Más delgado y alto que su padre, que lleva el mismo nombre, y con un inglés de universidad norteamericana, Carlos Slim Domit, se refirió ayer en Los Cabos al ingreso de su familia en la petrolera recientemente expropiada por el gobierno de Cristina Kirchner. Sorprendió cuando dijo: “Nosotros no compramos YPF” .
-¿Pero tienen el 8,4% de la petrolera, qué van a hacer, volverán a venderlo?, le preguntó Clarín.
-Lo que hicimos fue hacer uso de las garantías que teníamos en acciones de un préstamo otorgado oportunamente al grupo Petersen (perteneciente a la familia Eskenazi). Ellos no pudieron pagarlo y nosotros nos quedamos con las acciones. No nos vamos a desprender de ese porcentaje.
-¿Eso quiere decir que van a crecer en la empresa? -Quiere decir que nos vamos a mantener como estamos. Por ahora no buscamos una mayor participación.
-¿YPF puede ser la plataforma para los negocios petroleros del grupo Slim? -Nosotros no estamos, al menos por ahora, interesados en la producción ni en la comercialización de petróleo. Más bien estamos enfocados en la construcción de plataformas para la exploración y la búsqueda de petróleo en el mar, completó el empresario.
Cerca de Slim hijo y siguiendo cada una de sus respuestas se encontraba ayer Susan Segal presidente del Consejo para las Américas que reunió a Cristina Kirchner el último viernes con representantes de la industria petrolera. Ese encuentro se realizó al compás de la noticia de que el grupo del hombre más rico del mundo había ingresado a la petrolera nacionalizada.
El viernes el precio de la acción de YPF se disparó y la entrada de Slim despertó todo tipo de entusiasmos sobre el futuro de YPF, algo que el propio Slim hijo se encargó ayer de desmantelar.
Con una cruz de plata de diseño, Carlos Slim Domit, a la sazón presidente de Carso, que engloba los servicios de telecomunicaciones del imperio que fundó su padre, fue ayer una de las atracciones de la cumbre de hombres de negocios que sesionó en paralelo a la reunión de los presidentes del Grupo de los 20 en México.
Allí señaló: “El desarrollo social no solamente es una cuestión moral sino también una necesidad económica. Para tener mercados fuertes se requiere tener a más personas dentro de ellos y que estos se sostengan gracias al bienestar de los demás”.
También se refirió a que la economía mundial, que “ha enfrentado en los últimos cuatro años una crisis tras otra debe funcionar en clave de cooperación. Equilibrio austeridad y crecimiento no están peleados. Europa seguirá siendo epicentro de inestabilidad si no se actúa a tiempo. Urge solucionar los problemas sociales. Hoy el poder está en manos de la gente”.
Antecedentes
Entusiasmada con el anuncio del ingreso de Carlos Slim a YPF, la presidenta Cristina Kirchner había dicho el viernes pasado -durante su paso por Nueva York para hablar sobre Malvinas en la ONU- que esta operación era “una buena noticia”.
Unos días antes, el nuevo presidente de YPF, Miguel Galuccio, había opinado que la compra de acciones de la petrolera que hizo Slim “es una gran muestra de confianza en la Argentina y en el nuevo proyecto de la compañía”.
El hijo del mexicano Carlos Slim, el hombre más rico del mundo, aseguró ayer que el ingreso de su padre a YPF “no fue una compra de acciones, sino el ejercicio de una garantía financiera”, algo en lo “que se trabajaba hacía cuatro años”.
En diálogo con la agencia de noticias DyN en el Hotel Hilton de la ciudad de Los Cabos, en México, Carlos Slim Domit desmintió las afirmaciones del gobierno argentino en cuanto a que su padre había efectuado una compra estratégica, lo que la presidenta Cristina Fernández calificó el viernes pasado en Nueva York como “una buena noticia”.
En un aparte en medio de las deliberaciones del denominado Business 20 (B20), una actividad paralela a las deliberaciones del Grupo de los 20 (G20), el empresario mexicano agregó que se trata de “una inversión de largo plazo en una de las empresas más relevantes del sector hidrocarburífero, en América latina”. “No fue una compra, sino ejercer las garantías que estaban en poder de los bancos” ante la falta de pago de un préstamo que había obtenido el Grupo Petersen, de la familia Eskenazi, para entrar en YPF, agregó.
Slim Domit hizo estas declaraciones luego de que la semana pasada, se anunció que dos de las empresas de su padre se quedaron con el 8,4% de las acciones de YPF, según se comunicó a la Comisión de Valores de los Estados Unidos (SEC, por su sigla en inglés). La operación fue por unos u$s 343,9 millones.
Y tras el anuncio el viernes pasado, las acciones de YPF subieron 8% en las bolsas, mientras que ayer también tuvieron comportamiento positivo, aunque menor.
En 2008, una empresa del grupo Petersen obtuvo un préstamo de u$s 1.018 millones de un pool de bancos integrado por Crédit Suisse, Goldman Sachs, BNP Paribas y Banco Itaú Europa. A ellos se sumaron u$s 1.015 millones que otorgó Repsol para adquirir 14,9% de YPF.
El año pasado, al comprar otro 10% de las acciones de la petrolera, la sociedad de los Eskenazi pidió un crédito de u$s 670 millones al consorcio formado por los Banco Itaú, Standard Bank, Crédit Suisse y Citi y un monto similar a Repsol.
Ante la falta de pago de esos préstamos y a poco de la expropiación de YPF, el Grupo Petersen no pagó lo adeudado y así se produjo el ingreso de Slim.
“Vemos a YPF como una empresa muy sólida y con una muy buena oportunidad de crecimiento, y por eso decidimos mantener las acciones. Por lo menos al corto plazo”, dijo el viernes pasado Arturo Elías Ayub, vocero de Slim.
Actualmente, la participación oficial total en YPF asciende al 51,02%, repartida entre el Estado nacional (26,03%) y las 10 provincias petroleras (24,99%). Otro 17,09% de YPF cotiza en las bolsas de Buenos Aires y Nueva York; un poco más de 12% sigue en manos de Repsol, 8,4% de Slim y el resto, pertenece a un grupo de bancos.
Ayer, además, por una nota enviada a la Bolsa de Buenos Aires, la mayor productora de hidrocarburos de Argentina citó a sus accionistas a una asamblea ordinaria para el 17 de julio, sin precisar el orden del día de la reunión. El pasado 5 de junio, YPF anunció que planea invertir unos u$s 7.000 millones anuales entre 2013 y 2017 con el objetivo de incrementar las reservas y la producción de combustibles.
La alegría que mostró el Gobierno por el ingreso del magnate Carlos Slim como accionista de YPF duró poco. El mexicano no compró una participación de la empresa porque confiara en la nueva gestión estatal ni lo hizo en señal de apoyo al Gobierno, como se la presentó en la Argentina: la recibió como parte de pago de un préstamo que le había entregado a Petersen Energía (de la familia Eskenazi) para entrar en la petrolera.
Así lo confirmó ayer su hijo Carlos Slim Domit. "No compramos YPF, sólo nos hicimos de las garantías de un crédito", sentenció el ejecutivo, que participó aquí de la última jornada del B20 ( business 20 ), que reúne a los hombres de negocios de los 20 países más desarrollados del mundo y se realiza antes de la cumbre de presidentes del G-20.
El viernes, Slim, considerado el hombre más rico del mundo, había comunicado a la Comisión de Valores de los Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés), el ingreso de su familia en YPF como accionista, con una participación del 8,4% de la empresa. No especificó cómo había sido la operación, a diferencia de Repsol, que el mismo día comunicó que había incrementado su posición en la petrolera al 11,8%, tras ejecutar las acciones que tenía como prenda por haber financiado el ingreso de Petersen Energía.
En rigor, Slim Domit confirmó que su familia también participó junto con un pool de bancos del préstamo que permitió que Eskenazi comprara el 25,46% de la petrolera a través de la compañía financiera del grupo, Imbursa.
"En la Argentina se quiso mostrar esta situación como una compra a partir del nuevo esquema, pero la verdad es que trabajábamos en esto desde hace cuatro años. No fue una compra", dijo Slim Domit, que, no obstante, consideró que la empresa tiene "potencial". El empresario reafirmó además que, por ahora, no tienen planes de aumentar su participación en YPF, aunque también aclaró que tampoco planean desprenderse de sus acciones.
Más allá de YPF, el grupo mexicano ya tiene un pie en el negocio petrolero: a las participaciones en las compañías norteamericanas Bronco Drilling Co. y Allis-Chalmers Energy, el año pasado Slim sumó el 70% de la empresa colombiana Tabasco Oil Co. Además, su grupo Carso acaba de firmar contratos con la petrolera mexicana Pemex por US$ 205 millones, para la fabricación de tres plataformas marinas de producción. En tal sentido, Slim Domit aseveró ayer que, por ahora, no tienen tanto interés en involucrarse en el negocio de la producción y la comercialización, pero sí en la fabricación de plataformas.
YPF, tema obligado
La estatización de YPF fue un tema obligado entre los empresarios de la región que vinieron a México para participar del B20. La presencia de Antonio Brufau, CEO de Repsol, por los pasillos del hotel Hilton no pasó inadvertida. "Se lo ve apesadumbrado", dijo a LA NACION un empresario de diálogo frecuente con el español. Siempre escoltado por otro ejecutivo de su empresa, Brufau se excusó de hablar a la prensa.
En la cena de bienvenida que anteanoche ofreció el presidente de México, Felipe Calderón, el presidente de Odebrecht, Marcelo Bahía Odebrecht, les confió a empresarios argentinos que en Brasil no tenían una lectura negativa de la estatización, pero estaban preocupados por la falta de seguridad jurídica y la forma en que se había llevado adelante el proceso de expropiación.
Anoche, los diplomáticos españoles se mostraban confiados de que el presidente español, Mariano Rajoy, pudiera colar en la declaración final de la cumbre alguna referencia indirecta a YPF, empresa que ayer convocó a una nueva asamblea de accionistas para el próximo 17 de julio (en una nota enviada a la Bolsa porteña), aunque sin precisar el orden a tratar ese día..
El premier británico criticó la expropiación a Repsol y las trabas a importaciones
Clarín
Era la frutilla del postre para las deliberaciones que durante dos días concentraron en Los Cabos a la crema del poder económico mundial.
David Cameron fue presentado como doctor en filosofía, llegó en impecable traje azul marino, corbata gris y mejillas rosadas agradeciendo al sol y al calor que en este paraíso de cara al Pacífico no dan tregua. Pero lo que al principio fueron suaves expresiones suyas, se convirtieron enseguida en palabras determinantes que iban acompañadas con puños crispados . Los focos se encendieron.
“Hemos visto a un solo país que no cumple con el comercio libre, que ha expropiado una compañía multinacional , que impone requerimientos sobre petroleras, empresas de energía y mineras, medidas proteccionistas , nuevas regulaciones que afectan a los residentes y severos límites a los movimientos de capital , además de limitar la inversión extranjera en tierras. Y esto es justo de un miembro del G20, Argentina. Nosotros tenemos que mejorar estas cosas”, señaló el primer ministro inglés.
En primera fila lo miraba una nutrida delegación española, desde el presidente mundial del Grupo BBVA, Francisco González a Antonio Brufau, el CEO de Repsol , además de Robert Zoellick, presidente del Banco Mundial , su homólogo del BID, Luis Alberto Moreno, y el ex embajador de Estados Unidos en Buenos Aires, actualmente en México, Earl Wayne.
En estos días, los españoles habían escapado a la prensa para evitar declaraciones públicas sobre la Argentina. Ayer, tras la definición de Cameron desbordaban de entusiasmo .
Consultado por los periodistas, el canciller Héctor Timerman eligió la ironía para salir al cruce: “ Debe estar hablando del Reino Unido . Es el país con la mayor cantidad de paraísos fiscales del G20, hacia allá van los capitales que se fugan de Europa”, aseguró el funcionario.
Más temprano, en una reunión con la prensa, el ministro de Economía español, Luis de Guindos, anticipó que no habría quejas en la cumbre por la nacionalización de YPF . Aunque no ahorró críticas sobre la falta de seguridad jurídica y mencionó varias veces a la Argentina .
Las palabras de Cameron, que en un primer momento hasta parecieron fuera de contexto, están relacionadas con la tensión en las relaciones bilaterales por Malvinas . El plebiscito que impulsa Londres para que los habitantes de las islas decidan a qué país pertenecer y bajo qué régimen jurídico, es otra muestra de cómo están las cosas.
Cameron, en un lenguaje sin grises, también criticó la falta de decisión de la eurozona , “de eludir aplicar medidas de sacrificio, que son un desafío para los políticos pero que traen soluciones. Si la eurozona va a seguir junta tiene que tomar esas medidas en un escenario donde hay crisis de confianza y se necesita proteger la integridad de los países”, alentó.
En estas reuniones, donde la discreción es norma, se supo que la multi Unilever se quejó por la prohibición al ingreso de un insumo importado tiene inconvenientes con su planta de aerosoles.
Otro tanto hizo la canadiense McCain que por las represalias brasileñas al ingreso de papas congeladas y precocidas argentinas está obligada a importar papas en el propio Brasil para poder abastecer a su cliente McDonald’s. Y es probable que ambas quejas hayan llegado a oídos del británico.
Por la reunión fueron desfilando distintas ponencias. Una de las más desafiantes fue la del CEO de Unilever, Paul Polman. Dijo que así como en Estados Unidos existe la estatua de la Libertad, debería erigirse también la de la responsabilidad. “Estuvimos felices cuando subía la Bolsa y no nos preguntábamos sobre esa burbuja ni acerca del rol de las calificadoras de riesgo. Ya sabemos lo que pasó. Las empresas tenemos que ser responsables ante la sociedad. Hay una crisis de ética y así como los egipcios gracias a internet derrocaron en 17 días una dictadura de varias décadas, hacen falta sólo unos pocos segundos para destruir a una compañía. Los jóvenes ya no quieren trabajar en las firmas con mala imagen”, postuló el ejecutivo.
Entre tanto desbarajuste de la economía global, su discurso trajo, al menos, algo de alivio.
España reclamará por estatización de YPF
Ámbito Financiero
El ministro español de Economía, Luis de Guindos, insistió ayer en la necesidad de proteger la seguridad jurídica de las inversiones, un asunto que se debatirá en la cumbre del G-20 y que interesa especialmente a España tras la expropiación de las acciones de Repsol en la petrolera YPF.
En declaraciones a los medios de comunicación para analizar la crisis de los mercados en su país, De Guindos ha dudado de que el Ejecutivo español vaya a plantear en la cumbre la decisión adoptada por las autoridades argentinas y aplicada el 24 de mayo pasado. Pero está previsto que los líderes del G-20 analicen en sus debates la evolución internacional del comercio y las inversiones, y España espera que se lance un mensaje claro en defensa de la seguridad jurídica.
«La seguridad jurídica y un entorno en el que las inversiones extranjeras se puedan desarrollar con garantías es fundamental, no sólo desde el punto de vista de los países origen de la inversión, sino también de los países de destino», dijo De Guindos.
El jefe del Ejecutivo español, Mariano Rajoy, coincidirá por vez primera en la cumbre con la presidente Cristina de Kirchner, pero no hay prevista ninguna entrevista bilateral entre ellos. Por otro lado, el ministro De Guindos ratificó ayer que los informes de las consultoras independientes contratadas por el Gobierno para analizar las necesidades de capital de la banca española se conocerán el jueves, la fecha fijada desde un principio por el Ejecutivo.
A pesar de que se había especulado con la posibilidad de que la consultora alemana Roland Berger y la estadounidense Oliver Wyman adelantaran sus resultados ante la inestabilidad de los mercados, De Guindos subrayó que los presentarán el 21.
El Fondo Monetario Internacional calculó que la banca española necesitaría unos 40.000 millones de euros, por debajo de los 100.000 millones que ha puesto Europa a disposición del sistema financiero español, y los mercados vaticinan que la cifra final podría situarse entre 60.000 y 70.000 millones.
Duro. El británico David Cameron criticó la política económica argentina.