La minería, una actividad que genera reacciones encontradas
Los Andes
Están los que cuestionan a la megaminería y quienes dudan de los ambientalistas. Las opiniones del escritor Jorge Orduna y del periodista Hernán Scandizzo.
La minería es sin duda una actividad que genera reacciones encontradas. Por un lado están los que cuestionan a la megaminería y por otro lado los que dudan de los ambientalistas.
Hoy compartimos las opiniones del escritor Jorge Orduna y del periodista Hernán Scandizzo sobre la minería y su debate constante.
Encontrar el equilibrio entre la protección del ambiente y el desarrollo
Radicado en Potrerillos, el escritor Jorge Orduna publicó “Ecofacismo”, donde explica posiciones fundamentalistas y plantea que algunas entidades internacionales esconden un objetivo colonialista.
Comunidades que viven en zonas de sacrificio al sur y al norte del país
Hernán Scandizzo explica cuáles son los riesgos de algunas técnicas extractivas de hidrocarburos, por las nefastas consecuencias medioambientales que han provocado en Neuquén. Deforestación en el norte de Salta.
Encontrar el equilibrio entre la protección del ambiente y el desarrollo
Los Andes - Por Sandra Conte
Jorge Orduna es mendocino pero vivió 20 años lejos de su provincia. Ahora, eligió asentarse en Los Zorzales, una localidad a mitad de camino entre Potrerillos y Vallecitos. En 2008, el periodista y escritor publicó un libro denominado "Ecofascismo. Las internacionales ecologistas y las soberanías nacionales", en el que planteaba que entidades como Greenpeace o World Wide Fund esconden un objetivo colonialista. Advierte sobre la importancia de lograr un punto de equilibrio entre conservación y desarrollo humano y económico.
-El título de su libro es bastante provocador...
-Se refiere a un capítulo que trata sobre la aparición de un movimiento naturalista en los años previos y durante la Segunda Guerra Mundial en Alemania y otros países. El amor por la naturaleza en muchos casos se vio acompañado por un total desinterés por lo social.
Hay varios ejemplos. Uno es que los alemanes son de los primeros en aprobar, a fines de los '30, una ley de protección animal, que regulaba las condiciones en que debía viajar el ganado en los trenes para que los animales no se lastimaran. Pero en esos mismos vagones llevaron judíos a los campos de concentración.
-¿Y cómo se traslada esto a nuestro país?
-Entrevisté a una directiva de la Asociación de Lucha contra el Mal de Chagas y yo le preguntaba cuál era la relación con el medio ecologista y de los artistas, porque muchos ponen la cara para promover determinadas causas. Ella me dijo que había tratado de contactar a algunos muy conocidos para eventos a beneficio y se le habían negado.
Entonces me explicó que no quieren ver su imagen asociada con la pobreza y la fealdad. Con el oso panda, la magnífica ballena sí, pero con la vinchuca, que es uno de los problemas ambientales más importantes que hay en la Argentina, no.
-Desde la publicación de "Ecofascismo" en 2008 hasta ahora, ¿ha cambiado el contexto?
-En el libro hay un análisis sobre la historia de las grandes ecologistas internacionales y su vinculación con el colonialismo y la eugenesia. La visión dominante sobre el cuidado del medio ambiente es un producto que ha venido desde el norte para el sur, no algo que haya surgido desde las raíces del Tercer Mundo.
Pero en el último Río (la cumbre Río+20) ha habido un inmenso avance en la posición de nuestros países. Realmente se planteó un interés por tomar las riendas en la cuestión ambiental y manejar la relación entre desarrollo y cuidado del ambiente extremo.
-¿De qué trata esta relación?
-En todos los problemas ambientales hay una contradicción básica y es que uno de los principales elementos que se pueden contraponer a la protección del medio ambiente es el desarrollo humano, económico.
Hay que encontrar un equilibrio entre estas dos cosas, porque si la conservación fuera absoluta, no habría desarrollo, y por otra parte si el desarrollo es promovido a ultranza y sin medida, se dañaría muchísimo el medio ambiente.
-En muchos lugares, los pobladores se han manifestado en contra de emprendimientos extractivos, ¿qué evaluación hace de eso?
-Hay mucha más participación y esto es positivo, vuelve a las decisiones más democráticas. El problema está en qué tipo de conciencia y formación en materia ambiental tienen al participar. Y en este terreno tiende a prevalecer una visión de las cosas muy influida por los medios. Gran parte de los programas de cable son norteamericanos.
-A veces la negativa es por miedo a que no se cumplan los controles...
-Esa es una trampa en la que no habría que caer al analizar estos problemas: confundir cuestiones de contaminación con otras de control del Estado o económicas. En la Pampa Húmeda hay empresas internacionales que tienen un control muy grande sobre la economía agrícola, pero a nadie se le ocurre salir con una pancarta que diga "no a la agricultura".
Con la minería pasa lo mismo. Habría que establecer si contaminan o no, si cumplen con estándares internacionales. Pero no se debería mezclar con que están saqueando el país, porque si fuera así, es un problema aparte. En todo caso, habría que modificar la ley de minería.
Comunidades que viven en zonas de sacrificio al sur y al norte del país
Los Andes - Por Sandra Conte
Desde que el libro "Zonas de sacrificio" se publicó en mayo, sus autores -Diego di Risio, Marc Gavaldà, Diego Pérez Roig y Hernán Scandizzo- han salido a recorrer el país para presentarlo. El último visitó la provincia para hacer lo mismo y para participar de un foro sobre agua y minería que se realizará hoy en el Concejo Deliberante de Godoy Cruz.
Allí explicará cuáles son los riesgos del "fracking" o fractura hidráulica, técnica que se utiliza para extraer hidrocarburos de yacimientos no convencionales.
-¿A qué hace referencia el título del libro?
-Durante tres años y medio recorrimos lugares de Neuquén, Salta y Jujuy que fueron concesionados para la exploración y explotación de hidrocarburos. Lo que constatamos es que, otras formas productivas y de relación con el territorio pasan a un segundo plano. Además, para que estas empresas inviertan se otorgan a veces ventajas económicas y fiscales, y hay una laxitud en los controles ambientales.
Llegamos a la conclusión de que se trata de zonas de sacrificio porque cuando vemos este tipo de industria en el tiempo, lo que va dejando en las comunidades locales que viven en la boca del pozo son los impactos ambientales y sociales.
-¿De qué pasivos se trata?
-En ciertos lugares de Neuquén son gravísimos: la contaminación de aguas y suelos, y la presencia de metales pesados en el organismo de los pobladores. En otros, se han secado napas y aguadas, o sea, se ha generado desertificación.
Comunidades que se dedican a la cría de ganado caprino han sufrido una merma en la cantidad de animales y por consiguiente en el acceso a recursos económicos. Y en la zona norte de Salta, donde todavía no ha empezado la explotación, pero sí la exploración, ha habido desmontes selectivos en territorios que ya venían castigados por los desmontes masivos para la ampliación de la frontera agropecuaria.
-¿Qué hizo la gente de cada lugar ante estas situaciones?
-Siempre resaltamos que las comunidades locales no aceptan pasivamente la situación, sino que se organizan de diferentes maneras para detener el proceso. Incluso se han dado resultados positivos, como el de pobladores de Neuquén que lograron frenar el ingreso de una petrolera y fueron respaldados por un fallo judicial que sostiene que el gobierno provincial debería haber realizado una consulta previa, como establece la legislación indígena, y no se hizo.
Pero apenas se conoce el fallo, la Provincia lo apela, lo que muestra la determinación de avanzar con este tipo de políticas. Son actos que confirman la creación de zonas de sacrificio.
-En el foro de agua y minería, hablará sobre el "fracking"...
-Sí, el libro aborda la explotación de hidrocarburos convencionales, pero creemos que el concepto de zonas de sacrificio se profundiza con los yacimientos no convencionales a través de la técnica del fracking. Porque demanda mayores cantidades de agua, un uso más intensivo del terreno (es mayor la cantidad de perforaciones y la remoción de suelo), y además, la utilización de productos químicos nocivos.
-¿Cómo se aplica esta técnica?
-El yacimiento no convencional es macizo y los hidrocarburos están dispersos en poros muy pequeños y distanciados. Para recuperarlos, se inyecta agua a presión, que por la fuerza produce fracturas en la roca; arena para mantener abiertos esos poros; y productos químicos que facilitan la extracción del gas y el petróleo.
-¿Cuáles son los riesgos?
-Se utilizan entre 400 y 600 productos químicos diferentes y una parte queda en el subsuelo. El problema es que no hay garantía de que esos líquidos permanezcan confinados y no se comuniquen con el agua de consumo, que es lo que ha pasado en Estados Unidos, donde se contaminaron napas. En los estados de Nueva Jersey y Nueva York se han declarado moratorias para este tipo de explotación, y lo mismo en Canadá.
Francia y Bulgaria prohibieron la técnica. En África, Australia y Nueva Zelanda se estudian moratorias. O sea, lo que acá se está promoviendo como la salvación en el campo energético para el país, en otros lugares del mundo se está cuestionando justamente por sus altos impactos.