Francisco, con casco de minero para dar ánimo a desempleados
Infobae
El Papa visitó una mina en la isla de Cerdeña, donde un trabajador le hizo un regalo muy especial. El Sumo Pontífice contó la historia de la migración de su padre
"Bienvenido a Cerdeña, su santidad", decía el casco amarillo que un minero sin trabajo le obsequió a Francisco durante su visita a una multitud de trabajadores, muchos de ellos, mineros, que en los últimos años perdieron sus empleos.
Para mostrar empatía con ellos, contó la historia de su propia familia. "Mi joven padre fue a la Argentina con la ilusión de hacer la América, pero sufrió la terrible crisis de 1930. Perdieron todo, no había trabajo", dijo.
"A los jóvenes desempleados, a los que tienen un trabajo precario, a los empresarios y comerciantes con problemas para seguir adelante, les expreso mi solidaridad", agregó.
Acto seguido, volvió a evocar a su país. "Es una realidad que conozco bien por la experiencia que tuve en la Argentina. Por ello les digo: '¡Coraje!' Tenemos que encarar este desafío histórico con solidaridad e inteligencia".
"Perdónenme por estas duras palabras -continuó-, pero donde no hay trabajo falta la dignidad".
Por último, lanzó una furibunda crítica contra el sistema económico imperante. "Luchemos todos juntos contra el ídolo dinero, contra un sistema sin ética, injusto, en el que manda el dinero".
Francisco, el Papa "obrero"
24horas .cl
El Papa visitó una mina en la isla de
Cerdeña, en
Italia, donde recibió un regalo muy especial, un casco de minero.
"Bienvenido a Cerdeña, su santidad", decía el casco amarillo que un minero desempleado le obsequió a
Francisco durante esta visita en la que el Papa charló con muchos trabajadores que se han visto afectador por la crisis y han perdido sus empleos.
Durante la visita, Francisco se solidarizó con los desempleados, especialmente los más jóvenes, criticando el sistema económico global centrado en los beneficios y aseguró que "cuando falta el trabajo, falta la dignidad".
"Perdonadme por estas duras palabras, pero donde no hay trabajo falta la dignidad", aseguró Francisco. "Es difícil tener dignidad sin trabajar y que el trabajo es dignidad, llevar el pan a casa, y amar".
Bergoglio culpó al sistema capitalista de los actuales males de las sociedades más avanzadas.
"Vivimos las consecuencias de una decisión mundial, de un sistema económico que nos está llevando a esta tragedia. Un sistema económico que tiene en el centro un ídolo que se llama dinero. Pero dios ha querido que en el centro del mundo estén el hombre y la mujer y que lleven adelante el mundo con su trabajo, y no el dinero", explicó. "Dos generaciones de jóvenes no tienen trabajo y así el mundo no tiene futuro".
Francisco relató la historia de su padre emigrante, un italiano que ante la crisis decidió viajar a Argentina para "hacer las Américas".
"Él sufrió la terrible crisis de los años 30. Perdió todo. No había trabajo. Yo no había nacido pero oí en mi casa durante mi infancia hablar de este sufrimiento. Conozco bien todo esto", aseguró.