Universitario Sur, decía: "Estamos así desde el 27 de marzo cuando la Municipalidad de Merlo decidió unilateralmente cerrar la sede. El rector no hace nada. Funciona porque está tomada, los docentes dan clase, pero sin personal administrativo ni de limpieza".
-¿No hizo el Rectorado una presentación y la Justicia falló a favor? -Sí, pero a 40 días de la toma. Se termina el cuatrimestre y no tenemos edificio nuevo.
Poco después de que Segovia hablara, el secretario general de la UBA Carlos Mas Vélez dio una conferencia de prensa que fue caótica. Confirmó que la UBA había denunciado la ocupación y dejó en manos de la Justicia lo que pudiera suceder: "La Policía podría intervenir por orden judicial". A un metro, desde el balcón, se veía la Guardia de Infantería. Algunos estudiantes le dijeron: "Quieren otra Noche de los Bastones Largos". Cuando habló de la "alta preocupación institucional" por el CBC en Merlo, le gritaron: "Andate, caradura". Una vez que se fue, los estudiantes hicieron una asamblea. Ya sabían qué estaban reflejando los medios, y retrucaban: "Los rehenes somos nosotros". En la boca de los chicos, veinteañeros casi todos, aparecieron dos posturas. Algunos sabían que las cámaras privilegiarían su actitud de impedir la salida de decanos y otros frente a sus reclamos. Esos hablaban de levantar la asamblea. Otros querían una respuesta concreta. "Vamos a buscar a Hallú", propuso uno. "La euforia, a la cancha --dijo Javier Peralta, del CBC de Derecho--. El escándalo no da rédito. Que nos vean los vecinos de Merlo, sí". Para los alumnos, Hallú "tiene un doble discurso: apunta al desgaste y a aplicar una política de 'municipalización'. Quiere que los municipios se hagan cargo del espacio y los salarios docentes y la UBA, poner el sello", dijo Henkel.
Cerca de las 17.30, marcharon por Córdoba hasta la 9 de Julio. El corte duró 30 minutos, lo que generó un caos de tránsito.