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27/08/2008

Aseguran que los costos laborales superan hasta en un 25% a los del “1 a 1”

Infobae Profesional, Buenos Aires
Es el caso de las compañías vinculadas al sector de los servicios. Preocupa a los empresarios la pérdida de rentabilidad y una inflación creciente los obliga a revisar sus pronósticos de incrementos salariales a la suba. Estiman que para este año llegarán al 24 por ciento
Atrás quedaron los “beneficios de la devaluación”. El aumento de los salarios y la suba de los costos laborales afectan cada vez más a la rentabilidad de todas las empresas argentinas.

“El costo laboral real para el conjunto de las compañías es un 10% más alto que antes de la devaluación. Incluso, en el sector de los servicios llega al 25%. También es muy importante en las industrias productoras de bienes, las que habían tenido una ventaja enorme después de la depreciación del tipo de cambio”, aseguró el economista y director de SEL Consultores, Ernesto Kritz, en el marco del seminario Perspectivas del mercado laboral organizado por infobaeprofesional.com

“Se nota con claridad que los costos laborales subieron muy por encima de los precios, lo que termina trasladándose a los importes que pagan los consumidores y explica en parte la aceleración de la inflación”, afirmó Kritz.

Así, la pérdida de rentabilidad que deben afrontar las compañías se agrava en los casos en los que no pueden trasladar los incrementos de sus costos laborales –sobre todo salariales- a los precios de los bienes y servicios que producen.

Para evitar o al menos disminuir la pérdida de rentabilidad, estos sectores se ven obligados a incrementar su volumen de ventas a un ritmo que no siempre el mercado les permite.

Esta situación se torna incluso más preocupante en las firmas vinculadas al sector de los servicios, dado que al emplear importante dotaciones de personal, los salarios son el principal componente de sus costos laborales.

Consultado por infobaeprofesional.com, el economista Pablo Rojo coincidió con Kritz en que “los costos laborales reales aumentaron alrededor del 50%”, y confirmó: “Los sectores que más perdieron y pierden rentabilidad son los que se vieron imposibilitados de aumentar sus precios por estar regulados, como por ejemplo los servicios públicos, ya que no pudieron trasladar a los precios el aumento de sus costos laborales”.

En tanto, en opinión de Jorge Colina, investigador del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA), “causa zozobra que se hable que las subas de salarios van a estar por encima del 20%, porque los incrementos de la producción de las empresas se mueven en el orden de un 5%, o a lo sumo un 8% anual. La diferencia, se traduce en aumento de precios”.

”Si los costos salariales aumentan por encima de la competitividad, a la empresa no le queda otra salida que aumentar sus precios”, agregó Colina.

Productividad vs. salarios
Otro cuello de botella que enfrenta hoy el empresariado argentino es que el mayor peso de los costos laborales no se ve acompañada por una suba de la productividad.

En la Argentina –según lo expuesto por el especialista durante el seminario- el salario obrero por hora trabajada se triplicó desde el 2003. Así, si bien la productividad creció un 23%, no tiene relación con el aumento de los salarios de casi el 200 por ciento.

“Si los sueldos crecen tanto o más que la productividad no va a ser fácil sostener esta situación en el tiempo. La variable de ajuste va a ser la tasa de utilidad de las empresas, lo que podría traducirse en efectos a largo plazo sobre la inversión”, vaticinó el director de SEL Consultores.

“El aumento salarial que se puede conceder depende de la particularidad de cada sector. Las empresas productoras de bienes pueden afrontar incrementos mayores a las productoras de servicios, porque su productividad es mayor. En cambio en servicios tienen más incidencia los costos laborales y no tienen margen para aumentar la productividad”, agregó Colina.

En el caso de las pequeñas empresas, las medidas que han tomado la mayoría de los empresarios ante la caída de la rentabilidad fue la de trasladar los costos a los precios de los productos. De acuerdo con el último Barómetro de Empresas Argentinas de la consultora Deloitte, un 77% de las Pyme admite aplicar esa medida.

De todos modos, la evolución de los precios no ha sido tal en comparación con la de los salarios, coincidió un estudio realizado por el Observatorio Pyme, de modo que las compañías admiten que no cubren los costos y eso genera preocupación.

Apogeo del poder sindical
En un contexto muy cercano al pleno empleo dentro del sector formal, los sindicatos cobran por estos días un inédito poder de negociación.

De hecho, al observar la estructura actual del desempleo según la procedencia de los desocupados, sólo una de cada diez personas que está sin trabajo estaría en condiciones de incorporarse al mercado laboral formal.

En este sentido, Kritz dijo que “para entender por qué aumentan tanto los salarios en la Argentina, un argumento cierto es que los sindicatos tienen un poder de negociación muy importante. Debido a que el empleo ha crecido mucho y el desempleo en el sector privado, que en es donde sucede la negociación, hoy es muy bajo, el poder de negociación de los sindicatos es mayor que nunca”.

En tanto, en una nota publicada semanas atrás por infobaeprofesional.com, el economista Jefe de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), Daniel Artana, había asegurado que “las cifras de desempleo indican que en los sectores de calificaciones medias para arriba hay casi pleno empleo, falta personal capacitado".

Según Artana, "el mercado laboral está muy apretado, la economía ha llegado al límite de la capacidad ociosa y el desempleo sólo sigue siendo elevado en los empleos de más baja calificación".

Y también para Gabriel Sánchez, director del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL), a este contexto "se suma que el crecimiento de la productividad ha sido moderado y que las firmas argentinas han estado expuestas a fuertes subas de costos. Todo esto nos hace sospechar que ya podemos estar en niveles de desempleo aceleradores de la inflación”.

Como si esto fuera poco, al escenario actual se suma la existencia de una Demanda Laboral Insatisfecha dado que el 11,5% de las compañías que buscó personal en el último trimestre del 2007 tuvo problemas para encontrarlo, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).

Y así es que las empresas tienen muy poca capacidad de negociación, a punto tal que, según señaló Kritz en el seminario, “son tomadoras de salarios”.

Perspectivas en ascenso
De acuerdo a la última encuesta realizada por SEL Consultores entre 200 empresas líderes, para este año las compañías prevén un aumento de remuneraciones del 23,1%. No obstante, Kritz adelantó que en los resultados de la próxima medición podría existir “una revisión al alza”.

Hace poco más de un año, en febrero de 2007, este estudio indicaba que los empresarios estimaban que los aumentos iban a rondar el 20,7 por ciento. Hacia diciembre, las subas efectivas fueron, en promedio, del 22,8 por ciento.

Según el trabajo de Deloitte, los representantes de automotrices conforman el grupo de empresarios que estima el índice de aumento más alto, ya que la mayoría considera que tendrá que otorgar incrementos que pueden ser de hasta un 25 por ciento.

“Estimo que el aumento salarial va a rondar el 24%. Pero, con una inflación real del 20%, las remuneraciones reales van a estar creciendo poco. No creo que superen el 3%”, señaló el director de SEL.

Y añadió: “Entonces el gran interrogante es si estos incrementos del costo laboral van a permitir que el empleo siga creciendo a tasas importantes como ocurrió el año pasado o se va a desacelerar. De esto, en definitiva, va a depender que la inflación pase de ser una preocupación a ser un problema político más importante”.

Cecilia Novoa

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