"THE GLOBE AND MAIL" HABLA DE PETER MUNK, REGENT, SOKALSKY Y LA GESTIÓN DE BARRICK
Barrick: la influencia de Mr. Munk en la marcha de la empresa
The Globe and Mail - Por Boyd Erman
Los accionistas de
Barrick Gold Corp. tendrán la semana próxima la oportunidad de obtener respuestas a algunos de los interrogantes más inquietantes sobre la salida de
Aaron Regent como Chief Executive Officer (CEO), pero una de las preguntas claves sobre el futuro de la minera de oro más grande del mundo seguirá, seguramente, sin contestar.
Barrick distribuirá ganancias el 26 de julio y su directiva reunirá formalmente a los inversores por primera vez desde el nombramiento el 6 de junio como CEO de
Jamie Sokalsky, un veterano miembro de la compañía.
Lo que los inversores pueden esperar es que se les explique el rumbo que tomará la empresa con Sokalsky, quien presumiblemente pondrá énfasis en lo que la junta directiva quería y no conseguía con Regent. Barrick empezó por revisar todos sus proyectos para maximizar los beneficios.
Por supuesto, cuando decimos “la junta directiva de Barrick” lo que muchos escuchan es “
Peter Munk”, el carismático e icónico fundador de la compañía. La sombra de Munk se extiende por toda la compañía de
Toronto y su poder es grande como co-chairman. Regent estaría todavía en su puesto si Munk estuviera satisfecho con él. Pero su impaciencia aumentó con la baja del precio de la acción y Regent tuvo que partir.
La cuestión que sigue abierta, y recrudece cada año para Barrick, es hasta qué punto la influencia de Munk es apropiada para la compañía. Por supuesto, Peter Munk fundó la empresa y estuvo al frente de ella desde su origen como pequeña productora hasta lo que es hoy. También es una fuente de conocimiento e historia. Pero con el paso de los años, a medida que Barrick emitió más y más acciones, su parte se fue diluyendo.
Munk es dueño añora de apenas 0,17 de la empresa, o sea de 1.700.000 de acciones de los 1.000.000.000 del total. También tiene otras 600.000 opciones y casi 80.000 RSU (Restricted Share Units), que no alcanzan a mover la aguja.
El hijo de Munk,
Anthony, es dueño de 5.000 acciones ordinarias y 21.400 DSU (Deferred Share Units), según el más reciente reporte de la empresa. Es tan poco que no vale la pena calcularlo en porcentaje y, aun así, Anthony Munk se sienta en la Junta de Barrick, dándole a la familia dos de las 14 sillas.
Con la familia en control de menos del 0,2 por ciento, ¿tiene sentido que dos Munk formen parte de la Junta Directiva de Barrick? Cuando el veterano Munk deje la Junta algún día, ¿debería seguir la familia allí? El hecho es que no se trata de una empresa familiar y que nunca tendrá control de su vasta estructura propietaria y de una capitalización de mercado de más de US$ 35.000.000.000.
Barrick, es de suponer, trabaja para dar la impresión de una mayor apertura y de una menor influencia de Munk. Con la salida de Regent, Barrick también designó como co-chairman a
John Thorton. Este veterano de juntas directivas como
Goldman Sachs Group Inc, y HSBC PLC, debería diluir la influencia de Munk si tiene la habilidad de plantarse frente al fundador. Incluso, los directores nombrados en los últimos años tienen cada vez menos lazos con Munk.
Pero también hay que decir que Barrick nunca recurrió a las tácticas de otros gigantes canadienses, como la acción de voto múltiple. Eso es lo que man tiene en el poder a pares de Munk con participaciones minoritarias en sus compañías, como Ted
Rogers, Frank Stronach y JR Shaw en
Rogers Communications, Magna International y Shaw Communications, respectivamente.
Pero la influencia de la familia Munk en Barrick es, en cualquier caso, desproporcionada respecto de su participación accionaria. Un vocero de Barrick declinó comentar el asunto alegando que la empresa atraviesa ahora un “período de calma” antes del informe sobre beneficios.
La compañía a negado con insistencia las especulaciones sobre una fractura entre Regent y Munk padre sobre la intención del fundador de cerrar grandes tratos. La impresión entre muchos hombres de negocios que siguen las alternativas en Barrick es que la cuestión de la herencia de Munk podría haber precipitado el cambio.
A los 84 años, no le queda mucho tiempo al fundador de Barrick para demostrar que no sólo ha creado la minera más grande del mundo sino una que produce los mejores beneficios para sus accionistas. Eso ha generado un clima de impaciencia en la compañía, una dinámica que pudo haber chocado con las expectativas de un CEO de la mitad de la edad de Munk.
Si el plan era impulsar la cotización de Barrick remplazando a Regent por un CEO más activo, no está funcionando, como ha quedado claro. La acción de Barrick cayó 18% desde que Regent fue arrojado por la borda, un rendimiento mucho peor que el de competidores como
Newmont Mining and
Anglogold Ashanti, que perdieron 12% en el mismo lapso.
Sokalsky se verá muy presionado para probar que tiene un plan que revierta la situación. Pero nio por lo que se relaciona con el legado de Peter Munk, que es más que seguro y que lo pone entre los más grandes empresarios canadienses de su época. La presión vendrá de los accionistas que controlan el 99,8% de Barrick.